Tras el paso de la franquicia Star Wars de Dark Horse a Marvel Comics, aparece esta nueva serie protagonizada por el Sith. No es ni mucho menos la primera vez que un villano protagoniza un cómic. Pero en el caso de Darth Vader estamos hablando de quizás el más carismático de la cultura popular. Si George Lucas ya redimía al malvado al final de El Regreso del Jedi (Richard Marquand, 1983) las precuelas le convertían directamente en un héroe trágico encarnado por Hayden Christensen. Esta nueva serie continúa esa línea en la que Vader no es el maléfico villano sin fisuras de Una nueva esperanza (George Lucas, 1977). Es un miembro importante del Imperio, pero tiene sus propios intereses.
En el dibujo tenemos al español Salvador Larroca que encuentra aquí el mejor terreno para su estilo fotorrealista: ya realizaba "castings" en las series de superhéroes que ha hecho para Marvel: en su Iron Man, Tony Stark es Josh Holloway y Pepper, Nicole Kidman; sin olvidar que "fichó" a actores españoles como Lola herrera y José Coronado para dibujar a personajes secundarios. En serio. Creo que está opción de Larroca está mucho más justificada en un trabajo como Darth Vader, en el que debe copiar los rasgos de los actores protagonistas de las películas.
En el guión tenemos a Kieron Gillen que se ha encargado de series importantes como Uncanny X-Men. Gillen hace en Darth Vader un ejercicio de retrocontinuidad rellenando espacios entre Una nueva esperanza -lo mejor de este primer tebeo, para mí, es la página que funciona como flashback de esta película- y El Imperio contraataca (Irvin Kershner, 1980). Darth Vader sufre las consecuencias de la destrucción de la Estrella de la Muerte, contrata a Boba Fett y visita a Jabba el Hutt antes de que lo haga Luke en El Regreso del Jedi. Y ya que está en Tatooine, Anakyn aprovecha para cargarse a algunos moradores en las arenas, esos que mataron a su madre en El ataque de los clones (George Lucas, 2002).