WHO SHAVES THE BARBER (23 DE NOVIEMBRE DE 2014) -AVISO SPOILERS-
Dios no existe. Al menos en la serie Fargo. El capítulo anterior acababa con una lluvia de peces -literal- que hacía creer al griego Stavros Milos (Oliver Platt) que recibía una señal desde los cielos. Pero ahora un informativo televisivo -en la cocina de Chaz Nygaard (Joshua Close)- se encarga de explicar científicamente el fenómeno. La necesidad de justificar racionalmente este extraño fenómeno -que recuerda a la lluvia de ranas de Magnolia (Paul Thomas Anderson, 1999)- parece querer decir que no existe un ser superior dirigiendo los destinos de los personajes. Por otro lado, apuntar la recurrencia de los peces -o pescados- en casi cada capítulo de la serie.
En Lacrimae Rerum (2006) el filósofo Slavoj Zizek analiza la película Matrix (Los hermanos Wachowski, 1999) y define a su protagonista, Neo (Keanu Reeves): "En Matrix, el Elegido es aquel capaz de ver que nuestra realidad cotidiana no es real, sino un universo virtual codificado, y que es por lo tanto capaz de desenchufarse de ella, manipularla y dejar sus reglas en suspenso (volar por los aires, detener las balas...)". Esta descripción sería perfectamente válida para el personaje de Lorne Malvo (Billy Bob Thornton), un asesino que ha descubierto que "no hay reglas" y que consigue asesinar impunemente gracias a su falta de moral. No creo que sea casualidad que en una escena de Fargo, dos niños comenten Matrix. Los dos críos son, además, una manifestación del azar. Los chavales se pelean entre ellos y tiran al suelo la mochila de Gordo Nygaard (Spencer Drever), de la que sale una pistola "plantada" por su tío Lester (Martin Freeman). Éste ha aprendido, precisamente de Malvo, a saltarse las reglas y a torcerlas a su antojo para conseguir sus propósitos. Matrix es una película de acción, de ciencia ficción, pero también una metáfora del despertar de la conciencia. Neo descubre que su realidad es una simulación igual que Albert Camus afirma que la existencia humana es absurda en El mito de Sísifo (1942).
Lester -como Neo- ha salido de la caverna, como en la alegoría de Platón. Su Morfeo, el que le ilumina, es el asesino Lorne Malvo: él le ha enseñado que las reglas que había seguido hasta ahora, son falsas. Por eso Lester ha sido capaz, primero, de matar a su mujer y ahora, en este episodio, de incriminar a su propio hermano. Su plan tiene éxito: la pistola colocada en la mochila de su sobrino es descubierta y provoca un registro policial que lleva al hallazgo del arma homicida -y unas bragas de su mujer- que ha plantado el propio Lester en la casa de su hermano Chaz. Aquí el personaje de Lester funciona exactamente igual que el Walter White (Bryan Cranston) de Breaking Bad (2008-2013). Ambos son personas mediocres que viven existencias grises hasta que deciden infringir la Ley para erigirse en seres superiores a sus semejantes: recordemos a Heissenberg. Y todo pasa por eliminar el sentimiento de culpa. Lester demuestra que no siente remordimientos cuando mantiene relaciones sexuales con la viuda de Sam Hess (Kevin O´Grady), la atractiva Gina (Kate Walsh). El sexo que practican tiene poco de romántico y mucho de venganza contra el hombre que abusaba de Lester en el instituto.
Hay un apunte terrorífico tras la detención de Chaz Nygaard como sospechoso del asesinato de su cuñada. En cuanto aparecen las (falsas) pruebas, su mujer, Kitty (Rachel Blanchard), le desprecia inmediatamente. Hasta ahora, Chaz y Kitty formaban el matrimonio y la familia perfecta. Pero ahora, en un instante, Kitty rechaza a su marido. Ella no duda en ningún momento ante los indicios expuestos contra él. No le cuesta nada creer que su marido le ha sido infiel y que es un asesino. Como si no le conociera realmente. Lo que demuestra que su relación había sido siempre superficial y falsa.
Hay una estupenda secuencia en este episodio en la que Lorne Malvo mata a todos los miembros del clan mafioso de Fargo en off. Vemos la fachada de un edificio y escuchamos la voz de Malvo, los disparos y los gritos agónicos de los que mueren en un plano secuencia muy ingenioso. Antes, nos han presentado a dos agentes del FBI apostados delante del edificio, pero que permanecen "dormidos" a la realidad, enfrascados en conversaciones triviales -sobre una dieta saludable- muy parecidas a las de los criminales a los que vigilan. Malvo pasa delante de estos agentes sin ser percibido. Parece moverse entre sonámbulos y de hecho se aleja tranquilamente de la escena del crimen tras haber perpetrado una masacre.
El otro personaje "despierto" de la serie, Molly, se recupera de las heridas sufridas en el capítulo anterior en el hospital. Pero decide escapar de su habitación para hablar con Mr. Wrench (Russell Harvard) sicario herido en el tiroteo con Malvo. Molly no logra sacarle información al matón, lo que la hace reflexionar en voz alta sobre el sentido de todo lo que ha pasado. Molly no entiende el porqué de tantas muertes ni la motivación de los criminales. En Fargo (1999) Marge Gunderson (Frances McDormand) se hace las mismas preguntas hacia el final de la película. Pero lo peor está por llegar. Recordemos que para Molly el sospechoso claro es Lester. Descubrir que ha sido absuelto por la acusación contra su hermano Chaz es un varapalo para su investigación. Pero la angustia que siente Molly no tiene que ver únicamente con el descubrimiento de que está ante un genio del crimen en Lester. También se siente sola. Rodeada de zombies que celebran haber resuelto un crimen. Que aceptarán cualquier engaño con tal de seguir con sus -falsas- vidas tranquilas.
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