El director italoamericano, nacido en Nueva York, Jonas Carpignano, propone un desencantado análisis de la familia como institución y marco de referencia existencial en Para Chiara. En el centro del relato está una niña de 15 años, Chiara (Swamy Rotolo), que desde el inicio demuestra muchas ganas de convertirse en adulta. Su idea de madurar es la de cualquier adolescente: copiar las cosas que hacen los mayores, como fumar y beber alcohol. Pero todos sabemos que ser un adulto es mucho más que eso y Chiara tendrá que enfrentarse al trauma de descubrir lo que se esconde detrás de su familia. Los niños no suelen entender lo que supone para sus padres tener que trabajar para mantener la economía familiar: desconocen de dónde sale el dinero para pagar una casa, la ropa o ese smartphone del que no aparta la mirada Chiara. El descubrimiento de la verdadera identidad de su padre hará tambalear los cimientos morales de la personalidad de Chiara, cuya reacción, lógicamente, será de rebeldía. Este duro proceso es contado por Carpignano utilizando un realismo documental, de cámara en mano, seguramente deudor de la prodigiosa Gomorra (2008) de Matteo Garrone, aunque el retrato sentimental del grupo familiar pueda hacer pensar en la película por excelencia sobre la mafia, El padrino (1972) de Francis Ford Coppola. Pero aquí no encontremos ni su tono operístico, ni sus conflictos shakesperianos. Para Chiara tiene un componente de denuncia social, en el que se propone que la familia protagonista, interpretados por verdaderos parientes -de apellido Rotolo- no está compuesta por desalmados delincuentes, sino por personas que intentan sobrevivir, lo que puede tener más que ver con algunas tramas de una de las mejores series de la historia, como es Los Soprano (1999-2007). El escenario de este drama familiar es el municipio de Gioia Tauro, en la región de Calabria, donde Carpignano situó también sus dos primeras películas, Mediterránea (2015) y A Ciambra (2017), por lo que completaría con Para Chiara una suerte de trilogía calabresa. La película ganó en Cannes el premio al mejor film europeo. Muy recomendable.
PARA CHIARA -INOCENCIA INTERRUMPIDA
El director italoamericano, nacido en Nueva York, Jonas Carpignano, propone un desencantado análisis de la familia como institución y marco de referencia existencial en Para Chiara. En el centro del relato está una niña de 15 años, Chiara (Swamy Rotolo), que desde el inicio demuestra muchas ganas de convertirse en adulta. Su idea de madurar es la de cualquier adolescente: copiar las cosas que hacen los mayores, como fumar y beber alcohol. Pero todos sabemos que ser un adulto es mucho más que eso y Chiara tendrá que enfrentarse al trauma de descubrir lo que se esconde detrás de su familia. Los niños no suelen entender lo que supone para sus padres tener que trabajar para mantener la economía familiar: desconocen de dónde sale el dinero para pagar una casa, la ropa o ese smartphone del que no aparta la mirada Chiara. El descubrimiento de la verdadera identidad de su padre hará tambalear los cimientos morales de la personalidad de Chiara, cuya reacción, lógicamente, será de rebeldía. Este duro proceso es contado por Carpignano utilizando un realismo documental, de cámara en mano, seguramente deudor de la prodigiosa Gomorra (2008) de Matteo Garrone, aunque el retrato sentimental del grupo familiar pueda hacer pensar en la película por excelencia sobre la mafia, El padrino (1972) de Francis Ford Coppola. Pero aquí no encontremos ni su tono operístico, ni sus conflictos shakesperianos. Para Chiara tiene un componente de denuncia social, en el que se propone que la familia protagonista, interpretados por verdaderos parientes -de apellido Rotolo- no está compuesta por desalmados delincuentes, sino por personas que intentan sobrevivir, lo que puede tener más que ver con algunas tramas de una de las mejores series de la historia, como es Los Soprano (1999-2007). El escenario de este drama familiar es el municipio de Gioia Tauro, en la región de Calabria, donde Carpignano situó también sus dos primeras películas, Mediterránea (2015) y A Ciambra (2017), por lo que completaría con Para Chiara una suerte de trilogía calabresa. La película ganó en Cannes el premio al mejor film europeo. Muy recomendable.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario