BOYHOOD (RICHARD LINKLATER, 2014)


-AVISO SPOILERS-

Lo que más me ha impresionado de Boyhood es su voluntad de contar la historia de una vida entera utilizando pequeños momentos que se van acumulando, en lugar de centrarse en los grandes acontecimientos vitales. Es la forma narrativa que elige Linklater y es completamente coherente con el fondo, con el mensaje, de una película única. El director y guionista, por si acaso, resume esta visión de la existencia en una frase que su protagonista, Mason (Ellar Coltrane), dice justo al final de la cinta: "siempre es ahora".


Durante 165 minutos asistimos a 12 años de la vida de Mason y de su familia. En la mayor parte del metraje, el protagonista funciona como el eje alrededor del cual giran otros personajes: sus padres, su hermana, su novia. El conjunto de todos ellos va sumando hasta conformar la experiencia de una vida entera: al final, la madre de Mason (Patricia Arquette) se queja amargamente de que lo siguiente para ella es "un funeral". Salimos de la sala de cine con la extraña sensación de haber pertenecido a una familia ficticia.


Mucho de lo que le ocurre a los personajes de Boyhood nos ha pasado a nosotros. Es nuestra propia vida en una pantalla de cine. La decisión de incluir elementos generacionales muy específicos -Dragon Ball, Harry Potter, los videojuegos- no nos distancia de los personajes por su particularidad: es fácil encontrar los equivalentes de la época que nos ha tocado vivir. En la misma línea, la película hace retratos de personajes muy específicos -la votante enamorada de Obama, el inmigrante mexicano que logra superarse, el abuelo ultracatólico y amante de las armas- que parecen proponer un retrato de la sociedad estadounidense contemporánea. El mismo Linklater afirma que Boyhood es "una película de época en el presente".


Para mí, lo más bonito de la película son los pequeños apuntes que dan a entender que el padre (Ethan Hawke), nacido en 1970, vio de pequeño la trilogía clásica de Star Wars (1977-1983) y su hijo Mason, nacido en 1994, vio las precuelas (1999-2005). La Guerra de las Galaxias vista como un puente entre generaciones. Como una experiencia compartida entre padre e hijo.

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