Tras la original Bruja Escarlata y Visión, Marvel Studios vuelve a sorprender con la serie de Loki, un producto bastante diferente de lo que se podía esperar de la casa de los superhéroes. Michael Waldron -Rick y Morty- ha concebido -y escrito- una serie de ciencia ficción con grandes dosis de comedia. Una historia estimulante, muy interesante, que solo cojea por las acostumbradas servidumbres de Marvel. El diseño de producción es brillante y yo destacaría la realización de Kate Herron, con bastante experiencia televisiva, y la música Natalie Holt, que dotan a esta miniserie de una personalidad realmente peculiar. En las líneas que siguen paso a comentar, muy brevemente, cada entrega de Loki, eso sí, con spoilers que creo que son inevitables. En el primer episodio, Glorious Purpose, Loki es detenido por la Agencia de Variación Temporal, algo así como la versión de SHIELD que se dedica a vigilar que los viajeros temporales no se salgan de madre: recordemos Vengadores: Endgame (2019), película en la que esta serie de Disney Plus tiene su origen directo. Esto da pie a que Loki protagonice a un argumento que recuerda nada menos que a El proceso de Franz Kafka, o más bien, a una película tan cercana a ese espíritu como Brazil (1985) de Terry Gilliam. Loki (Tom Hiddleston) es un personaje rebelde y tramposo que tendrá que someterse a la burocracia y a las infinitas reglas de dicha agencia. Tendrá su principal aliado en Mobius (Owen Wilson), un veterano agente que decidirá utilizar a Loki para cazar una peligrosa variante -así se llama a los viajeros que ponen en peligro la línea temporal- que, desde el principio, se nos dice que es el propio Loki. Con esta premisa, el primer capítulo resulta divertido, inteligente e ingenioso, aunque quizás le falte acción y sobre todo, peca de explicativo y repetitivo. En las siguientes entregas, Loki se desarrolla de una forma muy variada. Hay elementos de buddy movie en The Variant, que explota la relación -cómica- entre Loki y Mobius; en Lamentis descubrimos la identidad de la variante -ojo spoiler- una interesante versión femenina del hermanastro de Thor, Sylvie (Sophia Di Martino), que cambia completamente la dinámica de la historia y propone la tensión sexual no resuelta más extraña que haya visto; The Nexus Event revela varios misterios, tiene guiños a El mago de Oz y nos hace creer que Loki ha muerto en un cliffhanger irresistible; Journey into Mistery es un homenaje a la primera cabecera en la que se publicaron las aventuras de Thor -y de Loki- en los años sesenta y nos presenta una especie de limbo temporal en el que caben las versiones descartadas de las líneas temporales abortadas: el videojuego Polybius que nunca fue; el USS Eldrige del famoso experimento Philadelphia, que habría viajado en el tiempo; por no hablar de un Loki niño, un Loki afroamericano, un Loki presidente, ¡un Thor rana! y un Loki con el traje original del personaje en los mencionados cómics, interpretado nada menos que por el estupendo Richard E. Grant. Posiblemente el mejor episodio de la temporada. El último capítulo, For All Time. Always, es un sorprendente final, prácticamente un episodio embotellado, que tras un prólogo que recuerda a 2001: Una odisea en el espacio (1968) transcurre casi enteramente en un solo escenario y a través de una conversación entre Loki, Sylvie y el misterioso enemigo detrás de la AVT, cuyo nombre no es revelado explícitamente, pero que -este sí es un spoiler- claramente es Kang, el conquistador del siglo XXX, interpretado de forma sorprendente por Jonathan Majors. No hay un gran enfrentamiento espectacular, sino una decisión moral cuya repercusión apenas podemos intuir, pero que seguramente es el punto de partida de la siguiente fase del Universo Cinemático de Marvel. Loki incluso prescinde de la famosa escena postcréditos que en cada película anticipa la siguiente, pero nos deja una revelación incluso más atractiva: que habrá una segunda temporada. Yo quiero verla.
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