THE HEAP (30 DE NOVIEMBRE) -AVISO SPOILERS-
Esa lavadora que no funcionaba correctamente es una metáfora del matrimonio de Lester Nygaard (Martin Freeman) y también de toda su vida. Pero Lester ha cambiado. Un asesino a sueldo, Lorne Malvo (Billy Bob Thornton), se cruzó con él para enseñarle que era posible dejar de ser un borrego. En este momento de la serie, Lester ha matado a su mujer, ha evitado la cárcel y ahora comienza una nueva vida. Lo primero que hace es comprar una lavadora más moderna. El cambio se expresa visualmente haciendo girar la cámara en un movimiento sincronizado con el tambor en el ciclo de lavado. Un movimiento de cámara que recuerda al de la ducha de Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960): allí el remolino de la sangre que se mezcla con el agua expresaba la situación de desequilibrio del relato y sobre todo del espectador, tras la muerte de la protagonista con la que se ha identificado hasta ese momento. En este episodio de Fargo, la cámara gira y vuelve a Lester en una elipsis que nos lleva a la nueva lavadora ya instalada y luego, por corte, a la taza de té que comparte Lester con su cuñada. Todo ha cambiado. A continuación, el falso inocente se deshace de todas las pertenencias de su mujer, incluyendo sus cuadros con frases "sabias" como "Todo ocurre por un motivo", auténtica declaración de intenciones de un conformista aborregado. Lester ha decidido tomar el mando de su vida. Esta breve secuencia tiene como banda sonora un tema que recuerda a la 9º sinfonía de Beethoven -utilizada también fuera de contexto por Stanley Kubrick en La Naranja Mecánica (1962)- y también conocida como el himno de la alegría. Lester ha matado a su mujer, ha incriminado a su hermano, pero no vemos en él culpa ni remordimiento. Lester es un hombre nuevo.
La policía Molly Solverson (Allison Tolman) tiene todo muy claro: está convencida de que Lester es culpable. Pero el jefe de Molly es imbécil. Bill Oswalt (Bob Odenkirk) prefiere vivir sin pensar y no darle vueltas a las cosas. Curiosamente, expresa la misma resignación ante el destino -y el azar- que las frases en los cuadros que colgaba la mujer de Lester en su casa. Bill le recomienda a Molly que deje la investigación y que siga su misma filosofía conformista. Esto probablemente lleva a Molly a esconderle la verdad a la viuda de Vern, Ida Thurman (Julie Ann Emery). Molly detecta que Ida, como Bill, prefiere creer que el crimen de su marido está resuelto -hay además una obvia implicación sentimental- antes que saber la verdad: que el asesino sigue libre. Molly sabe que así será más feliz, "sin pensar". Como todos los demás invitados a su fiesta de bienvenida. De hecho, Bill parece más interesado en la preparación de una tarta que en el trabajo policial.
Tras el triunfo de Lester y la decepción de Molly, nos encontramos ante un momento recurrente en la ficción criminal: el caso se cierra en falso. El "malo" parece quedar impune. La investigadora se da por vencida. Todo parece perdido. Estamos ante un episodio más pausado, casi de transición, que presenta, además, una elipsis temporal. Acabamos de ver algo similar en True Detective, temporada dos, tras, precisamente, un tiroteo, en el episodio Other Lives. En Fargo, para expresar el paso del tiempo, el plano se distancia de Gus Grimly (Colin Hanks) cuando todo indica que va a comenzar una relación con Molly. La cámara se aleja en travelling lateral mostrando los árboles de un bosque nevado. Una imagen que me recuerda algo que dijo Albert Camus en el Mito de Sísifo: "En el fondo de toda belleza yace algo inhumano, y esas colinas, la dulzura del cielo, esos dibujos de arboles pierden, al cabo de un minuto, el sentido ilusorio con que los que los revestíamos y en adelante quedan más lejanos que un paraíso perdido."
Un año después, Gus es cartero (recordemos que era su sueño) y Molly está embarazada: un guiño, de nuevo, a Fargo (Joel & Ethan Coen, 1996), y al personaje de Frances McDormand. Mientras tanto, los agentes del FBI que vivían "dormidos" -y que fueron degradados a un archivo por permitir la masacre perpetrada por Malvo- han despertado y se hacen preguntas filosóficas: ¿Cuántos expedientes debe perder un archivo para dejar de ser un archivo? Es la paradoja del montículo, que da título a este episodio. Esto podría estar relacionado con Molly ¿ha dejado ella de ser policía tras abandonar la investigación de los crímenes, sabiendo que el culpable sigue libre? Como hemos dicho, el caso está cerrado. Pero recordemos que en Fargo no existe Dios, sino el azar. Un nuevo indicio va a reabrir el caso: Lester es un hombre nuevo, se ha casado otra vez y recibe un premio al mejor vendedor de seguros. Pero se topa, por casualidad, con Lorne Malvo ¿Dónde? En la ciudad en la que lo más importante es el azar: Las Vegas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario