THE EMPTY MAN -SUMA DE TERROR


Estrenada casi de tapadillo en Disney Plus, The Empty Man es una sólida y muy oscura cinta de terror, escrita y dirigida por David Prior. Lo más llamativo del film es su capacidad para mantener al espectador pegado a la pantalla mientras el relato muta constantemente: apenas han pasado 5 minutos de metraje cuando nos encontramos con el primer momento terrorífico, en este caso, un poderoso misterio que propulsará el relato de formas insospechadas y muy estimulantes. James Lasombra -curioso apellido- es un expolicía -cumplidor James Badge Dale- de enigmático y traumático pasado, que debe investigar la desaparición de una joven, Amanda (Sasha Frolova). Este planteamiento puede resultar convencional, pero no es más que el esqueleto argumental. La carne y los músculos de esta película están en la narración visual de Prior, que nos mantiene en una tensión constante, atentos a una amenaza difícil de precisar; y también en lo no contado, en lo que adivinamos en los detalles, en lo que callan los personajes: el verdadero origen del hallazgo ocurrido en los primeros minutos; lo ocurrido en el pasado del protagonista y su relación con la víctima, o la razón por la que dejó de ser un policía. Todos estos elementos enriquecen un relato denso, que va tocando varios palos del terror: el horror cósmico de ciencia ficción; el miedo a perder la identidad, muy relacionado con las sectas apocalípticas; la pérdida, el trance de la adolescencia y la crisis de la madurez; el terror psicológico; a lo que hay que sumar elementos del cine de fantasmas, de posesiones, el slasher, el giallo y sobre todo, las leyendas urbanas, la del Empty Man del título. Todo esto bien mezclado en una trama sólida, de investigación policial, que se adentra en las oscuridades del alma humana y que incluso presenta una filosofía nihilista que le da una sombría vuelta a la meditación, el yoga y la new age. Con vocación de película de culto, The Empty Man es una estimulante cinta de terror que se presta a ser revisitada para buscar pistas en sus múltiples recovecos y que propone un universo muy interesante que no me importaría ver expandido en futuras entregas.

FALCON Y EL SOLDADO DE INVIERNO -PATRIOTISMO POST TRUMP


Marvel Studios continúa en Disney Plus su ambicioso plan -muy exitoso hasta ahora- de crear una gran narración que interconecta películas y series de televisión. Así, la serie Falcon y el Soldado de Invierno surge directamente de la película Vengadores: Endgame (2019), en la que el Capitán América, Steve Rogers (Chris Evans), abandonaba su identidad heroica -y su escudo- para vivir toda una vida con Peggy Carter (Hayley Atwell). Rogers se despedía de sus dos compañeros, Sam Wilson (Anthony Mackie) y Bucky/Soldado de Invierno (Sebastian Stan), confiando al primero su legado. Es entonces cuando arranca esta nueva ficción, desarrollada por Malcolm Spellman, que enfrenta a los dos héroes ante el reto de unos Estados Unidos sin un Capitán América, además de a la amenaza de un nuevo grupo terrorista, los Sin Banderas. Si Bruja Escarlata y Visión era una propuesta refrescante y novedosa, Falcon y el Soldado de Invierno mantiene una continuidad total -genérica, de tono y por supuesto, argumental- con Capitán América: El Soldado de Invierno (2014) y Capitán América: Civil War (2016). Así, veremos aquí el regreso de personajes de aquellas entregas, como el acrobático Batroc (Georges St-Pierre), la agente Sharon Carter (Emily VanCamp) y sobre todo el Barón Zemo (Daniel Brühl), en mi opinión, el personaje más interesante de la serie. Estamos, por tanto, ante una trama de espías y conflictos internacionales, que nos lleva a varios países -incluyendo la ficticia Madripoor, o la aparición de agentes de Wakanda- con dobles agentes y traiciones en cada giro argumental. La serie tiene, además, espectaculares secuencias de acción: peleas y persecuciones de altísimo nivel -sobre todo para la televisión-. Falcon y el Soldado de Invierno no defrauda, pero tampoco sorprende, dándole al espectador de las películas de Marvel lo esperado. 

Lo innovador de todo el Universo Cinematográfico de Marvel es cómo desarrolla a sus personajes, que en este caso tienen arcos que provienen de los films mencionados, y cómo les hace avanzar en su evolución: aquí Bucky hace las paces, por fin, con su pasado como agente de la malvada organización Hydra; y Sam Wilson deja de ser un héroe secundario para convertirse en un símbolo de su país. Así, al finalizar esta serie, los dos personajes están listos para vivir una nueva aventura, en una hipotética cuarta entrega de la saga del Capitán América. Todo esto está coordinado de una manera tan inteligente -supongo que por Kevin Feige- que cada entrega de Marvel se las arregla para satisfacer al espectador casual, y además, para el fan acérrimo, consigue un efecto de acumulación de historias pasadas y guiños que multiplica los significados de lo que vemos sirviéndose de esa macro-historia compartida. Un placer equiparable al de un cinéfilo que reconoce una referencia a Ingmar Bergman en un film de Woody Allen. Me gustaría hablar también de los temas que presenta la serie además de su intriga argumental, planteando que no hay 'buenos' ni 'malos', sino personas -y héroes- con defectos y que cometen errores. Así, podemos llegar a simpatizar con una terrorista como Karli (Erin Kellyman) mientras aborrecemos al nuevo Capitán América, el fascista John Walker (Wyatt Russell), que representa al Gobierno de Estados Unidos y a una idea equivocada del patriotismo que resulta ciertamente pertinente tras el final del mandato de Donald Trump. La idea de una 'América' que debe ser recuperada -y que se ha perdido, como constatamos al ver que los bancos ya no dan créditos a la clase trabajadora, una idea, por cierto, presente también en Minari (2021) o Nomadland (2021)- está magníficamente expresada a través de un objeto: el mítico escudo del Capitán América, McGuffin emocional y símbolo de los valores de una nación. La serie introduce, además, un claro debate sobre la cuestión racial en el país norteamericano, a través del personaje de Isaiah Bradley (Carl Lumbly), que sumado a la historia personal y familiar de Sam Wilson se convierte en un comentario sobre lo que significa ser estadounidense para las minorías raciales.

