-AVISARÍA DE SPOILERS PERO NO ME HE ENTERADO DE NÁ-
Las buenas críticas de Upstream Color (2013), segunda película de Shane Carruth, me han hecho ver, por fin, su ópera prima Primer (perdonen ustedes la aliteración). Diez años después de su estreno, y de ganar el Gran Premio del Jurado en Sundance, seguramente a nadie le interesa ya leer una opinión sobre esta película. Seré breve: no me he enterado.
La ciencia ficción "dura" suele ser difícil de digerir, y si la historia va de enrevesados viajes en el tiempo, peor. Pero además, Primer no hace demasiados intentos por explicar con claridad lo que ocurre. La historia se cuenta básicamente a través de los diálogos de los dos personajes principales: Aaron (el propio Shane Carruth) y Abe (David Sullivan) por lo que debemos prestar especial atención a lo que cuentan. Esto también dificulta la comprensión del relato: en cine es más efectivo ver lo que ocurre, que escuchar a dos personajes durante 77 minutos contando lo que pasa. Hay que añadir a esto que los diálogos, lejos de ser explicativos, contienen una jerga científica difícil de seguir. Primer podría ser adaptada como obra de teatro sin demasiados cambios.
Al terminar de ver la película, desesperado por mi falta de inteligencia, busqué en Internet las respuestas a mis dudas sobre la historia. Básicamente, tenía la sensación de intuir lo que me había contado Primer, pero necesitaba confirmarlo. Buceando en diferentes foros, descubrí aliviado que ningún espectador había entendido el film de Carruth a la primera. Pero también me encontré con que hay verdaderos fans que veían Primer una y otra vez para desentrañar los misterios de su argumento. Obviamente tienen más tiempo que yo.
Con una idea original muy poderosa, Primer demuestra que se puede hacer una película de ciencia ficción en el garaje de tu casa, y plantea lo aleatorio del status de película de culto: el pequeño reto que representa entender su argumento se ha convertido en su gran atractivo.
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