El maratón de “Phenomena” para celebrar Halloween en Madrid no podía parecer más variado a primera vista: 3 películas muy diferentes que en principio poco tienen que ver… ¿o no?
“Noche de Miedo” (1985) está protagonizada por un chaval con padre ausente (estos abundaban en las películas de los 80) que primero se convierte en la versión patosa del James Stewart de “La Ventana Indiscreta” (1954). La pequeña diferencia es que su vecino no es un asesino, sino un vampiro. Y que Charlie Brewster crea que los vampiros existen demuestra que sigue siendo un niño, que se niega a “crecer”, esto es, le da miedo… perder la virginidad. El vampiro (Chris Sarandon) no sólo personifica los terrores edípicos de Charlie (el maldito intenta ligarse a su madre) sino que encima se le adelanta y desvirga el primero a su novia (a la que clava sus colmillos en el cuello, convirtiéndola en una vampiresa que da tanto miedo como una mujer sexualmente experimentada... para un chico virgen). Para convertirse en un hombre, Charlie tendrá que matar al padre/vampiro y dejar de creer en los monstruos que salen en la tele de su habitación. Porque “Fright Night” intenta modernizar el mito del vampiro (la referencia a Drácula es clara) y lo hace usando los efectos especiales más sofisticados de 1985, unos estupendos maquillajes de látex, un tono prestado de la "Amblin" y sobre todo mucho humor. Porque en el fondo, el director, Tom Holland, no se fía, no se atreve a ir en serio con su vampiro, y llena su película de tantos toques de humor que hoy es casi una comedia pura (el homenaje al "Nosferatu" de 1922 causó la carcajada más ignorante de todas). Y eso que, por si las dudas, Holland, marca diferencias entre su vampiro “realista”, y los chupasangres de la pequeña tele de Charlie Brewster. En la pequeña tele de Charlie aparecen cada noche los “miedos” del pasado: clásicos que recuerdan a la “Hammer” (en 1985 el terror de ese cine ya no se encuentra en pantalla grande), con sus ahora risibles murciélagos de goma que cuelgan de hilos. Películas dentro de la película protagonizadas por un cazador de vampiros: Peter Vincent, un homenaje a Vincent Price y a Peter Cushing (dos señores que en 1985 ya no asustaban a nadie). Precisamente, el presentador televisivo encarnado por Roddy Mcdowall pierde su trabajo porque ya nadie cree en vampiros: la chavalería sólo quiere psicópatas con machetes. El monstruo ya no representa “al otro”, sino a nosotros mismos.
Y la segunda película de “Phenomena” fue la que inició esa tendencia: el “Halloween” (1978) de John Carpenter. Una película "seria", que se toma en serio, con un discurso sobre el “mal puro” empotrado en los diálogos de Donald Pleaseance. Un clásico que produjo pocos sustos en el público de "Phenomena" 2013, y sí alguna risilla ignorante. Quizás era imposible pedir otra cosa a “Halloween”, después de incontables secuelas, un potente remake (2007), y esa larguísima saga "copycat" que es Viernes 13: la gran mayoría ofrecen más muertes, más sangre, más sexo… y menos calidad. Pero si algunos espectadores de “Phenomena” 2013 intentaron reír con “Halloween”, pocos lo consiguieron. A pesar de apuntes y situaciones que se han quedado inocentes, Carpenter sabía muy bien lo que se hacía. También quiso este director diferenciar su "nuevo" terror, de los miedos del pasado. En las teles que miran algunos personajes de “Halloween” aparecen clásicos de los cincuenta que ya no asustaban en 1978. Primero Carpenter se permite predecir su propio futuro, homenajeando a su maestro Howard Hawks con "The Thing" (1951) -luego él mismo haría un remake de “La Cosa” (1982) superior al original-. Pero, más importante, es que Carpenter deja claro que a finales de los 70, el terror no viene del espacio exterior a apoderarse de nuestros cuerpos. El terror somos nosotros mismos, y por eso, en otra tele vemos “Planeta Prohibido” (1956) ¿Intenta decirnos Carpenter que Michael Myers es un monstruo del id como en la película de Fred M. Wilcox? ¿Reprime Laurie Strode sus instintos? Es una chica solitaria (“soy demasiado inteligente para los chicos”) y también es virgen (como Charlie Brewster) ¿Es casualidad que sea la única que se salva de morir en manos del asesino? Se ha acusado a Carpenter de conservador por esto, pero quizás la lectura debería ser justo la contraria: ¿Puede ser Michael Myers la energía sexual reprimida de Laurie liberada de su subconsciente para vengarse de sus "descerebradas" amigas liberadas?
Seguramente también son vírgenes los protagonistas de la película sorpresa de "Phenomena", ésta claramente una comedia: “El terror llama a su puerta” (1986). Sus protagonistas, Chris y J.C., son un único personaje dividido en dos. El primero busca novia desesperadamente, el segundo es un mero "sidekick" cuyas muletas representan la incapacidad de ambos para adaptarse a la sociedad. El objetivo de los dos es que Chris encuentre el amor, y en un apunte devastador, éste no lo conseguirá hasta que J.C. desaparezca (muera). Porque Chris se apoyaba en J.C. como este último lo hacía en sus propias muletas. “Night of the creeps” nos muestra un universo social (muy realista) en el que los guapos y fuertes ligan… y los listos no tienen ninguna oportunidad. Pero precisamente por ello, los más aptos sucumbirán a esa metáfora de enfermedad venérea que son las sanguijuelas que transforman a jugadores de fútbol americano y cheerleaders en zombies sin mente que sólo quieren reproducirse infectando a otros. “Night of the Creeps” esconde su bajo presupuesto convirtiéndose en comedia, y acumulando referencias para frikis (muy parecidos a sus protagonistas… y seguramente también vírgenes). Los personajes de la película tienen apellidos de directores del género: Cronnenberg, Landis, Raimi, la Universidad Corman y por supuesto Carpenter). La película parodia terrores del pasado como la ciencia ficción de los cincuenta, o la clásica “Noche de los Muertos Vivientes” (1968). No en balde, la siguiente película de su director, Fred Dekker, reúne a los monstruos de la Universal de los cuarenta (que en 1986 tampoco asustaban a nadie) y los convierte en “The Monster Squad” (1987) en los antagonistas de unos chavales sacados de “Los Goonies” (1985). Nada más lejos de los "monster mashup" clásicos como "House of Frankenstein" (1944) o “House of Drácula” (1945).
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