BREVE GUÍA DE LOS OSCAR 2021 -LAS NOMINADAS A MEJOR PELÍCULA


Como cada temporada, repaso los premios Oscar, que en este 2021 vienen marcados por el covid. Esto ha significado que hemos podido ver pocas de las candidatas en cines, pero también que la gran mayoría de las nominadas están disponibles en plataformas digitales antes de la gala, lo que facilita revisarlas. Voy a centrarme solo en las 8 candidatas a la mejor película: en Indienauta encontraréis textos más extensos acerca de prácticamente todas, además de artículos sobre las nominadas a película documental y de animación. Las 8 cintas que aspiran al mayor premio son todas notables y yo diría que tienen una calidad media alta. En mi opinión, si bien no hay ninguna obra -quizás- mayúscula, tampoco se ha colado ninguna cinta deficiente, algo que suele ocurrir casi cada año. He ordenado las candidatas según mis preferencias personales para comentarlas, pero quiero dejar claro que no hay demasiada distancia entre una y otra.

De mejor a peor, comienzo con la gran favorita para llevarse el Oscar a la mejor película, Nomadland, que confirma a la directora Chloé Zhao como un talento a seguir. Zhao da un paso más allá de la línea documentalista de las anteriores Songs My Brothers Taugh Me (2015) y The Rider (2017) incorporando al proyecto a una actriz de la talla de Frances McDormand. Creo que este recurso más decidido hacia la ficción permite que la tercera película de Zhao llegue más lejos y que su mensaje sea más universal, al contarnos también la historia de un personaje, con un conflicto emocional, situado en un paisaje de denuncia social. Lo más probable es que Nomadland se lleve el premio más importante, el de mejor directora, el de guión adaptado y a la mejor edición, todo para Zhao, además de a la mejor fotografía, para Joshua James Richards. También opta al premio a la mejor actriz principal (McDormand). Cambiando de asunto, va a ser muy interesante ver lo siguiente de Zhao: Eternals para Marvel Studios. Disponible en Disney Plus el 30 de Abril.

Judas y el mesías negro es una magnífica película, basada en hechos históricos, sobre cómo se infiltra un delincuente de poca monta, por orden del FBI, en un grupo de Panteras Negras. La cinta dirigida por Shaka King está nominada a 6 premios Oscar. Además de como mejor película, tiene dos nominaciones al mejor actor de reparto, para Lakeith Stanfield, magnífico como el infiltrado, y para Daniel Kaluuya, soberbio como el líder radical Fred Hampton y claro favorito para llevarse la estatuilla. También opta a premios al mejor guión original, a la mejor canción original, Fight For You, y a la mejor fotografía, de Sean Bobbitt. Está en alquiler en plataformas digitales.

Otra película importante es Una joven prometedora, estimulante mezcla de cine de autor, cine de género y de denuncia, que habla con humor negro de un asunto tan serio como la cultura de la violación. Está nominada a 5 premios Oscar y el que más suena es el de mejor actriz protagonista, para Carey Mulligan, que está espectacular en un rol que la obliga a interpretar en varios registros diferentes. La película nos descubre el talento como directora y guionista -ya la conocíamos como actriz- de Emerald Fenell, nominada en ambas categorías, que bien puede llevarse la estatuilla al mejor guión (aunque podemos ponerle pegas a un desenlace algo forzado y no demasiado satisfactorio). La película opta también a la mejor edición, de Frédéric Thoraval.

Sigo con Minari, emotiva obra sobre la lucha de una familia de inmigrantes en Estados Unidos que se enfrenta a todo tipo de obstáculos para descubrir que lo importante es mantenerse unidos. Opta a 6 premios de la Academia y probablemente sea la única que podría dar la sorpresa arrebatándole el premio a la mejor película a Nomadland. La estatuilla más probable de Minari sería para la nominada a mejor actriz secundaria, Youn Yuh-Jung, en el papel de una abuela tan entrañable como mal hablada. También está nominado Lee Isaac Chung por su labor como director y como guionista; Steven Yeun como mejor actor y mencionemos también la estupenda música de Emile Mosseri.

Curiosamente, una gran película como Mank, con 10 nominaciones, apenas suena de cara a los premios. Y probablemente no ha tenido demasiada repercusión en el público. Por lo que ya estoy viendo los titulares de la 'gran decepción' de los Oscar. David Fincher cuenta una historia muy personal -el guión es de su padre, Jack Fincher- que al mismo tiempo habla de Hollywood y de la situación política en Estados Unidos -en la era Trump-. Están nominados Fincher como director; la gran interpretación de Gary Oldman como el guionista Herman Mankiewicz; la estupenda actuación de Amanda Seyfried; la música de Trent Reznor y Atticus -también nominados y favoritos para ganar por Soul-; la fotografía de Erik Messerchmidt; el sonido, el diseño de producción, vestuario, y maquillaje y peluquería. Puede llevarse, precisamente, el premio al estupendo diseño de producción de una película que recrea el Hollywood clásico. Se puede ver en Netflix.

Sound of Metal es una película estupenda, cuya principal virtud es la gran interpretación de su protagonista, Riz Ahmed, como un músico que pierde la audición y con ella, su vida entera. Esta cinta disponible en Amazon Prime Video está nominada en seis categorías: además de a mejor película y a mejor actor para Ahmed, hay que hablar de un excelente Paul Raci como mejor actor de reparto, del guión original y la edición. Sound of Metal es la favorita para llevarse precisamente el galardón al mejor sonido, utilizado de forma muy hábil para hacernos entender el drama que vive el protagonista.

The Father también se centra en su personaje principal, magníficamente interpretado por Anthony Hopkins, cuya percepción distorsionada de la realidad marca la narrativa del film dirigido por Florian Zeller. Con el tono de una cinta de terror, el guión juega a dejar al espectador tan confuso y aterrorizado como su protagonista. Anthony Hopkins, nominado a mejor actor, puede dar la sorpresa -el favorito es Chadwick Boseman-. La película está nominada también al mejor guión adaptado, diseño de producción, edición y a la mejor actriz de reparto, Olivia Colman.

