Revenge es un potente film de género que hay que inscribir bajo la etiqueta del polémico rape and revenge -existe, sí- cine exploit sobre un tema escabroso, que debería dar lugar a un drama. Lo atractivo es que la película tiene un planteamiento feminista inteligente, pero también es un producto entretenido, cargado de humor, violencia y gore. Cine de género que esconde ideas revulsivas. Lo más radical de la propuesta es que su protagonista, Jen, es lo que el lenguaje machista entiende como un "putón", lo que obviamente -espero que sea obvio- en ningún momento, justifica que sea violada, maltratada y asesinada. El personaje que interpreta Matilda Lutz -mejor actriz en el festival Nocturna de Madrid- es joven, guapa y superficial. Se va de fin de semana con un hombre casado y baila sensualmente con uno de los amigotes de este. Cuando denuncia haber sido violada, su amante le pide que haga la vista gorda. Cuando le amenaza con sacarlo todo a la luz y destrozarle la vida, él (Kevin Janssens) reacciona de forma violenta. El villano de Revenge es un guaperas de gimnasio, rico, machista y aficionado a la caza. La ópera prima de la francesa Coralie Fargeat tiene precedentes en esto de hablar de violación y venganza, como La última casa a la izquierda (Wes Craven, 1972) y La violencia del sexo (1978). La directora -ganadora del premio a la mejor dirección en Sitges y en Nocturna- tiene una propuesta visual imaginativa y contundente, que se expande libremente sobre un argumento mínimo. La película es una explosión de colores saturados y Fargeat utiliza encuadres forzados, se luce en un elaborado plano secuencia y apoya el montaje en el ritmo machacón de la música electrónica. Podemos decir que la forma supera al contenido y que la controversia que suele generar este tipo de films -los precedentes que he citado antes son casi malditos- aquí se rebaja considerablemente. La acción de Revenge es exagerada, violenta y sangrienta. Un sentido del humor muy negro y un espíritu lúdico la hermanan a otra reciente ópera prima francesa como la estimulante Crudo. Habrá que ver si Fargeat fortalece un discurso o prefiere seguir por derroteros más comerciales.
REVENGE -CULTURA DE LA VIOLACIÓN
Revenge es un potente film de género que hay que inscribir bajo la etiqueta del polémico rape and revenge -existe, sí- cine exploit sobre un tema escabroso, que debería dar lugar a un drama. Lo atractivo es que la película tiene un planteamiento feminista inteligente, pero también es un producto entretenido, cargado de humor, violencia y gore. Cine de género que esconde ideas revulsivas. Lo más radical de la propuesta es que su protagonista, Jen, es lo que el lenguaje machista entiende como un "putón", lo que obviamente -espero que sea obvio- en ningún momento, justifica que sea violada, maltratada y asesinada. El personaje que interpreta Matilda Lutz -mejor actriz en el festival Nocturna de Madrid- es joven, guapa y superficial. Se va de fin de semana con un hombre casado y baila sensualmente con uno de los amigotes de este. Cuando denuncia haber sido violada, su amante le pide que haga la vista gorda. Cuando le amenaza con sacarlo todo a la luz y destrozarle la vida, él (Kevin Janssens) reacciona de forma violenta. El villano de Revenge es un guaperas de gimnasio, rico, machista y aficionado a la caza. La ópera prima de la francesa Coralie Fargeat tiene precedentes en esto de hablar de violación y venganza, como La última casa a la izquierda (Wes Craven, 1972) y La violencia del sexo (1978). La directora -ganadora del premio a la mejor dirección en Sitges y en Nocturna- tiene una propuesta visual imaginativa y contundente, que se expande libremente sobre un argumento mínimo. La película es una explosión de colores saturados y Fargeat utiliza encuadres forzados, se luce en un elaborado plano secuencia y apoya el montaje en el ritmo machacón de la música electrónica. Podemos decir que la forma supera al contenido y que la controversia que suele generar este tipo de films -los precedentes que he citado antes son casi malditos- aquí se rebaja considerablemente. La acción de Revenge es exagerada, violenta y sangrienta. Un sentido del humor muy negro y un espíritu lúdico la hermanan a otra reciente ópera prima francesa como la estimulante Crudo. Habrá que ver si Fargeat fortalece un discurso o prefiere seguir por derroteros más comerciales.
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