Hay que reconocer el mérito de los guionistas y directores de Better Call Saul para mostrarnos una y otra vez, de diferentes maneras, que Jimmy McGill (Bob Odenkirk) no está a gusto con su vida. Odia su trabajo en un importante bufete y aquí le vemos incapaz de pegar un ojo en el piso que la empresa ha alquilado para su comodidad. Es significativo que Jimmy se traslade hasta su viejo despacho/casa en el negocio coreano de manicura para, en su viejo catre, conseguir, por fin, dormir. En el mismo sentido, Jimmy tiene problemas para encajar su vaso de café en el que coche que el bufete le ha facilitado. El vaso encaja a la perfección en su viejo y desvencijado vehículo de abogado fracasado. Mientras tanto, Kim sigue sin decidir quién quiere ser. Su relación sentimental con Jimmy la aleja de la carrera de éxito que desea. Pero quizás con él sería más feliz. Mientras Kim sigue dudando, le llega una oferta inesperada. Kim es leal y no se deja convencer, pero un nuevo desprecio de sus jefes la convence. Es interesante cómo los guionistas nos dicen, visualmente, el cambio de parecer de ella. Cuando se reúne con Rick Schweikart (Dennis Boutsikaris), que pretende contratarla, éste le ofrece una bebida servida en una taza de cobre. Kim rechaza dicha bebida, como también desestima luego la oferta laboral. En la escena siguiente, vemos a Kim sentada en una barra, bebiendo exactamente la misma bebida en la taza de cobre. Luego, acepta la invitación de lo que parece ser un adúltero. Esto nos hace pensar que ella ha aceptado la oferta laboral, pero además, sentimentalmente, ha decidido alejarse de Jimmy. Pero no es así. Enseguida Kim llama a Jimmy para que le ayude a timar al incauto mujeriego. Tras reconciliarse con Jimmy, este finge que también es feliz con su nuevo trabajo. Pero la escena final le desmiente: rompe el posavasos de su coche para que su vaso de café encaje. Intentará adaptarse, pero a su manera.
Me gusta mucho el ingenio con el que los guionistas consiguen que Mike (Jonathan Banks) consiga derrotar a jóvenes narcotraficantes mucho más jóvenes y violentos, valiéndose de su experiencia e inteligencia. Le vemos volver a casa tras comprar un nuevo felpudo y papel carbón, que utilizará para detectar si los matones de Tuco están intentando tenderle una emboscada. Mike se ve amenazado nada menos que por otros viejos conocidos de Breaking Bad, los hermanos Salamanca (Luis y Daniel Moncada), que parecen salidos de una película de los Coen. Mike es un viejo -en el buen sentido- de vuelta de todo. Está por encima de la vida y la muerte y eso le da fuerza para enfrentarse a todo y negociar. Le saca 50 mil dólares a fulano. Pero luego le da la mita a Nacho (Michael Mando) por no haber podido cumplir su parte del trato. Esa es la fuerza de un personaje como Mike, que a pesar de vivir en las sombras, se rige por un estricto código moral.
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