La cinta que menos me convence de las nominadas a mejor película en los Oscar es El juicio de los 7 de Chicago de Aaron Sorkin, guionista y director de mucho talento, que aquí resulta más superficial de lo habitual, en una historia poco matizada y demasiado maniquea en mi opinión. También está nominada a 6 premios: creo que suena como favorita para llevarse el de mejor edición -Alan Baumgarten- y puede dar la sorpresa en la categoría de mejor guión original arrebatándoselo a Una joven prometedora. El resto de candidaturas son al mejor actor de reparto, Sacha Baron Cohen; fotografía, Phedon Papamichael; y la canción original Hear my voice.

Además de las 8 nominadas a mejor película hay que hablar de algunas cintas más que pueden llevarse algún premio Oscar. Es el caso de La madre del Blues, notable drama de época sobre el racismo, una adaptación teatral que nos presenta a la cantante Ma Rainey, interpretada por Viola Davis que puede ganar la estatuilla a la mejor actriz. En la misma película, el tristemente fallecido Chadwick Boseman es el favorito para ser el mejor actor a título póstumo. También es favorito este film en las categorías de maquillaje y peluquería, con la participación del español Sergio López-Rivera, y por su diseño de vestuario. Mencionemos también una sexta candidatura para el diseño de producción en una estupenda recreación de época.

La favorita para ganar el Oscar a la mejor película extranjera es la danesa Otra ronda de Thomas Vinterberg, nominado además al mejor director. Yo habría colocado esta interesante reflexión sobre la vida -bañada en alcohol- entre las candidatas a mejor película, y a su actor protagonista, un magnífico Mads Mikkelsen, entre los mejores intérpretes. Por último, la canción original que más suena para llevarse premio puede ser Speak Now de Leslie Odom, Jr. -nominado a mejor actor de reparto- y Sam Ashworth, en la notable Una noche en Miami. En cuanto a los efectos especiales -mi categoría favorita- Cielo de medianoche de George Clooney parece que se llevará el gato al agua, por encima de films más resultones como Tenet y De amor y monstruos.

PENÍNSULA -ACCIÓN ZOMBIE



En 2016, cuando el audiovisual cinematográfico y sobre todo televisivo estaba saturado de zombies, el director surcoreano Yeon Sang-Ho sorprendió con la estupenda y refrescante Train to Busan. Era su primera película de acción real, tras una varias cintas de animación, incluyendo Seoul Station (2016), ambientada en el mismo apocalipsis zombie que el mencionado film. Ahora, Sang-Ho presenta una tercera entrega de sus muertos vivientes contorsionistas y espasmódicos en la alucinante Península. En ella, la acción se traslada cuatro años después de la epidemia zombie en Corea, que ha sido abandonada a su suerte. Los protagonistas son cuatro refugiados en Hong Kong, que tendrán que volver a su país para recuperar un camión que transportaba dinero. Como pueden adivinar, Sang-Ho convierte esta nueva película en un film de acción criminal, en el que los protagonistas tendrán que infiltrarse en territorio de los muertos vivientes -o infectados, si lo prefieren-. Así, aunque la película comienza como un epílogo de Train to Busan, en el mismo tono, pronto se convierte en una vibrante cinta de acción, que se traslada a un escenario post apocalíptico cercano a la saga de Terminator Mad Max -y mencionemos otro referente: Doomsday (2008) de Neil Marshall-. La película es muy divertida, sumando al terror tiroteos, peleas de artes marciales, vertiginosas persecuciones de coche, mucho humor -gracias a unos personajes pasadísimos de rosca- y sobre todo muchas ideas. Sang-Ho tiene un montón de ideas para generar tensión, miedo, para sorprender, gracias a brillantes recursos argumentales y de puesta en escena. La película nos mantiene entretenidos durante todo su metraje gracias al ingenio con el saca partido a los zombies, y a cómo reaccionan a los ruidos y a las luces brillantes; y también introduciéndonos en las divertidas estrategias de supervivencia de los que se han quedado atrapados en Corea y en la gamberra sociedad tribal que han formado un grupo de exmilitares. Pura diversión en una película de tono muy diferente a Train to Busan, pero a la misma altura, aunque comparta con esta un final melodramático algo forzado.

TIGRE BLANCO -DESIGUALDAD POR TRADICIÓN


Nominada al Oscar al mejor guión adaptado, Tigre Blanco -disponible en Netflix- es una absorbente película india sobre el clasista sistema de castas. Dirigida por el estadounidense de origen indio, Ramin Bahrani, que adapta la novela del periodista Aravind Adiga, la película es un rabioso retrato de la sociedad india que resulta escandaloso para el espectador occidental. El protagonista es Balram, cuya trayectoria vital seguimos desde que era niño, para ir luego descubriendo las limitaciones de su clase social. Balram -estupendamente interpretado por Adarsh Gourav, nominado al Bafta- descubre pronto que sus oportunidades de progresar en la vida son escasas por su condición social y económica, pero también por las tradiciones de su país: no podrá elegir una carrera, ni su oficio y ni siquiera la mujer con la que desea casarse. Con una narrativa literaria en la que predomina la voz en off, pero que utiliza el lenguaje audiovisual para convertir en cine lo que cuenta Balram, veremos cómo el protagonista se muestra ambicioso para escapar de un destino decretado de antemano por el lugar y la familia en la que ha nacido. Balram se convertirá en un sirviente, que revela la situación prácticamente de esclavitud de estos trabajadores y nos muestra un mundo de reglas y condiciones infrahumanas francamente alucinante. Con ecos de Uno de los nuestros (1990) o Casino (1995) de Martin Scorsese, estamos ante el relato de un crimen castigado por la ley, pero que en el escenario moralmente ambiguo de la película nos llevará por callejones narrativos insospechados. Tigre Blanco es una estupenda película con un rabioso mensaje sobre la injusticia social, las desigualdades y las asfixiantes tradiciones de la India, denunciadas desde dentro.

