Valiéndose de la excusa de esa tendencia reciente de darle una vuelta de tuerca a los cuentos clásicos (por ejemplo, la serie Grimm) el director Tommy Wirkola confirma su intención de convertirse en el becario oficial de Sam Raimi. El noruego llamó la atención con Zombis Nazis (2009) una película que recordaba a Posesión Infernal (Sam Raimi, 1981), y ahora da el salto al cine norteamericano (es una coproducción con Alemania) con una película que parece una mezcla de Los Hermanos Grimm (Terry Gilliam, 2005) y El Ejército de las Tinieblas (Sam Raimi, 1992). Lo que resulta decepcionante es que, unos 30 años después y con un presupuesto mucho mayor, Wirkola no consiga igualar la inventiva visual de Raimi.
Hansel y Gretel es una película entretenida, cuyo principal aliado es su metraje de apenas 88 minutos, pero a la que la falta personalidad, riesgo, humor, gore, y mala leche ¿Quizás en la secuela anunciada para 2016?
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