F1 -ESPECTÁCULO PIROTÉCNICO


Basta ya de pedir disculpas por pasárselo bien en un cine. F1 (2025) es endiabladamente divertida y no hacen falta excusas por lo que no es. La película dirigida por Joseph Konsiski es un vehículo -perdonad el chiste- para Brad Pitt que aquí funciona en pantalla como una estrella de cine, de las de verdad, de las de antes. Pitt es el piloto veterano -veteranísimo- Sonny Hayes que, tras un traumático accidente en su juventud, vuelve a las carreras de máximo nivel por una última oportunidad para redimirse y ser campeón del mundo, para cumplir su gran sueño. Para ello le recluta el jefe de una escudería perdedora, un viejo amigo, Rubén Cevantes (Javier Bardem), que está a punto de perderlo todo. Hayes tendrá que competir con el joven piloto Joshua Pearce (Damson Idris) y ganarse la confianza del equipo, sobre todo de la ingeniera, Kate McKenna (Kerry Condon). El objetivo no es ser campeones de la Fórmula 1, sino ganar, aunque sea, una carrera. Y con esto, Kosinski fabrica una película que funciona como un tiro, pero que no admite escepticismos ni miradas irónicas: entretenimiento 
marca de la casa productora de Jerry Bruckheimer. Si el término 'americanada' sigue formando parte de tu vocabulario en 2025, esta no es tu película. F1 es una mezcla de Rocky (1976) y Top Gun: Maverick (2022) -dirigida esta última precisamente por Kosinski- en la que te crees al protagonista porque lo interpreta Brad Pitt, que tiene esa presencia en pantalla de las viejas estrellas de antes. Si aceptamos el juego que nos proponen es fácil dejarse llevar por un espectáculo cinematográfico de primer nivel con sus momentos épicos gracias a la música de Hans Zimmer, y un apartado visual increíble -la fotografía es de Claudio Miranda-, sobre todo si vemos esta película en una pantalla IMAX, en la que todo se conjuga para meternos dentro de un coche de carreras a máxima velocidad -el montaje lo firma Stephen Mirrione-. F1 es también, no nos engañemos, el mejor spot publicitario posible para este deporte del motor con multitud de cameos y guiños que seguramente alegraran a los fans. Y aunque la película no aspira a profundizar en los personajes ni en sus conflictos -el guión de Ehren Kruger se centra más bien en la mecánica de las carreras-, el héroe interpretado por Pitt sí que alcanza cierto peso dramático, llegamos a comprometernos emocionalmente con él, con este cowboy crepuscular luchando por mantenerse sobre el caballo en su último rodeo.

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