UNA JOVEN PROMETEDORA -CINE DE GÉNERO PARA PENSAR


Lo más rompedor de Una joven prometedora es convertir en comedia un tema muy incómodo. No es que la película se ría de ello, de hecho, se toma un asunto terrible completamente en serio, pero el tono de este estupendo film nominado a 5 Oscars es de un humor negrísimo. Un recurso distanciador que permite que la historia sea digerible y soportable, porque de lo contrario, la indignación sería la emoción principal en el espectador. De hecho, creo que el humor permite una reflexión mucho más provechosa que la mera denuncia. La historia nos presenta a Cassandra -ya sabéis, la heroína trágica griega que tenía el don de la profecía, pero a la que nadie creía- interpretada por una magnífica Carey Mulligan -justamente nominada al Oscar-, una joven que busca venganza tras quedar traumatizada por un hecho trágico de su pasado. Esa misión de venganza de Cassandra permite al argumento exponer todos los elementos de una sociedad machista y de la cultura de la violación: el culpar a la víctima, los abogados que cínicamente defienden a las 'manadas' y hasta cómo las propias mujeres prefieren el silencio. Todo esto queda retratado en la película como una ácida sátira social en la que no se salva nadie. Pero ojo, porque no estamos ante un simple panfleto feminista. La película está firmada por la actriz -y ahora directora a tener en cuenta- Emeradl Fennell, intérprete que recordaréis como Camilla Parker Bowles en The Crown, además de ser guionista en Killing Eve (en esta, su primera película, hace un pequeño cameo como una youtuber que da consejos sobre maquillaje). Fennell -nominada al Oscar como directora y guionista- sorprende por la inteligencia y el atrevimiento de su ópera prima, en la que utiliza un planteamiento estético pop como otro elemento distanciador: aunque se parezca mucho, Una joven prometedora no ocurre en el mundo real -si es que lo hace alguna película- sino en una realidad cinematográfica estilizada, similar a la de las obras de Quentin Tarantino -comparen el traje de enfermera 'sexy' de Cassandra con el de Daryl Hannah en Kill Bill (2004)-, y a la del cine de género exploitation o grindhouse. Así, la película es al mismo tiempo cine de autor, cine de denuncia, cine de género y una reflexión sobre el propio cine como vehículo de ideas. Si, en mi opinión, el tono de Una joven prometedora recuerda poderosamente al de películas como Heathers (1988) o Tumba abierta (1994), Fennell lanza un dardo envenenado a otra comedia negra, Very Bad Things (1998) que nunca volveremos a ver con los mismos ojos. Además de todo esto, creo que lo que eleva el film por encima de la media son sus personajes, muy bien escritos y mejor interpretados. Fíjense en lo bien que está planteada la relación entre Cassandra y Ryan (Bo Burnham), en el entrañable padre interpretado por el veterano Clancy Brown, y en general, en todos los actores, estupendos en pequeños papeles, matizando personajes que no son nunca, del todo, seres malignos, sino seres humanos, aunque despreciables. 
Por último, el gran mérito de Una joven prometedora es que nos hace pensar sobre cada giro de su trama y cada decisión de la protagonista, y más importante, sobre el comportamiento de las víctimas de su venganza.

DE AMOR Y MONSTRUOS -DESPUÉS DEL FIN DEL MUNDO


Muy de vez en cuando aparece una película que me entusiasma y eso me pasa con De amor y monstruos, estupenda aventura adolescente disponible en Netflix y nominada al Oscar a los mejores efectos especiales. La película plantea un futuro distópico y pasado de rosca en el que un meteorito provoca mutaciones imposibles en insectos, anfibios y lagartos, que acaban con la mayor parte de la población mundial y obligan a los humanos a refugiarse bajo tierra. En este ambiente conocemos a nuestro protagonista, Joel (Dylan O´Brien) quien, por amor, tendrá que atreverse a viajar enfrentándose a todo tipo de criaturas gigantes y mortíferas. No engaño a nadie, De amor y monstruos no inventa nada. Viéndola te acuerdas de películas recientes como Zombieland (2009) -con la que haría una buena doble sesión- pero también de clásicos apocalípticos en los que la supervivencia es lo importante, como Soy Leyenda en sus diferentes versiones -o incluso la serie The Walking Dead- y el entrañable cameo de Bruce Spence como 'Old Pete' necesariamente nos hace pensar en Mad Max. Y es inevitable emocionarse. Tiene además esta película un tono cercano a esas cintas de monstruos de stop motion que hacía el maravilloso Ray Harryhausen -aunque aquí los efectos especiales sean digitales- especialmente visible en un monstruoso cangrejo que nos hace viajar hasta La isla misteriosa (1961). Hay mucho de sentimental en esta película, para el fan del cine fantástico, como la aparición, en un pequeño papel como supuesto mentor -con un giro sorprendente- de Michael Rooker. La estructura argumental es, además, harto conocida: sigue las etapas del famoso viaje del héroe de Joseph Campbell prácticamente al pie de la letra. Pero a pesar de transitar por lo ya visto, De amor y monstruos me ha ganado por el mimo con el que desarrolla a su personaje protagonista, consiguiendo que nos identifiquemos con él en su búsqueda y con sus miedos y dudas. Estamos ante una película que tiene aventura, acción, sentido de la maravilla, mucho humor y que da buen rollo porque en ella todos los personajes son positivos -incluso algún monstruo-. Su mensaje es el de la solidaridad -y el amor- tras el fin del mundo y eso conecta con los tiempos que corren ¿O no?

