La gran dificultad para acercarse al cine de Hong Sang-soo -Ahora sí, antes no (2015)- es paradójicamente su sencillez. Una simplicidad que puede hacernos pensar que se nos ha escapado algo, o que las imágenes guardan un sentido oculto que desconocemos. Todo lo contrario, lo que hay que hacer es dejarse llevar por esa depuración formal, señal de estilo y gran valor del director coreano. Quizás el propio autor pone en boca del personaje de Isabelle Huppert, en un momento de esta película, sus verdaderas intenciones: que para cambiar las cosas hay que verlo todo muy despacio. La historia que nos plantea La cámara de Claire, en apenas 69 minutos, es mínima: Manhee (Kim Min-hee) es despedida de su trabajo como ayudante de una productora, Yanghye (Chang Mi-hee), que colabora con un director de cine, So Wansoo (Jung Jin-young). Descubrir la relación entre estos tres personajes y las razones del despido de Manhee, son el hilo conductor de la historia. El escenario es Cannes, durante el famoso festival de cine, y el personaje principal, el que conecta a los demás y cataliza las revelaciones de la historia, es Claire (Isabelle Huppert), o más bien, su cámara fotográfica, la que da título a esta película (y las fotos instantáneas que produce). El film está hecho con apenas cuatro personajes que conversan, encuadrados por una realización que se mueve lo justo, en planos contemplativos que mantienen la unidad de espacio y tiempo; apenas hay montaje. Hong sorprende con algunos experimentos formales, esos zoom que parecen gratuitos, un mínimo desorden cronológico del relato, una voz en off que funciona como flashback pero con la que el personaje, en el presente, puede interactuar. A pesar de esto, hay que hablar de sencillez, de una técnica narrativa cinematográfica depurada, que busca lo esencial con pausa oriental y con el placer de la mirada del cine de autor francés. En los Cuentos morales de Éric Rohmer, un hombre, con pareja, se veía siempre tentado por otra mujer, para, al final, resistirse al deseo. Esta película comienza justo después de que el equivalente al protagonista de una película del director de La rodilla de Clara (1970), haya sucumbido a la tentación.
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