Sofia Coppola estrena su nueva película en Apple Tv, On the Rocks, con un reclamo irresistible: el reencuentro con un actor maravilloso como Bill Murray, que protagonizó el film más popular de la directora, Lost in Translation (2003). La guionista y realizadora propone a una protagonista, Laura (Rashida Jones), en plena crisis de la mediana edad: su matrimonio con Dean (Marlon Wayans) se ha enfriado, su papel como madre le resta tiempo para sí misma, y su carrera como escritora parece estancada ante el famoso bloqueo creativo. Con Nueva York como escenario, Coppola canaliza el espíritu de Woody Allen en una película sencilla, cercana a la comedia, en la que los personajes son lo más importante. Sobre todo la fantasía de esos personajes, porque la sospecha de una posible infidelidad disparará la imaginación de Laura y provocará el reencuentro con su padre, Felix, un Bill Murray delicioso al que todos querríamos tener como padre, o como abuelo. Se inicia entonces una ligera investigación detectivesca para pillar al marido en una falta, en la que Laura se dejará llevar por su padre en una serie de aventuras cada vez más alocadas. Este liviano artefacto argumental esconde un conflicto de asuntos no resueltos entre la hija y el padre, que son el verdadero corazón de esta historia que en realidad no se complica buscando lo grave: la capacidad de silbar expresará en Laura el tránsito hacia la superación de su pequeña crisis existencial. Pero On the Rocks también invita a preguntarnos por una posible lectura autobiográfica en lo que escribe Sofia: ese padre divertido, que la mete en aventuras alocadas, pero que tiene un lado mujeriego y algo irresponsable, al que Laura echa en cara cierto abandono, puede encajar en la sombra alargada del padre de Coppola. Mencionemos también la elección de la protagonista y álter ego de la directora en su película, Rashida Jones, hija del famoso y exitoso productor musical, Quincy Jones. No debe ser casualidad.
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