Puede resultar contradictorio el discurso sobre la animación en stop motion como un arte en peligro de extinción cuando cada año nos enfrentamos a obras tan espléndidas como Salvajes (2025). El suizo Claude Barras -director de La vida de Calabacín (2016)- firma una historia para toda la familia en la que la existencia de una adolescente algo rebelde, Keria, que vive en Borneo, cambia radicalmente cuando acoge a un bebé orangután y se reencuentra con su primo Selaï, que pertenece a una tribu nativa. Keria tendrá que luchar para proteger al orangután, pero también se enfrentará a una tragedia familiar no resuelta y a sus propios orígenes, que se empeñaba en negar. Pasará de vivir en un entorno urbano dominado por los vicios del capitalismo salvaje, a reencontrarse con la naturaleza. El espectador tendrá que decidir quiénes son realmente los Salvajes del título en una cinta divertida y con bastante acción, pero que también nos habla de temas tan importantes como el peligro al que se enfrenta el ecosistema por nuestro modo de vida occidental, consumista y depredador. Estamos ante una cinta de animación que, sin embargo, atesora elementos documentales sobre la selva, los animales y la forma de vida de las tribus que no han sido asimiladas por el sistema -el director vivió un tiempo con una de estas tribus para documentarse-, además de trazar un dibujo sobre cómo funciona nuestra sociedad con respecto a la explotación de los recursos, incluidos los propios seres humanos. Salvajes no es el convencional film familiar al que estamos acostumbrados: sus ritmos son diferentes, y en general, llama la atención el respeto con el que se trata al espectador infantil al no caer en soluciones fáciles y al abordar sin miedo situaciones dramáticas, además de hacer gala de una sensibilidad cinematográfica 'europea' que se diferencia de la animación estadounidense o japonesa. Y donde Salvajes destaca sobre todo es en su soberbia animación tradicional y artesanal, que consigue que la selva en la que ocurre la película cobre vida, con unos diseños fantásticos y coloridos, con la capacidad de fabricar momentos verdaderamente mágicos. No hay que perdérsela por nada del mundo.
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