CALLS -EL PODER DE LO IMAGINADO


La ciencia ficción siempre ha sido un género de ideas. En el cine, aunque ahora estemos acostumbrados a aparatosos blockbusters, la ciencia ficción se ha movido también en los presupuestos limitados, sobre todo antes de que obras como 2001: Una odisea del espacio (1968), Encuentros en la tercera fase (1977) o Star Wars (1977) cambiaran el paradigma del género hacia lo espectacular. En las dos últimas décadas, sin embargo, hemos vivido el auge de la sci fi low cost, con obras tan estimables como Primer (2004), L
os Cronocrímenes (2007) o Coherence (2013). Propuestas de mucho ingenio que no necesitan de grandes efectos especiales ni presupuestos. A esta tendencia tenemos que sumar la estupenda serie de Apple Tv, Calls, desarrollada por el uruguayo Fede Álvarez -Posesión Infernal (2013), No respires (2016)- que lleva al extremo la idea de que el concepto importa más que los medios. La serie de Álvarez -basada en un formato francés -creado por Timothée Hochet- nos presenta una historia contada, exclusivamente, a través de llamadas telefónicas. Voces en off de actores muy conocidos -Aubrey Plaza, Rosario Dawson, Pedro Pascal, Paul Walter Hauser, Lily Collins, Karen Gillian, Nick Jonas, Aaron Taylor Johnson, Mark Duplass, Clancy Brown, Stephen Lang, Danny Huston, Jennifer Tilly o Danny Pudi entre otros- expresadas en pantalla mediante infografías y textos. Nunca vemos lo que ocurre. Tenemos que imaginarlo. Y eso tan sencillo es el gran acierto de una miniserie absorbente, que consigue momentos terroríficos y también que nos comamos la cabeza con los giros argumentales que no desvelaré. Es mejor ver Calls sin conocer demasiado de su argumento, y dejarnos sorprender. Digamos que el tema que aborda es un clásico de la ciencia ficción, pero con una vuelta tan original como divertida. Serie muy inteligente, de puro guión, Calls pone a prueba la capacidad interpretativa de las voces de sus actores y también destaca por la manera tan creativa de poner en pantalla las conversaciones telefónicas, utilizando todo tipo de recursos gráficos para apoyar la narración. Imprescindible para los fans de la ciencia ficción.

HILLBILLY, UNA ELEGÍA RURAL -EL SUEÑO AMERICANO


Cada año aparece entre las candidatas a los premios Oscar una película basada en hechos reales, casi siempre un relato de superación con final moralizante, rematada en los créditos finales con las fotos de los verdaderos protagonistas de la historia para que podamos apreciar el 'realismo' de la propuesta. Esa película este año es Hillbilly, una elegía rural, disponible en Netflix y dirigida nada menos que por un veterano como Ron Howard, responsable de películas que van desde Willow (1988) hasta Una mente maravillosa (2001) que le valió el Oscar. Howard es un realizador solvente, al que quizás le falta carisma incluso en sus mejores obras y esta, no es de las mejores. Basada en el libro autobiográfico de J.D. Vance, interpretado en la película por Gabriel Basso, la historia sigue su trayectoria vital, la de un 'paleto' de la América Profunda que consigue superar o trascender la familia disfuncional que le ha tocado en suerte. Hillbilly plantea la clásica historia de superación como demostración del sueño americano: el esfuerzo y el trabajo llevan al éxito. Un planteamiento que se antoja inocente -aunque sea verídico en este caso- y que no tiene en cuenta las circunstancias sociales y económicas que restan oportunidades a J.D. Pero el objetivo no es hablar de las desigualdades, sino de hacernos creer que Vance es un chico especial que ha conseguido aislarse de su perjudicial entorno -porque todos los de su clase sí acabarán siendo criminales- para conseguir codearse con los privilegiados que estudian leyes para luego ingresar en un bufete de abogados -retratados como idiotas clasistas-. Y de paso, encontrar el verdadero amor. Esta forma de plantear unos hechos reales puede ser discutible -al menos para mí- pero la película se resiente de que, alrededor del protagonista, hay tres personajes femeninos mucho más interesantes, interpretados, además, por excelentes actrices. Haley Bennet es la hermana, luchadora, de J.D; una estupenda -como siempre- Amy Adams es la madre con problemas de drogas y por último, nada menos que Glenn Close es la abuela, justamente nominada al Oscar por su papel aquí. Tres mujeres cuyas historias, quizás, habría sido mucho más estimulante contar. Pero esa es solo mi opinión.

LIBERTAD -BANDOLEROS Y CAMINOS


Con el muy actual título de Libertad, el director Enrique Urbizu -No habrá paz para los malvados (2011)- presenta una nueva obra en dos formatos: como película en cines y como serie en Movistar Plus, montaje este último que comento en estas líneas. Se trata de una ficción sobre bandoleros -el referente audiovisual es Curro Jiménez (1977)- en el que el personaje principal es Lucía 'La Llanera', bien interpretada por la cantante Bebe como una mujer fuerte en un mundo de hombres, que de hecho la persiguen con el fin de someterla, asesinarla, silenciarla o poseerla. Libertad es una serie sobre la violencia, que aparece en dos formas: la ejercida desde el poder, que puede ser legal, representado por el Gobernador (Luis Callejo) y Don Anastasio (Pedro Casablanc); y también desde un poder de facto que ejercen las bandas criminales que lideran el 'Aceituno' (Isak Férriz) y el 'Lagartijo' (Xabier Deive); pero también una violencia brutal, propia de unos tiempos sin ley ni derechos humanos, que es la que necesariamente utiliza 'La Llanera' para sobrevivir, para no ser violada o para proteger a su hijo, Juan (Jason Fernández). El argumento se plantea como un serial de aventuras en el que la heroína se enfrenta continuamente a enemigos, persecuciones y fugas. Muy bien rodada, con bastante acción y una estupenda fotografía de Unax Mendia, el tono de la serie es el de un western, con gran protagonismo de los paisajes, ese monte que es el símbolo de la libertad que busca 'La Llanera'. Creo, personalmente, que la serie falla, sin embargo, al no encontrar un punto de vista más definido: la heroína no se convierte en protagonista. Hay un personaje interesante -que recuerda a Sin Perdón (1992)- interpretado por Jorge Suquet, un cronista encargado de registrar los hechos de 'La Llanera' y de imprimir la leyenda. Un personaje que, sin embargo se disuelve durante la serie. Esta falta de anclaje para el espectador conlleva a que vayamos saltando de una cosa a la otra, perdiéndose la implicación emocional del espectador y el interés por la trama principal. Libertad funciona muy bien en sus pasajes aislados, en el itinerario de Luisa y su hijo, que se van encontrando por el camino a diferentes personajes -caso del interpretado por Ginés García Millán- y quizás se habría beneficiado de una estructura más claramente episódica.

