Inflatable es probablemente el mejor episodio de la segunda temporada de Better Call Saul. Y probablemente uno de los mejores de toda la serie. Y seguramente de cualquier serie. Es un buen ejemplo de cómo esta ficción da prioridad a las decisiones morales de los personajes. Estas decisiones van modificando y construyendo a los protagonistas, cuyas evoluciones constituyen el principal interés dramático de la historia. Esto es así desde Breaking Bad, en la que Walter White (Bryan Cranston) pasa de ser un simple profesor de química a un peligroso criminal. Aquí, primero, un flashback nos muestra cómo Jimmy McGill (Bob Odenkirk), siendo apenas un niño, comenzó su "carrera" como timador de poca monta. El pequeño Jimmy ve a un estafador engañando a su padre, aprovechándose de su buena fe. Es un momento revelador porque podemos ver cómo Jimmy decide no ser como su progenitor. Decide que el mundo se divide en timadores y víctimas, siendo estos los trabajadores honestos que creen que el esfuerzo tendrá como recompensa la felicidad. No para Jimmy.
Buscando el contraste con Jimmy, los guionistas utilizan al personaje del expolicía Mike (Jonathan Banks), un matón a sueldo con un estricto código ético que ahora debe tomar también una decisión moral: dejar libre al narco, Tuco Salamanca, cambiando su declaración a cambio de dinero. Mike no es precisamente feliz con esta decisión, pero sobre todo no soporta las justificaciones de Jimmy, que hace su papel de abogado sin escrúpulos. Es interesante que, gracias a Mike, vemos las acciones de Jimmy desde fuera, sin el compromiso emocional que tenemos con él por ser nuestro protagonista. Gracias a Mike vemos a Jimmy de una forma más objetiva. Mike -como Jesse (Aaron Paul) en Breaking Bad con respecto a Walter White- nos permite ver claramente que lo que hace el protagonista de la serie, está mal. Algo similar ocurre con Kim (Rhea Seehorn), que ha decidido cambiar de bufete. En esta decisión, que le pide su corazón, pesa la culpa de un crédito estudiantil concedido por sus empleadores. Kim siente que tiene una deuda, mientras que Jimmy, que también quiere renunciar a su trabajo, decide hacer todo lo posible por cobrar una gratificación que, obviamente, no merece. Sin embargo, como he dicho antes, Jimmy es nuestro protagonista y estamos comprometidos emocionalmente con él. Si hasta ahora ese vaso de café que no encaja en su coche era el leitmotiv de su infelicidad, aparece en este episodio la imagen de un muñeco hinchable -Inflatable- que parece ser una metáfora visual de la situación del abogado. Un muñeco publicitario, algo ridículo, esclavo del viento, que se agita según soplan corrientes de aire fuera de su control. La imagen es sugerente, pero enseguida descubrimos que los guionistas van un paso por delante de nosotros. Jimmy no se ve reflejado en el muñeco, sino que sus colores chillones le sirven de inspiración para vestirse de la forma más estrafalaria posible. Su objetivo es escandalizar a sus jefes del bufete, provocando un despido injustificado que le permita cobrar la compensación que tanto desea. Al mismo tiempo, esos trajes de colores imposibles son el primer paso del personaje hacia la transformación en el Saul Goodman que conocemos de Breaking Bad. Jimmy consigue su objetivo, y ahora el muñeco no parece ser presa del viento sino bailar con la música que da ritmo a la secuencia. Como espectadores, nos alegramos de que Jimmy haya logrado su objetivo. Nos resulta divertida su atrevida estrategia. Pero, una vez más, un sutil cambio en el punto de vista matiza moralmente lo ocurrido. La reacción del jefe de Jimmy, Clifford Main (Ed Begley Jr.) nos sorprende: no entiende la actitud de Jimmy para conseguir ser despedido de una empresa que le ha dado una oportunidad y le ha tratado bien. En este momento sentimos la misma vergüenza que el protagonista. Sentimos que se ha comportado como un imbécil. Pero los guionistas vuelven a demostrarnos que están muy por delante de nosotros cuando revelan que Jimmy quería la gratificación para pagar la deuda de Kim. ¿El fin justifica los medios?. Lo cierto es que es descubrir esto nos permite seguir simpatizando con el personaje. Pero la cosa no acaba aquí. Porque también se desvela que Jimmy no quiere pagar la deuda de Kim simplemente para que ella sea libre y pueda trabajar en otro bufete. Lo que quiere realmente es abrir su propio despacho de abogados con ella. Es decir, Jimmy tiene un interés personal, sentimental y egoísta. Hace lo que hace por amor, pero en sus acciones hay un elemento de manipulación. Kim es un gran personaje y responde a esto poniendo a Jimmy ante otra decisión moral: ¿Qué clase de abogado va a ser? Él promete honestidad, pero se mira el anillo de su amigo fallecido, Marco, su compañero de timos. Un anillo que es un símbolo de otra decisión moral, que marcó la primera temporada. Paralelamente, en el episodio ocurre algo similar a todo esto con Mike. El expolicía ha dejado libre al peligroso Tuco por dinero. Pero descubrimos que con esto pretende pagar la casa de su nuera y de su nieta. Otra vez, quizás, el fin justifica los medios.
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