La vida era eso es una película de pequeños detalles que se pueden escapar si no miramos con atención. Un bollo de masa, o una granada que parece sangrar, pueden representar, en determinados momentos de la trama, un corazón, órgano vital de nuestros cuerpos que desencadena, por partida doble, el conflicto de la historia. El realizador David Martín de los Santos, nominado al Goya en la categoría de mejor director novel, nos presenta a dos personajes que se encuentran, dos mujeres muy diferentes y en distintos momentos de la vida: María -Petra Martínez, nominada al Goya como mejor actriz principal- y Verónica -Anna Castillo- cuyos caminos se cruzan casualmente. Este encuentro servirá para provocar un cambio vital en María, que emprenderá un viaje para descubrir quién es Veronica, en el que acabará descubriéndose, claro, a sí misma. Estamos ante un drama despojado de carga lacrimógena, que Martín de los Santos guía sin estridencias, contradiciendo las expectativas del espectador en algunos momentos y retrasando situaciones que sí seremos capaces de anticipar. El encuentro de María con varios personajes irá enriqueciendo su periplo vital para hablarnos de la vida, de la necesidad de ser libres y también de ser valientes para conseguirlo. La vida era eso habla de lo importante que son las pequeñas necesidades, que deben ser satisfechas, y de los pequeños placeres, incluso los más tontos. Y de cómo hay que escuchar lo que nos dice nuestro corazón, en lugar de satisfacer siempre a los que nos rodean. Una película hecha a medida para uno de esos personajes que no abundan en el cine, me temo, el de una mujer madura que se replantea su vida tras una situación de vida o muerte. Esto que puede parecer el planteamiento de la enésima comedia francesa, es aquí una historia contada de forma inteligente, sencilla y visualmente estimulante. Vale la pena verla en cines.
LA VIDA ERA ESO -EMPEZAR DE NUEVO
La vida era eso es una película de pequeños detalles que se pueden escapar si no miramos con atención. Un bollo de masa, o una granada que parece sangrar, pueden representar, en determinados momentos de la trama, un corazón, órgano vital de nuestros cuerpos que desencadena, por partida doble, el conflicto de la historia. El realizador David Martín de los Santos, nominado al Goya en la categoría de mejor director novel, nos presenta a dos personajes que se encuentran, dos mujeres muy diferentes y en distintos momentos de la vida: María -Petra Martínez, nominada al Goya como mejor actriz principal- y Verónica -Anna Castillo- cuyos caminos se cruzan casualmente. Este encuentro servirá para provocar un cambio vital en María, que emprenderá un viaje para descubrir quién es Veronica, en el que acabará descubriéndose, claro, a sí misma. Estamos ante un drama despojado de carga lacrimógena, que Martín de los Santos guía sin estridencias, contradiciendo las expectativas del espectador en algunos momentos y retrasando situaciones que sí seremos capaces de anticipar. El encuentro de María con varios personajes irá enriqueciendo su periplo vital para hablarnos de la vida, de la necesidad de ser libres y también de ser valientes para conseguirlo. La vida era eso habla de lo importante que son las pequeñas necesidades, que deben ser satisfechas, y de los pequeños placeres, incluso los más tontos. Y de cómo hay que escuchar lo que nos dice nuestro corazón, en lugar de satisfacer siempre a los que nos rodean. Una película hecha a medida para uno de esos personajes que no abundan en el cine, me temo, el de una mujer madura que se replantea su vida tras una situación de vida o muerte. Esto que puede parecer el planteamiento de la enésima comedia francesa, es aquí una historia contada de forma inteligente, sencilla y visualmente estimulante. Vale la pena verla en cines.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario