En el primer plano de este episodio vemos a Chuck (Michael McKean) cambiando una bombilla y con ello los brillantes guionistas de Better Call Saul ya nos tienen enganchados. ¿Qué está pasando? ¿Se ha curado Chuck de su extraña alergia a todos los aparatos eléctricos? No. Estamos ante un flashback. Chuck todavía no sufría esa extraña condición -¿psicológica?- que le obliga a vivir aislado y en penumbras. La fotografía de esta primera secuencia es genial porque anticipa esa oscuridad en la que vivirá el Chuck que conocemos. Una historia también se puede narrar visualmente. Lo que nos cuentan aquí es la visita de Jimmy (Bob Odenkirk) a casa de su hermano, todavía casado con Rebecca (Ann Cusack) -personaje que da título a este episodio-. El desarrollo de la secuencia conecta con esa primera imagen cuando Jimmy hace chistes sobre abogados -¿Cuántos se necesitan para cambiar una bombilla?-. Chuck lo tiene todo, su hermano es un fracaso, pero aún así, envidia la capacidad de Jimmy de ser gracioso, humano. De hacer reír a Rebecca.
Me gusta Kim (Rhea Seehorn) y su frase -contundente- a Jimmy: "Tú no me salvas. Yo me salvo". Jimmy tiene una doble vida, como Tony Soprano, Don Draper y Walter White. Pero su compañera femenina, Kim, no está dispuesta a tragar como las parejas de esos otros protagonistas masculinos que he nombrado: Carmela Soprano, Betty o Megan Draper y Skyler White. Kim manda a la mierda a Jimmy a la primera falta. Y eso me gusta. En este episodio la vemos tomando la iniciativa y buscando la manera de recuperar el favor de sus jefes en el bufete de abogados. Favor que ha perdido por su relación con Jimmy y por sus métodos poco ortodoxos. Si prestáis atención, seguramente os habréis dado cuenta de que las escenas que establecen el castigo profesional de Kim la colocan trabajando horas extra en la oficina, casi en la oscuridad. Es la misma iluminación que hemos visto en las escenas previas de Chuck. Ambos personajes habrían sido perjudicados por Jimmy.
Jimmy es infeliz. Tiene todo lo que un abogado podría querer, como demuestra la conversación en los servicios con un viejo conocido de la profesión: "Bastardo con suerte" le dice. Sin embargo, Jimmy es infeliz. La "becaria" (Jessie Ennis) que le persigue a todos los sitios para evitar que cometa irregularidades le impide ser él mismo. Por eso no puede ser feliz. Porque no es él. Está viviendo la vida de su hermano Chuck. Quizás por esto escuchamos enseguida una versión de My Way, en español, interpretada por los Gipsy Kings, sobre las imágenes de Kim, que sigue buscando la forma de redimirse. Kim lo consigue. Se salva a sí misma. A su manera. Pero su método, eficiente, pulcro y honesto, no es suficiente para ganarse el favor de su jefe, Howard Hamlin (Patrick Fabian). Antes, tenemos que volver a las penumbras de Chuck, en las que celebra el logro de Kim. A continuación, un empleado del bufete apaga todas las luces del edificio para que Chuck pueda entrar a su despacho a trabajar. La única que sigue trabajando en las oficinas es Kim. Ambos personajes se encuentran y llegan a la conclusión de que tienen en común el sentirse agraviados por la forma de actuar de Jimmy. Chuck revela entonces -si creemos en sus palabras- que su rencor hacia su hermano es tan profundo como el dolor de la muerte de su padre. El intento de Chuck de poner a Kim en contra de Jimmy es el cliffhanger de esta trama: un simple plano de ella sopesando lo que acaba de escuchar. El resto del episodio lo protagoniza Mike (Jonathan Banks), que tiene un encuentro con un viejo conocido de Breaking Bad, el tío de Tuco, Héctor Salamanca (Mark Margolis), -ese personaje que parecía salido de una película de los hermanos Coen- antes de verse postrado en una silla de ruedas. Héctor le propone a Mike evitar que Tuco se pase media vida en prisión, a cambio de dinero. Al igual que con Kim, un plano de Mike cavilando sobre qué hacer cierra el episodio. No recuerdo ninguna otra serie que dé tanta importancia a las decisiones -morales, éticas- de los personajes.
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