OTRA RONDA -LA JUVENTUD PERDIDA


¿Os habéis parado a pensar alguna vez que la única forma de celebrar que tenemos es beber alcohol? Da igual que sea un bautizo, una boda o la final de la Champions: asociamos la alegría con la ingesta de bebidas alcohólicas. Yo que soy abstemio siempre he encontrado curiosa esa falta de imaginación común a toda la humanidad. Pero al mismo tiempo lo entiendo: la vida es una mierda y necesitamos una copa, de vez en cuando, para sobrellevar nuestras penas. Un poco de esto habla Otra ronda, una de las películas del año, del danés Thomas Vinterberg, al que conocimos en la fermentación del movimiento Dogma'95 -junto a Lars Von Trier- con la estupenda Celebración (1998). Aquí, Vinterberg vuelve a aliarse con el magnífico actor Mads Mikkelsen -La caza (2012)- que injustamente no ha sido nominado al Oscar. Otra ronda tiene un planteamiento manido -un grupo de hombres, profesores de instituto, en la crisis de la madurez- con un giro bastante original -deciden beber alcohol, cada día, justo lo suficiente para enfrentarse a la vida con cierta alegría-. Este experimento alcohólico, como era de prever, no lleva a ningún lado, pero le sirve a Vinterberg para plantear los conflictos propios de la mediana edad: la pérdida de entusiasmo por el trabajo, el amor, la paternidad y por la vida. Evidentemente, el alcohol no es la solución -ni el problema- del grupo de colegas que protagoniza la historia, encarnados por Thomas Bo Larsen, Lars Ranthe y Magnus Millang, además de Mikkelsen. El director refleja a su cuarteto protagonista de hombres maduros en el espejo de un grupo de adolescentes felices y perpetuamente borrachos que exigen a los adultos que recuperen la alegría de vivir. 
Vinterberg hace bien en no satanizar el alcohol y en mantener el mensaje de su película en la ambigüedad: de vez en cuando, sí que podemos reencontrar la chispa vital en el fondo de una botella. Pero debemos aceptar también la resaca que vendrá luego. Nominada al Oscar a la mejor película extranjera -ganará seguramente-, Otra ronda es divertida, tierna, tiene mucho humor, pero no evita mostrar el lado más patético de la existencia, pidiéndonos que aprendamos a aceptarnos y a perdonar los errores de los demás, porque todos somos humanos (sin demasiada imaginación).

LOS ESTADOS UNIDOS CONTRA BILLIE HOLIDAY -UNA FRUTA EXTRAÑA


Es una pena que la actriz Andra Day, nominada al Oscar, haga un trabajo estupendo dando vida a la cantante de jazz Billie Holiday en una película fallida. La intérprete hace suyo el personaje e incluso se atreve a cantar sus canciones, lo que justifica que escuchemos temas enteros del repertorio de Holiday durante una película de metraje abultado. Un debut cinematográfico absolutamente espectacular, que ya le ha valido a Day el Globo de Oro. Por lo demás, Los Estados Unidos contra Billie Holiday es un desastre. La película producida y dirigida por Lee Daniels -Precious (2009) y El mayordomo (2013)- es tremendamente irregular, con graves problemas de ritmo narrativo. El material de partida no puede ser más atractivo: una figura legendaria en la música, enfrentada al tremendo racismo de su época, perseguida por el FBI y además, una mujer atormentada por su pasado, víctima de varias adicciones y presa de relaciones tóxicas con hombres que solo buscan aprovecharse de ella. Material dramático de primera, que se  desaprovecha por la incapacidad del guión -basado en un libro periodístico de Johann Hari sobre la guerra contra las drogas, Chasing the Scream (2015)- para centrarse en un aspecto de una historia que sobre todo revela el poder subversivo de la canción Strange Fruit, como protesta contra los terribles linchamientos de negros en Estados Unidos. Así, la trama de 
Los Estados Unidos contra Billie Holiday nos habla de racismo, claro, y de la figura trágica de Holiday, pero también de sus problemas con las drogas, con los hombres y con el FBI, sin que con todo ello consigamos profundizar en la psicología de la cantante. Los antecedentes de sus traumas se nos revelan en un plano secuencia que hábilmente introduce flashbacks mezclados con nuevos hechos. Una secuencia brillante que, lamentablemente, no congenia con el resto del film. Hay además una pseudo historia de amor, protagonizada por un agente encubierto (Trevante Rhodes) que habría sido un interesante punto de vista narrativo, pero que acaba siendo una subtrama más. La indignante caza de brujas a la que se ve sometida Holiday tampoco es satisfactoria al carecer de un 'villano' potente: Harry Anslinger (Garret Hedlund) parece que va a tener una importancia mayor al principio de la cinta, pero acaba diluyéndose junto a los otros aspectos de la historia. En definitiva, muchas cosas que contar, estorbándose unas con otras, para acabar acumulándose en una película sin garra.

