FRACTURED (ADAM GIERASCH, 2013)


Con un planteamiento interesante -aunque no demasiado original- en el que el protagonista despierta de un coma sin recordar nada de su pasado, Fractured comienza muy fuerte gracias a las enigmáticas imágenes de pesadilla que persiguen a Dylan (Callum Blue) y que le obligan a indagar en su pasado.


La película tiene una estética y una banda sonora noventera que le da cierto encanto y un aire pasado de moda que se puede disfrutar. Pero el desarrollo de la historia, en el que Dylan investiga su pasado, está lastrado por diálogos inocentes -con su psiquiatra y con un cura salido de la nada- y sobre todo por su apuesta por no continuar con el planteamiento sobrenatural sino por los derroteros de un thriller convencional más bien poco interesante. Es una pena que los autores no hayan decidido explorar más esa dimensión infernal en la que entra y sale un aterrorizado -y algo llorica- Dylan. Para el recuerdo, la manera en la que atisba el lado oscuro de su vida anterior: descubre que le gusta que le metan el dedo en el culo. En serio. 


Uno de los reclamos de la película, la presencia de un Vinnie Jones pasado de rosca -protagoniza una escena gore que rompe el tono de la historia- también parece desaprovechada. El final, lejos de ser satisfactorio, resulta apresurado. Lo mejor, la escena en la que Jones da de comer a las gaviotas, que caen fulminadas al tragar trozos de pan envenenados.

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