Spike Lee dirige para Netflix Da 5 Bloods que reincide en la línea combativa de Infiltrado en el KKK (2018) y vuelve a poner sobre la mesa las mismas estrategias: mensaje político en una mezcla de ficción y materiales documentales que dan contexto y apoyan las tesis el autor. Aquí, Lee vuelve a hablar de Estados Unidos, de patriotismo y de la opresión histórica de la raza negra al cuestionar la participación de los afroamericanos en la guerra de Vietnam. Para ello, construye un drama de personajes, en el que cuatro veteranos vuelven al país asiático para recuperar el cuerpo de un quinto miembro de su pelotón -y por una causa más, que no desvelaré-. Interpretados por Delroy Lindo, Norm Lewis, Isiah Witlock Jr. y el gran Clark Peters -estos dos últimos, recordados por The Wire-, los cuatro excombatientes representan diferentes aspectos de la realidad actual estadounidense -la película incluye referencias al muy actual movimiento de Black Lives Matter- con numerosos dardos a Trump -Spike Lee nunca se ha cortado un pelo-. Con las letras de Marvin Gaye puntuando la banda sonora, se exponen temas como el horror de la guerra, las cicatrices del pasado, en un tono que evita lo crepuscular, a pesar de la madurez de los protagonistas. Creo importante resaltar la figura, idealizada, del soldado fallecido en la guerra, Norman, interpretado por Chadwick Boseman, célebre por su papel en Black Panther (2018) equivalente africano del Capitán América, de cuya imagen Lee se aprovecha, reconociendo, además, la necesidad de referentes afroamericanos en la cultura popular -tema presente en la mencionada Infiltrado en el KKK-. Sin evitar el sentido del humor, acordándose de Apocalypse Now (1979) pero también de El tesoro de sierra madre (1948), Spike Lee nos propone una sorprendente aventura por la selva vietnamita, que significa una reivindicación, un ajuste de cuentas, para los protagonistas y por extensión, para los afroamericanos. Lee no es el director más dotado para las escenas de acción, y en ciertas secuencias parece a punto de patinar, pero es en el interesantísimo desarrollo del personaje de Paul (Delroy Lindo) donde el autor ofrece un drama personal que se aleja del panfleto y que verdaderamente escarba en la condición humana.
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