El escritor, guionista y director Emmanuel Carrère presenta En un muelle de Normandía, que convierte a Juliette Binoche en una periodista y escritora que se propone dedicar su siguiente libro a la vida de la clase obrera, a los trabajadores precarios, a las víctimas de la crisis. Para conseguirlo, el personaje de Binoche, Marianne Winckler, se hace pasar por una desempleada más, aceptando los peores trabajos. Ganadora del premio del público a película europea en el Festival de San Sebastián, En un muelle de Normandía retrata sobre todo la solidaridad de la clase trabajadora -aquí algo idealizada, seguramente, pero no por ello menos real- y también entre mujeres. Por alguna razón, el durísimo oficio de la limpieza parece reservado al género femenino y la propia película se hace eco de una realidad insólita: ¿Por qué un hombre no puede limpiar un baño? En todo caso, Carrèrre -adaptando el libro de la periodista Florence Aubenas, El muelle de Ouistreham- consigue generar personajes entrañables y creíbles, rodeando a Binoche de un elenco verosímil, de actrices no profesionales: Hélène Lambert es todo un descubrimiento como Chrystèle, personaje principal del film, vehículo del mensaje que Carrère nos quiere dar. Lambert demuestra ser capaz, nada menos, que de darle la réplica a una veterana como Binoche, desde la fuerza de la verdad que consigue imprimir a su personaje. La película brilla sobre todo cuando adopta un tono casi documental, mostrándonos con detalle el trabajo de las limpiadoras, sus pésimas prestaciones, sus condiciones de trabajo infrahumanas, sobre todo en esos ferris enormes en los que limpiar se convierte en una carrera contrarreloj. El personaje de Binoche servirá como nuestros ojos, que atestiguan cómo viven estas mujeres, pero también refleja el lugar de privilegio desde donde vemos la película, cuyo final es una contundente bofetada a nuestra indiferencia. Película emparentada con cintas como Dos días, una noche (2014) de los hermanos Dardenne con Marion Cotillard; o con la reciente Nomadland (2020) de Chloé Zhao, con Frances McDormand; En un muelle de Normandía es una película emocionante, que obliga a reflexionar y que no tiene concesiones: poca esperanza deja sobre una posible reconciliación entre clases.
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