DARK WATERS (9 DE DICIEMBRE DE 2016) -AVISO SPOILERS-
Una cosa buena de esta temporada de Arrow es su villano, Damien Darhk (Neal McDonough). La composición de este enemigo es superior a la de anteriores antagonistas, como un Deahtstroke puramente físico, un Ra´s al Ghul prácticamente ausente o el malvado de culebrón que es Malcolm Merlyn (John Barrowman). Darhk, en cambio, es suficientemente poderoso para parecer una amenaza real para los héroes, sus objetivos interesan porque son misteriosos y los apuntes sobre su personalidad redondean al personaje. No es Darth Vader, pero es una mejora con respecto a lo anterior. En este episodio, además, Darhk protagoniza la mejor escena, al final de la trama, cuyo impacto se debe a una cuidadosa construcción que durante toda la historia nos ha demostrado que se trata de un ser completamente malvado, inhumano. Primero, Darhk envía a un dron con metralletas para aniquilar a los voluntarios que limpian la playa, convocados por el candidato a alcalde Oliver Queen (Stephen Amell). La crueldad de la escena es muy divertida. Luego, Darhk ataca otra fiesta de Queen -hay muchas galas en Arrow- y secuestra a sus amigos. Enseguida, vemos que el villano se ha construido su propia cámara de gas nazi y no tiene reparos en cargarse a los aliados del héroe. Por último, parece matar a Felicity (Emily Brett Rickards), justo después de que Oliver le pida matrimonio. Tras este festival de maldades, esa última escena a la que me refería antes, nos muestra a Damien colocando un árbol de navidad con su mujer y su hija en lo que parece un cálido hogar familiar. Pocas veces esta serie se ha mostrado tan efectiva. Vamos, creo que nunca.
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