LOS OSCAR 2021: LOS NOMINADOS A MEJOR DOCUMENTAL


En mi opinión, la película documental más potente en los Oscars de 2021 es la rumana Collective, doblemente nominada porque también aparece como candidata a la mejor película extranjera. Dirigida por Alexander Nanau, la historia arranca con un incendio, en la discoteca Colectiv de Bucarest, en el año 2015, en el que mueren 65 jóvenes. Una tragedia que podría ser simplemente la crónica de un accidente que revela negligencias -como que el local careciera de una salida para incendios- y del dolor de los padres ante la pérdida de sus hijos o de las víctimas supervivientes, gravemente quemadas. Pero el incendio es solo el comienzo de un apasionante relato que sigue primero al periodista Catalin Tolontan para destapar las deficiencias del sistema de salud rumano, incapaz de tratar adecuadamente a los quemados. Esto lleva a su vez a descubrir la corrupción de los hospitales que acaba provocando la dimisión del ministro de Sanidad, sustituido por el activista Vlad Voiculescu, que se convierte entonces en el foco de atención de la cámara de Nanau. Lo más sorprendente de este documental es precisamente cómo sigue toda la peripecia de los protagonistas, que van descubriendo, poco a poco, la profunda corrupción del sistema rumano: negligencias, sobornos, enchufes, e incluso muertes en extrañas circunstancias que equiparan a la clase política con la mafia. La profunda decepción de los protagonistas, según van destapando escándalo tras escándalo, es tremenda. Creo que el espectador español, lamentablemente, podrá trazar varios paralelismos con respecto a la política nacional, sobre todo ante la crisis sanitaria que atravesamos por el covid. Son los mismos personajes, los mismos partidos, los mismos interesas políticos y la misma ocultación de la verdad, la misma falta de responsabilidad, aunque las coordenadas geográficas sean otras. Demoledor. Collective se puede ver en HBO.

Al parecer, el favorito para llevarse el Oscar al mejor documental es Lo que el pulpo me enseñó, disponible en Netflix y la película perfecta si, por lo que sea, queréis dejar de comer pulpo. El protagonista es un documentalista, Craig Foster, que sufre una crisis existencial que le aparta de su trabajo. Para superarla, decide volver a sus orígenes y recuperar el contacto con el mar que tuvo de niño. Dedicado al submarinismo, Foster descubre un increíble bosque de algas submarino, que recorre diariamente, lo que permite adentrar al espectador en un mundo de colorido espectacular -la fotografía es asombrosa-. Allí se esconde un pulpo hembra, que Foster decide visitar todos los días, para acabar descubriendo una inteligencia inusitada en el animal, comparable a la de un perro, un gato o incluso, un simio. Foster humaniza al pulpo y proyecta en el cefalópodo todas sus frustraciones y su necesidad de encontrar un nuevo sentido para su vida. Un encuentro entre un hombre y un animal que Foster interpreta de forma inocente, espiritual e incluso, romántica. Ya he dicho que el documental es espectacular en sus imágenes -dirigen Pippa Ehrlich y James Reed- y su historia engancha proponiendo un viaje para el protagonista, que acaba viendo en el pulpo a un ser capaz de reconocerle. Se nos dice además que el cambio urdido en Foster le convertirá en mejor padre, cuando su hijo Tom decide seguir sus pasos como amante de la naturaleza.

Atención también a Crip Camp, una película muy interesante sobre la lucha por los derechos civiles de las personas con discapacidad en Estados Unidos. Producida por Michelle y Barack Obama, la historia comienza con un campamento de verano para adolescentes con discapacidad que se regía por el espíritu de libertad del movimiento hippie. Una especie de Woodstock para jóvenes con discapacidad en el que, por primera vez, podían sentirse integrados y liberados de las múltiples barreras de su vida cotidiana. La película, dirigida por James Lebrecht y Nicole Newnham, se beneficia de una gran cantidad de material filmado, en la época, en dicho campamento, cuya aproximación desprejuiciada y no paternalista cambió la vida de los que participaron en él: algunos de ellos, como Judith Heumann, se convirtieron más tarde en activistas que protagonizaron protestas para pedir la aprobación de una ley que acabara con las barreras -sobre todo arquitectónicas- que mantenían a las personas de movilidad reducida aisladas, privándolas de sus derechos civiles más elementales. Crip Camp se puede ver en Netflix.

La siguiente nominada de la que hablo es Time, película que, como deja claro su título, es una reflexión sobre el tiempo y sobre el sentido de la vida. La protagonista, Fox Rich, es una madre marcada por la espera a que su marido salga de prisión, tras ser condenado a 60 años de cárcel. Como una Penélope que espera la vuelta de Ulises, Fox tendrá que criar sola a sus hijos y presionar para conseguir una reducción de la pena de su pareja. Fox, que también estuvo en la cárcel al participar en el atraco que condenó a su esposo, dará un vuelco completo a su vida, haciendo que el arrepentimiento por la decisión de cometer dicho crimen influya en su relación matrimonial, en la educación de sus hijos, en abrazar la fe evangélica, y en cuestionar el sistema penitenciario. Time es una reflexión sobre el tiempo porque nos obliga a entender la condena de Rob Rich -personaje que permanece casi siempre fuera de campo- a través de los vídeos caseros grabados por Fox, en los que vemos cómo madura ella y cómo crecen sus hijos ¿Es realmente justo privar a una persona y a su familia de su vida por cometer un crimen? Time está disponible en Amazon Prime Video.

Por último, nuestra favorita sentimental debe ser El agente topo, estupenda cinta chilena que con ternura, humor y una entretenida trama detectivesca, nos enfrenta a las verdades más duras de la vida: la muerte, la vejez, la soledad, en resumen, lo complicado que es afrontar el final de la existencia. Además, es una crítica demoledora sobre el trato que damos como sociedad a nuestros ancianos, aparcados en residencias donde, lamentablemente, su vida se convierte en la triste espera de un desenlace inevitable. En Indienauta he escrito un texto más extenso sobre el documental de la directora Maite Alberdi, que se puede ver todavía en cines.

LOS OSCAR 2021: LAS NOMINADAS A MEJOR PELÍCULA DE ANIMACIÓN

Desde el año 2002, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas premia a la mejor película de animación. En aquella ocasión, la primera ganadora fue -aunque parezca increíble- Shrek. A partir de entonces, Pixar y Disney han acaparado la mayor cantidad de premios, dominando la categoría de forma aplastante. 2021 continúa esta tendencia con una clara favorita para llevarse el Oscar: Soul es la previsible vencedora -hay un texto más extenso sobre ella en Indienauta- y no solo por el referido historial ganador del estudio, sino por la calidad de la cinta dirigida por Pete Docter. Una unión perfecta entre animación y música -la banda sonora de Trent Reznor, Atticus Ross y Jon Batiste está nominada, además del sonido- que cuenta una historia divertida, filosófica y universal sobre la muerte y el sentido de la existencia, que nos enseña que el éxito es relativo y que a veces, obsesionarse con una meta, nos impide disfrutar de la vida. Está disponible en Disney Plus.

