DEALS WITH OUR DEVILS (29 DE NOVIEMBRE DE 2016) -AVISO SPOILERS-
Tras años de tebeos de superhéroes, seriales cinematográficos de aventuras, películas, series de televisión y videojuegos, conocemos de antemano todas las historias. Agentes de S.H.I.E.L.D se mueve además en unas coordenadas de sobra conocidas al contarnos un simple enfrentamiento entre el bien y el mal. Los héroes deben salvar obstáculos hasta superar a un antagonista principal, que en estos primeros compases de la cuarta temporada tiene el rostro de Eli Morrow (José Zuñiga), científico renegado que por la vía de un libro místico, ha conseguido transformarse en la piedra filosofal, capaz de crear materia de la nada. Convengamos además que, a pesar del atractivo de la idea sobre el papel, su encarnación no ha resultado demasiado satisfactoria. Por lo que los guionistas deben buscar la forma de contarnos lo mismo de siempre de una forma mínimamente original. Por ello, proponen aquí la recapitulación de lo narrado desde diferentes puntos de vista. Primero asistimos a los hechos posteriores a una gran explosión: los agentes Mack (Henry Simmons) y May (Ming-Na Wen) buscan al villano y a sus compañeros. Un relato, si se quiere, rutinario y poco emocionante. Pero luego, estos hechos vuelven a ser relatados desde el punto de vista de Coulson (Clark Gregg), Fitz (Iain de Caestecker), y Robbie Reyes (Gabriel Luna), atrapados en una dimensión paralela que les impide ser vistos o interactuar con los otros personajes. La propuesta no es inédita, pero es buena y funciona. Luego el interés de esta entrega descansa en momentos divertidos como el misterio del inhumano que debe salvar Simmons (Elizabeth Henstridge); cuando el espíritu de la venganza de Ghost Rider decide poseer a Mack; o cuando la naturaleza robótica de Aida (Mallory Jansen) se revela como la única capaz de leer el peligroso libro Darkhold.
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