Lo que hace que Agentes de S.H.I.E.LD sea un poco diferente de otras series de acción -además de los superhéroes y de que, por aquí, en teoría, se podría pasar el Capitán América (Chris Evans)- son los pequeños detalles. ¿Cuántas persecuciones de coches hemos visto? Miles. Pero que los protagonistas son dos vehículos vintage, un Dodge Charger 1969 -de Robbie Reyes /Ghost rider (Gabriel Luna)- y el Chevrolet Corvette rojo de 1962, llamado Lola, que conduce el agente Phil Coulson (Clark Gregg). Esta persecución, manida, es sin embargo el punto de diversión desenfadada que necesita cualquier serie. Otro momento estupendo es cuando Simmons (Elizabeth Henstridge) no sigue el plan de Daisy (Chloe Bennet) para infiltrarse en S.H.I.E.LD, sino que simplemente ordena a una subalterna que les dé la información que necesitan sobre los inhumanos. Para eso es la jefa. O cuando ambas encuentran a James (Axle Whitehead) que ha decidido trabajar en una tienda de fuegos artificiales para no olvidar nunca que sus poderes, relacionados con el fuego, son peligrosos. Cuando James utiliza una cadena en llamas para enfrentarse a Ghost Rider, este hace un gesto de reconocimiento, como aceptando la efectividad de dicha arma: recordemos que la cadena llameante formaba parte del arsenal del héroe en la versión en cómic. Otro momento destacable es cuando la robótica Aida (Mallory Jansen) pregunta a su creador por la moralidad de la mentira. Descubre que Fitz (Ian De Caestecker) ha mentido para protegerla, lo que inicia el camino hacia el enamoramiento, y hacia que Aida cobre consciencia de sí misma. Como tantas otras inteligencias artificiales de la ciencia ficción, empezando por la más pertinente, el Ultrón (James Spader) de Vengadores: La era de Ultrón (2015). ¿Otro buen momento? La forma en la que Simmons descubre al primer vistazo que Aida es una androide. Lo hace con una mezcla de perspicacia científica, intuición femenina y celos.
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