FACE MY ENEMY (14 OCTUBRE DE 2014) -AVISO SPOILERS-
El agente Coulson le da un puñetazo en la cara a la agente May (Ming-Na Wen) y luego le dice: "May odia el café". La frase es un ejemplo de cómo ha mejorado Agentes de S.H.I.E.L.D, al menos en mi opinión, esta temporada. Todo comienza con un cuadro religioso que milagrosamente se ha salvado del incendio de una iglesia y que esconde detrás del lienzo los extraños símbolos alienígenas que funcionan como McGuffin esta temporada. Un inicio muy Expediente X (1993-2002): Bien. A continuación, vemos a Coulson y May, en sus mejores galas, infiltrándose en una fiesta exclusiva para recuperar dicho cuadro. La escena, que hemos visto repetirse en la saga Bond, es también muy Alias (2001-2006): Bien. Aparece enseguida Glenn Talbot (Adrian Pasdar) un militar que persigue a los protagonistas incansablemente -en los cómics hacía lo mismo con Hulk- y el episodio parece correr el riesgo de convertirse en un capítulo más de relleno. Pero entonces se nos desvela una conexión con HYDRA que hace que todo encaje, y que tengamos la sensación de que esta historia sí que hace avanzar la trama principal de la temporada. En ese momento, descubrimos que los guionistas han estado jugando hábilmente con nosotros al sacarse de la manga unas máscaras -muy Misión Imposible- que permiten a los villanos suplantar la identidad de los héroes. Justo a tiempo para que May se enfrente a una escena de tortura que nos hace recodar, de nuevo, a Alias: Muy bien y sí, no hay nada nuevo en este episodio de Agentes de S.H.I.E.L.D pero los guionistas saben que nos están contando "lo de siempre" y se aprovechan de ello para darle un giro a cada elemento que hace que todo resulte entretenido. Lo mejor es que estos clichés son el armazón de una historia centrada en el personaje de May. La estoica agente hace de pez fuera del agua en la lujosa fiesta y luego se juega con lo que conocemos de su personalidad cuando una agente de HYDRA intenta suplantarla. El clímax es una pelea entre May y su doble, que resulta verdaderamente entretenida y que recuerda a escenas similares en (otra vez) Alias y en Kill Bill: volumen 1 (Quentin Tarantino, 2003). No por casualidad, el episodio está dirigido por Kevin Tancharoen, con experiencia en coreografiar escenas de pelea (Mortal Kombat: Legacy, 2011) y baile (Fama, 2009). En la trama secundaria, protagonizada por Fitz (Iain De Caestecker) hay también un momento muy ingenioso basado en su dificultad para encontrar las palabras adecuadas para expresarse. Sus compañeros deben completar sus frases antes de que su avión explote.
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