CAPITÁN AMÉRICA: BRAVE NEW WORLD -EMPEZAR DE ¿CERO?


Marvel Studios
intenta recuperar el pulso perdido con Capitán América: Brave New World (2025), correcto film de espías y de acción sin ambición, que parece proponer un nuevo comienzo, presentando a Sam Wilson (Anthony Mackie), antes The Falcon, como el sucesor de Steve Rogers en el papel del simbólico héroe abanderado. El resultado es modesto, lejos, claro, de la épica mastodóntica de Vengadores: Endgame (2019), pero también por debajo de productos más sólidos como Capitán América: El Soldado de invierno (2014). Esta nueva historia nos presenta a Sam Wilson luchando contra la enésima amenaza terrorista, encarnada por un expeditivo mercenario al que da vida un desaprovechado Giancarlo Esposito, junto a un nuevo Falcon, el simpático Joaquín Torres (Danny Ramírez). La química entre ambos personajes heroicos y los momentos de buddy movie, funcionan pero tampoco dejan huella. Paralelamente, la película establece un gran antagonista, nada menos que el general Ross, ahora convertido en Presidente de los Estados Unidos, detalle argumental que ha acabado siendo un reflejo, algo pálido, de la llegada de Donadl Trump a la Casa Blanca. Harrison Ford vuelve a subirse al Air Force One (1997) para interpretar al personaje -antes encarnado por Sam Elliott y William Hurt- en un intento de componer un villano trágico, que lamentablemente no acaba de cuajar en ningún momento. La gran sorpresa de la película y, quizás su decisión más discutible, es la de apoyar su trama en atar los cabos sueltos nada menos que de la olvidada El increíble Hulk (2008), que conviene revisar, aunque esto no sea imprescindible para entender lo que ocurre. En todo caso, 
Capitán América: Brave New World nace directamente de la serie de Disney+, Falcon y el Soldado de Invierno (2021), lo que quizás contagia a esta cinta de su lenguaje televisivo. Nada está realmente mal pero tampoco hay nada que brille especialmente en esta cinta dirigida por Julius Onah, que lidia con un guión que naufraga en el tercer acto y que no se recupera hasta la promocionada pelea con Hulk Rojo, cuya identidad fue un divertido misterio en los cómics, mientras que aquí el tráiler nos hace un discutible espóiler. El auténtico corazón de la película, en todo caso, es el personaje de Isaiah Bradley, olvidado Capitán América afroamericano, encarcelado injustamente, al que da vida un entrañable veterano como Carl Lumbly. Este personaje protagoniza una trama robada de El mensajero del miedo (1962) y es el que apuntala los mensajes de la película, tenues pero muy presentes, sobre la política y la sociedad estadounidense actual, multicultural pero siempre amenazada por el racismo, el extremismo y el belicismo. Y si Capitán América: Brave New World no vuela más alto puede ser también porque traslada a la pantalla personajes e historias de la Marvel Comics más reciente, buscando, quizás, conectar con audiencias más jóvenes. Pero este Capitán América, más allá de su color de piel, no es Steve Rogers, el personaje (re)creado en los años sesenta por Stan Lee y Jack Kirby; así como este Hulk Rojo es también una variación del goliat verde de los primeros, inocentes y contraculturales años de la Casa de las Ideas. Es el carisma de aquellos arquetipos eternos el que necesita realmente Marvel Studios.


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