Pixar también ha conseguido una segunda nominación con Onward -también he escrito un artículo sobre ella en Indienautauna entretenida aventura fantástica en tono de humor, con muchas referencias a los juegos de rol y a universos como los de J.R.R. Tolkien o Dungeons & Dragons, y que habla de cómo la pérdida de un ser querido -el padre de los protagonistas- puede complicar -pero también acelerar- el proceso de maduración. A pesar de su excelente animación y los medidos guiones a los que nos tiene acostumbrados Pixar, es una cinta menor que también se puede ver en Disney Plus.

La propuesta de Wolfwalkers, dirigida por Tomm Moore -y Ross Stewart- es diametralmente opuesta a la potente animación en 3D y de aspiración realista de Pixar-Disney. Aquí encontramos preciosos dibujos en dos dimensiones, lo que llamaríamos animación tradicional, que juegan con las formas geométricas y con un look cercano al esbozo -se notan los bocetos, como hechos a lápiz, por debajo de los personajes-. Una estética preciosa, que recuerda a las ilustraciones de cuentos, que prescinde de la perspectiva -la aldea donde ocurre  la acción está expresada como un mapa medieval, plano- y que me ha recordado a Gustav Klimt. Una estética, además, que responde al planteamiento de la historia, que contrapone la naturaleza -el bosque- con la ciudad -la opresión-. Las líneas de los soldados ingleses son rectas, mientras que los lobos -y los irlandeses, ojo al guiño político- aparecen más redondeados, en una historia de fantasía sobre el encuentro entre una niña humana y una chica loba. Es una maravilla que se puede ver en Apple TV.

Granjagedón es la última aventura de la oveja Shaun, que cuenta con la maravillosa animación tradicional, artesanal y encantadora de los estudios Aardman. La película es un homenaje a la ciencia ficción con extraterrestres, con guiños y referencias a H.G. Wells y La Guerra de los Mundos, a 2001: Una odisea del espacio (1968), Encuentros en la tercera fase (1977), sobre todo a E.T., el extraterrestre (1982),  e incluso a los Expedientes X (1993) entre otros. La cinta es magnífica en su narración puramente visual y su confección del gag -herederos de ese cine mudo, ya perdido, de Chaplin, Keaton y Lloyd-, aunque haya también chistes sonoros, gracias a la capacidad de imitación del alien, Lu-La. Se puede ver en Amazon Prime Video.

Por último, Más allá de la Luna es una coproducción entre Estados Unidos y China, en la que el animador de Disney, Glen Keane debuta en el largometraje, con un guión de la fallecida Audrey Wells -Bajo el sol de la Toscana (2003)- y canciones que recuerdan con fuerza a Frozen, todo esto inyectado en la cultura china. La animación es estupenda -aunque creo que técnicamente está un par de peldaños por debajo de Pixar- y el guión comienza siendo costumbrista y sólido, para luego dar un salto hacia la fantasía que diluye un poco el argumento. Creo que le falta sustancia a la leyenda que sustenta la película y el universo -muy colorido, quizás hortera- en el que se introduce la protagonista no tiene suficiente entidad. Se puede ver en Netflix.

UNA NOCHE EN MIAMI -PODER NEGRO


La actriz Regina King sorprende en un su debut cinematográfico tras la cámara con Una noche en Miami, sólida película basada en hechos reales, cercana al biopic, y nominada a tres premios Oscar. La historia narra los hechos ocurridos tras ganar Cassius Clay -luego Muhammad Alí- el título mundial de boxeo en 1964, en Miami. Tras la victoria, el púgil se reuniría con sus amigos, nada menos que el activista Malcolm X, el jugador de la NFL Jim Brown -luego actor de cine-, y el cantante Sam Cooke. Cuatro grandes figuras históricas y modelos a seguir para la comunidad afroamericana en Estados Unidos. Cuatro leyendas interpretadas, respectivamente, por Eli Goree, Kingsley Ben-Adir, Aldis Hodge y el nominado al Oscar, Leslie Odom Jr., en una historia de personajes que transcurre fundamentalmente en una sola noche y en un solo escenario, una habitación barata de hotel. La película explora los anhelos de cuatro personas muy exitosas y relevantes en el mundo del deporte, del espectáculo y de la política, pero también sus dudas y su sentimiento de culpa por pertenecer a una minoría racial oprimida y con pocas oportunidades de mejorar su situación social y económica. Brilla sobre todo el guión en sus diálogos, que revelan a los personajes y describen la época recreada, obra de Kem Powers que adapta su propia obra de teatro y que ha sido nominado por la Academia por este trabajo. Por cierto, Powers es también uno de los autores de otra película nominada este año, la estupenda Soul (2020) de Pixar. Como ya he dicho, Una noche en Miami está bien dirigida por Regina King, cuya puesta en escena es efectiva, si bien puede resultar algo televisiva en determinados tramos del metraje -King tiene una considerable experiencia dirigiendo episodios de varias series-, lo que no impide que esta película tenga algunas secuencias bastante conseguidas: el primer combate que vemos de Clay; el tenso encuentro entre Jim Brown y el viejo patrón de su madre (Beau Bridges); cuando Malcolm X escucha un vinilo de Bob Dylan; y sobre todo cuando Sam Cooke es saboteado en un concierto y debe improvisar una canción con el público. Mencionemos también el buen reparto de secundarios: Lance Reddick, Michael Imperioli y Lawrence Gilliard Jr. que redondea una buena película, con un mensaje relevante en los Estados Unidos de los últimos años y que goza también de una estupenda banda sonora de temas de la época. Además, la canción original Speak Now, compuesta por Sam Asworth y por el propio Leslie Odom Jr. constituye la tercera nominación al Oscar para este film disponible en Amazon Prime Video.