Nominada al Oscar al mejor guión adaptado, Tigre Blanco -disponible en Netflix- es una absorbente película india sobre el clasista sistema de castas. Dirigida por el estadounidense de origen indio, Ramin Bahrani, que adapta la novela del periodista Aravind Adiga, la película es un rabioso retrato de la sociedad india que resulta escandaloso para el espectador occidental. El protagonista es Balram, cuya trayectoria vital seguimos desde que era niño, para ir luego descubriendo las limitaciones de su clase social. Balram -estupendamente interpretado por Adarsh Gourav, nominado al Bafta- descubre pronto que sus oportunidades de progresar en la vida son escasas por su condición social y económica, pero también por las tradiciones de su país: no podrá elegir una carrera, ni su oficio y ni siquiera la mujer con la que desea casarse. Con una narrativa literaria en la que predomina la voz en off, pero que utiliza el lenguaje audiovisual para convertir en cine lo que cuenta Balram, veremos cómo el protagonista se muestra ambicioso para escapar de un destino decretado de antemano por el lugar y la familia en la que ha nacido. Balram se convertirá en un sirviente, que revela la situación prácticamente de esclavitud de estos trabajadores y nos muestra un mundo de reglas y condiciones infrahumanas francamente alucinante. Con ecos de Uno de los nuestros (1990) o Casino (1995) de Martin Scorsese, estamos ante el relato de un crimen castigado por la ley, pero que en el escenario moralmente ambiguo de la película nos llevará por callejones narrativos insospechados. Tigre Blanco es una estupenda película con un rabioso mensaje sobre la injusticia social, las desigualdades y las asfixiantes tradiciones de la India, denunciadas desde dentro.
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