Escapar de la vida que tenemos puede ser el sueño compartido de la gran mayoría. No estoy hablando de esos que mantienen la inocente ilusión de ganar la lotería o de montar un chiringuito en la playa, sino del deseo más profundo y complejo de romper con la realidad que nos rodea, de cambiar completamente de escenario y de personajes de reparto, de cambiar, incluso, de nombre. La mayoría de nosotros se consuela gracias a la ficción, en la que encontramos, como dice Garci, una "vida de repuesto". Si pensamos en el concepto del absurdo de Albert Camus, ese que le roba el sentido a la vida, que obliga a crear una moral propia y que equipara todos los actos como igual de inútiles, podríamos decidir también tener varias vidas, reinventarnos, ser actores siempre en busca de un nuevo escenario. Creo que ese es el sentido más profundo de películas recientes como Perfect Days (2023) en la que Wim Wenders celebra el mito de Sísifo con un personaje que se reinventa en una sencilla rutina; o también de la inquietante serie Severance (2022), donde la ciencia ficción nos permite soñar con volver a casa dejando atrás las frustraciones de la jornada laboral. Sobre esto también habla la directora Avelina Prat en una película preciosa, Una quinta portuguesa (2025), en la que se apoya en un magnífico Manolo Solo para contar la historia de un hombre, Fernando, que tras una pérdida insoportable, se deja llevar por acontecimientos casuales para comenzar una vida completamente diferente en otro país -Portugal-, con otro trabajo, con un nombre que no es el suyo. Con un ritmo contemplativo y creo que placentero, Prat nos lleva tranquilamente de la mano para que vayamos descubriendo lo que le pasa a Fernando, en una trama que mantiene el interés gracias a pequeños enigmas que se van resolviendo poco a poco y a giros sorprendentes. La directora y guionista concibe personajes entrañables, que Fernando se va encontrando por el camino, interpretados por Xavi Mira, una deslumbrante María de Medeiros o Branka Katic. Todos son personajes de esos que cambian la vida. Avelina Prat sigue desarrollando el estilo de su ópera prima, Vasil (2022), y se confirma como una autora capaz de fabricar mundos, muy parecidos al nuestro, pero habitados por personajes que dicen frases literarias, a los que nos gustaría conocer y a los que les pasan cosas como sacadas de un cuento. Una creadora de mundos en los que nos gustaría vivir, en la línea de maestros como Éric Rohmer, Aki Kaurismäki o Hong Sang-soo. Una quinta portuguesa es una celebración del placer de contar historias, de la sencillez de la vida, de la belleza de los paisajes -la fotografía es de Santiago Racaj-, de los mapas en papel y de la musicalidad del idioma portugués; del encuentro entre personas diferentes y de la necesidad de cambiar de vida, de reiventarse para buscar la felicidad propia y de hacer felices, también, a los demás.
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