No voy a mentir: no entendí al menos un 30% de los aplausos y las risas en la proyección de "The Day of the Doctor" en Madrid. Era un capítulo especial por el 50 aniversario de la serie, la más longeva en la historia de la televisión (récord Guinness y todo). Un capítulo de (auto)homenaje que recogía la historia de la serie desde 1963 y en el que hacían cameos los 13 doctores: puro "fan service". Para el no iniciado sería como ir a una cena con los amigos de la infancia de tu pareja: vas a pillar los chistes sobre Ana Botella, pero las anécdotas compartidas entre ellos te sonarán a chino: simplemente tú no estabas.
La sala de cine estaba llena de fans entregadísimos y disfrazados. Mi sutil homenaje, llevar unas zapatillas converse pasó bastante desapercibido entre las pelucas, las bufandas y las vistosas pajaritas. Pero ¿es necesario ese fanatismo para disfrutar con Doctor Who? Puede ser. Lo cierto es que pocos se atreven a sumergirse en una serie que se emite desde 1963, con un personaje principal que ni siquiera tiene nombre, y que sobre todo no tiene final... Porque Doctor Who puede durar... eternamente.
Hoy, la mayoría de la gente sigue fielmente varias series a la vez. Series que tienen una duración de entre 6 y 10 temporadas. Ya nadie recuerda que la mayoría de las series (americanas) "de antes" no tenían final ¿Alguien vio el final del "Equipo A"? ¿Alguien esperaba que el Enterprise llegase a su destino? Hace no mucho, odiamos el final de "Lost". Aplaudimos el final de "Breaking Bad". El desenlace de "Dexter" nos dio igual... y esperamos (temerosos) la conclusión de "Mad Men". Actualmente la gente entiende por ficción "de calidad" que, necesariamente, una serie tiene un final que debe ser al mismo tiempo espectacular... y coherente. Tiene que ser "lo esperado" y sorprender. Por eso la gente cuando oye hablar de "Doctor Who", desconfía: ¿Cuánto tiempo voy a invertir en "eso"?
El argumento de la serie no puede ser más sencillo: un extraterrestre "El Doctor", tiene aventuras en el espacio y en el tiempo, se enfrenta a enemigos alienígenas recurrentes, y tiene compañeros humanos para lograr la identificación con el espectador. Obviamente, el actor que interpretó al Doctor en 1963... ha muerto. Desde entonces, 11 actores han interpretado al personaje. El concepto es el mismo que el de James Bond y sus 6 actores en 23 películas (o como Batman: de Adam West a... Ben Affleck). El personaje se mantiene más o menos en su esencia a pesar de los cambios de actor. Clara Oswald diría que el soufflé no es el soufflé... sino la receta del soufflé. James Bond no es Sean Connery, ni Roger Moore, es "Bond, James Bond". Pero, a diferencia del agente 007, en Doctor Who han inventado una excusa argumental para justificar la renovación periódica de los actores que encarnan a su protagonista: la "regeneración". Eso permite que -vía viaje temporal- hasta 5 doctores puedan compartir una aventura al mismo tiempo, cosa impensable en la saga Bond. Sea como sea, al espectador medio parece resultarle difícil entrar en Doctor Who. 50 años de historia pueden intimidar a cualquiera. Pero no hace falta ver "Doctor No" para disfrutar de "Casino Royale", ¿o sí? En cambio, lo contrario, sí que es cierto: saber que el Ashton Martin que saca Daniel Craig en "Skyfall" es el mismo de Sean Connery en "Goldfinger"... Mola. Igual que reconocer un tribble de la serie clásica de los 60, en "Star Trek: en la Oscuridad"... Mola. Son detalles que producen un gozo muy especial en el "conocedor" (vale, en el friki) y también una sensación de superioridad ¿por qué no admitirlo? Esto lo puede entender el aficionado (otro friki) al fútbol: cuando Cristiano Ronaldo rompe un récord, lo disfrutará más el forofo que en su momento vio a Raúl establecer el récord anterior. Pero el que no sabe quién es Raúl, aplaudirá los goles de Ronaldo con el fervor de ver ganar a su equipo. En una serie como Doctor Who hay referencias a la serie clásica que pocos entienden... y tampoco pasa nada.
