GARRA (HUSTLE) -I LOVE THIS GAME


No creo que se pueda recomendar Garra (Hustle) -disponible en Netflix- más que a los fans del baloncesto -especialmente de la NBA- y quizás, claro, a los seguidores de Adam Sandler. El argumento plantea como protagonista a Stanley Beren, un 'ojeador' de la liga de baloncesto profesional estadounidense que aspira a ser entrenador y que viaja constantemente por todo el mundo buscando a la joven promesa del deporte. Su hallazgo es el español Bo Cruz, interpretado por Juancho Hernangómez -que ha jugado en Denver, Boston o Utah- y que da vida a un joven de Mallorca que trabaja en la construcción pero se entretiene en partidos callejeros de baloncesto. Como una versión baloncestística de Karate Kid (1984), pero contada desde la perspectiva del señor Miyagi, Garra se desarrolla apoyándose en la relación entre Stanley y Bo, en su camino para llegar a la mejor liga del mundo. Pero hay más que eso. Lo que despide esta película producida por la estrella Lebron James -que no aparece en la cinta- es puro amor por el baloncesto: el que sienten los jugadores, entrenadores, agentes y, por supuesto, los meros espectadores. El director, Jeremiah Zagar, nació en Philadelphia y se nota en cómo refleja el ambiente en una ciudad que ama el baloncesto y que tiene por ídolos a sus grandes jugadores históricos. De hecho, la película cuenta con interpretaciones de leyendas como Julis 'Dr. J' Erving o 'Doc' Rivers además de estrellas actuales como Trae Young. Un nutrido elenco de jugadores de la NBA -y también del baloncesto español-, que están sorprendentemente bien en sus breves papeles, y que ayudarán a transportar al fan a un lugar emocional en el que acabará incluso por emocionarse. A esto ayuda también el carisma de Adam Sandler y las interpretaciones de un legendario Robert Duvall, o la humanidad de Queen Latifah y nuestra María Botto. El guión juega de manera muy inteligente con el tema de la paternidad y de cómo intentamos transmitir a nuestros hijos ese amor que sentimos por una determinada afición, puede ser cualquier, pero en Garra se trata, obviamente, del baloncesto. Esa pasión por un deporte -o por la lectura, el cine o la naturaleza- no es una mera afición sino una forma de encarar la vida, unos valores y la sensación de pertenecer a algo. Garra no es la película del año, ni de lejos, pero como aficionado a la NBA de toda la vida, sí que tengo que reconocer que ha tocado un punto sensible en el que esto escribe.

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