FEAR AND TREMBLING (2 DE NOVIEMBRE DE 2015) -AVISO SPOILERS-
El tono crepuscular de la segunda temporada de Fargo se debe a que todos los personajes miran hacia el futuro. Resulta contradictorio, ya lo sé, pero pensemos que la historia se sitúa en 1979, por lo que el espectador actual sabe lo que pasó en Estados Unidos en la década de los ochenta. La serie hace continuas referencias a Ronald Reagan -elegido presidente en 1981- casi como si se tratase de la fecha en la que Skynet toma el poder en Terminator (James Cameron, 1984): después llegaría el Apocalipsis.
El destino de los personajes de esta temporada de Fargo está emitido. Los espectadores hemos visto la primera temporada, situada en la actualidad, y sabemos lo que ocurrirá. Sabemos que Lou Solverson (Patrick Wilson) acabará medio cojo y retirado de la policía. Sabemos que su mujer, Betsy Solverson (Cristin Milioti) morirá de cáncer; que Hank Larsson (Ted Danson) habrá fallecido también, y sospechamos que la familia mafiosa de los Gerdhart ya no tiene ningún poder. Esto convierte cada acción de estos personajes en un esfuerzo inútil en el marco de una existencia absurda. Recordemos que el título del episodio anterior era El mito de Sísifo. Temor y temblor -título de este episodio- se refiere a otro escrito filosófico, de Kierkegaard, en el que se plantea si un acto "malo" puede ser considerado "bueno" si lo manda Dios.
Cuando el cáncer de Betsy se extiende, esta se apunta a un experimento médico. Solo la mitad de los voluntarios recibirán el medicamento real, mientras el resto será un grupo de control que tomará un placebo. Resulta doloroso ver la confianza de Lou en que su mujer está recibiendo el medicamento verdadero, cuando sabemos que Betsy morirá. No son los únicos apuntes pesimistas. Ed Blomquist (Jesse Plemmons) sueña con su futuro, con ser el dueño de la carnicería, con tener hijos... pero su mujer, Peggy (Kirsten Dunst), se ha gastado los ahorros de la inversión en un curso feminista y toma la píldora sin que lo sepa su marido. A este matrimonio -que intenta ocultar el haber atropellado a Rye Gerhardt (Kieran Culkin)- Lou les da una advertencia que creo sintetiza el espíritu de la temporada: "Ya estáis muertos". Lou se refiere a que Ed y Peggy no son conscientes del peligro que corren tras haber matado a un Gerhardt: el indio que trabaja para los mafiosos (Zahn McClarnon) ya ha entrado en su casa-. Pero Lou podría referirse también a que la mayoría de los personajes que le rodean -en 1979- estarán muertos en ese "futuro" que conocemos de la primera temporada.
La "lolita" Simone Gerhardt (Rachel Keller) se queja de haberse perdido los años 60 -las drogas, el amor libre- y su sorprendente amante, Mike Milligan (Bokeem Woodbine), le da la razón. El matón asegura que los años 70 han sido como "una resaca". El espíritu de ese momento histórico, de ese 1979 según Noah Hawley, ha recorrido hasta ahora todos los episodios. Los personajes se refieren continuamente a Richard Nixon y el caso Watergate, a la guerra de Vietnam -el indio se queja del racismo con el que le enviaban a las misiones más peligrosas- reflejando un clima desencantado que se suma al miedo a una inminente guerra de bandas entre los Gerhardt y las familias de Kansas City. Además, las alusiones al fenómeno OVNI -aquí el indio ve luces en el cielo y se usan imágenes del clásico El hombre del planeta X (Edgar G. Ulmer, 1951) para otra falsa película de Ronald Reagan- enrarecen la atmósfera de la serie y aportan un tono de trascendencia bigger than life que me encanta. Al final del capítulo, mirando las estrellas, Lou Solverson reflexiona, "no hay bien ni mal".
CAPÍTULO ANTERIOR: THE MYTH OF SISYPHUS
Cuando el cáncer de Betsy se extiende, esta se apunta a un experimento médico. Solo la mitad de los voluntarios recibirán el medicamento real, mientras el resto será un grupo de control que tomará un placebo. Resulta doloroso ver la confianza de Lou en que su mujer está recibiendo el medicamento verdadero, cuando sabemos que Betsy morirá. No son los únicos apuntes pesimistas. Ed Blomquist (Jesse Plemmons) sueña con su futuro, con ser el dueño de la carnicería, con tener hijos... pero su mujer, Peggy (Kirsten Dunst), se ha gastado los ahorros de la inversión en un curso feminista y toma la píldora sin que lo sepa su marido. A este matrimonio -que intenta ocultar el haber atropellado a Rye Gerhardt (Kieran Culkin)- Lou les da una advertencia que creo sintetiza el espíritu de la temporada: "Ya estáis muertos". Lou se refiere a que Ed y Peggy no son conscientes del peligro que corren tras haber matado a un Gerhardt: el indio que trabaja para los mafiosos (Zahn McClarnon) ya ha entrado en su casa-. Pero Lou podría referirse también a que la mayoría de los personajes que le rodean -en 1979- estarán muertos en ese "futuro" que conocemos de la primera temporada.
La "lolita" Simone Gerhardt (Rachel Keller) se queja de haberse perdido los años 60 -las drogas, el amor libre- y su sorprendente amante, Mike Milligan (Bokeem Woodbine), le da la razón. El matón asegura que los años 70 han sido como "una resaca". El espíritu de ese momento histórico, de ese 1979 según Noah Hawley, ha recorrido hasta ahora todos los episodios. Los personajes se refieren continuamente a Richard Nixon y el caso Watergate, a la guerra de Vietnam -el indio se queja del racismo con el que le enviaban a las misiones más peligrosas- reflejando un clima desencantado que se suma al miedo a una inminente guerra de bandas entre los Gerhardt y las familias de Kansas City. Además, las alusiones al fenómeno OVNI -aquí el indio ve luces en el cielo y se usan imágenes del clásico El hombre del planeta X (Edgar G. Ulmer, 1951) para otra falsa película de Ronald Reagan- enrarecen la atmósfera de la serie y aportan un tono de trascendencia bigger than life que me encanta. Al final del capítulo, mirando las estrellas, Lou Solverson reflexiona, "no hay bien ni mal".
CAPÍTULO ANTERIOR: THE MYTH OF SISYPHUS
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