LA SEMILLA DE LA HIGUERA SAGRADA -REPRESIÓN


Muchas veces un hecho real inspira una ficción, pero pocas veces eso está tan claro como en la magnífica La semilla de la higuera sagrada (2025) del director iraní, en el exilio tras realizar este film, Mohammad Rasoulof. El hecho real en cuestión es el crimen de Mahsa Amini, asesinada por, supuestamente, no usar el hijab de acuerdo con las normas, suceso ocurrido en 2022. Este hecho verídico, reflejado en la película utilizando imágenes reales, desencadena el conflicto en la familia que protagoniza el relato, formada por un padre, Iman (Missagh Zareh), juez de instrucción recién nombrado; su mujer, Najmeh (Soheila Golestani) y sus hijas Rezvan (Mahsa Rostami) y Sana (Setareh Maleki). Tres mujeres que viven bajo el techo de un patriarca benéfico y cariñoso que se apoya en la cultura, la tradición y la religión para imponer el orden. Son las imágenes televisivas de lo que le ha pasado a Mahsa Amini las que despiertan la conciencia adormecida de las mujeres de este hogar iraní, que se sienten inevitablemente identificadas. Es entonces cuando estalla el detonante del argumento: Iman pierde la pistola reglamentaria que le han dado para protegerse, por lo que su carrera peligra. Este giro argumental, que recuerda sin duda a la magnífica El perro rabioso (1949) de Akira Kurosawa, convierte la película en un thriller asfixiante que nos atrapa a pesar de las cerca de tres horas de duración del film. Las relaciones entre los miembros de la familia comienzan a enturbiarse, la desconfianza crece, en una parábola de la corrupción moral de la sociedad iraní. 
Rasoulof nos muestra con un drama ejemplar cómo dentro del régimen, si obedeces, todo va bien, pero esa falsa calma puede ser dinamitada en cualquier momento ante el menor signo de disensión. La película va pasando del naturalismo costumbrista hasta la abstracción en su tramo final, en el que se nos muestran escenarios cotidianos que sin embargo simbolizan la represión de una prisión estatal o las ruinas de un país del que solo queda escapar.

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