El equivalente a una ficción que no acaba como Doctor Who... son los cómics de superhéroes. Nadie espera el final de Spiderman (aunque haya muerto y resucitado varias veces). El hombre araña fue creado en 1962. Es uno de los pocos personajes de ficción que ha ido creciendo con sus lectores: en sus primeras aventuras tenía 15 años y estudiaba en el instituto, pero luego le hemos acompañado a la Universidad, nos enamoramos de sus primeras novias... y al final acabó casándose y hasta "divorciándose" (gracias a Joe Quesada) como la mayoría de nosotros. Spiderman nos acompaña desde hace décadas... y seguirá trepando-muros mucho después de nuestras muertes (crucemos los dedos). Pero la cosa se complica, porque, además... en un tebeo de Spiderman pueden aparecer los 4 Fantásticos (que existen desde 1961) o Hulk, o Iron Man, o el Capitán America. Todos esos personajes comparten un mismo universo de ficción que se llama Marvel Cómics. Interactúan constantemente, se intercambian antagonistas, compañeros y hasta novias. En un cómic de Spiderman, en 2013, se puede hacer referencia a una historia de 1965. No hace falta haber leído todo lo que ha publicado Marvel para entender cada historia. Es que es imposible haber leído todos esos cómics (y carísimo). Pero de vez en cuando, aparece un guiño a una historia de los 80, algo que leíste cuando tenías 10 años, y recordar aquello en 2013, con 40 tacos... es difícil de describir. No nos engañemos: la jugada es meramente comercial. Marvel Cómics quiere que compres las más de 20 series mensuales que publica y por eso, una vez al año, todas se cruzan, se conectan, en un gran evento que tiene repercusión en todos los personajes de la Casa de las Ideas (de las Secret Wars a Civil War o Invasión Secreta). Es como si... pusieran una bomba en la sede de la CIA en "Homeland", y los médicos de "Anatomía de Grey" atendieran a los heridos; la abogada Alicia Florrick representara a Carrie Mathison en el juicio para pedirle responsabilidades, y Will McAvoy decidiera hacerle una entrevista a Saul Berenson en su informativo ¿No sigue la mayoría de la gente esas series de televisión? ¿Aceptarían esos cruces? Probablemente no.
Como tampoco se suele aceptar el concepto de relato infinito. Por alguna razón, la gente parece preferir que las historias tengan un final y que sea satisfactorio (sea lo que sea eso). Si el último capítulo de "Lost" decepcionó es porque la serie no debía tener un final. Tendría que haber seguido eternamente como un cadáver exquisito (como la definió Devin Faraci en Badass Digest). Lo mismo ocurre con "Alias", con "Fringe"... y a prepararse porque "Homeland" va por el mismo camino de reinventarse cada temporada mientras la audiencia acompañe (y con la condición de cargarse a Dana Brody).
Esto en el fútbol no ocurre. El Barça puede ser campeón de la Liga este año, pero a nadie parece importarle que su triunfo sólo durará unos meses: enseguida llegará una nueva temporada y todo comenzará de cero. En el fondo, siempre es la misma "historia" ¿o no? (encima sólo pueden ganar dos equipos). La eterna discusión sobre si el mejor de todos los tiempos es el Madrid o el Barça no se va a decidir nunca. Siempre habrá una próxima Liga, un nuevo fichaje... Y nadie pone en duda que esto sea así...
Entonces ¿Por qué todas las historias deben tener un final en la ficción? El leit motiv de la séptima temporada de Doctor Who es que al Doctor no le gustan los finales. Y ese debería ser también nuestro lema. Por suerte (para mí) El Doctor nunca morirá. Mutará, se actualizará y se transformará una y otra vez. Es el héroe de las mil máscaras... y es inmortal. Somos nosotros los que tenemos los días contados.