LA ISLA DE BERGMAN -EL SILENCIO DE DIOS


En la vida solo se puede hablar en serio de dos temas: de amor y de cine. De eso hay mucho en la estupenda La isla de Bergman, de la francesa Mia Hansen-Love, un cándido homenaje al gran director sueco Ingmar Bergman que sirve de excusa para hablar de la pareja, de las aspiraciones, o incluso de la conciliación. De la vida. En la película, una pareja de cineastas, interpretados por Vicky Krieps y Tim Roth, visitan la mítica isla de Faro, hogar de Bergman al final de su vida y donde rodó algunas de sus mejores películas -a partir de Como en un espejo (1961)-, para inspirarse y escribir cada uno un guión. La primera parte del film es una delicia para el fan cinéfilo de Bergman: con mucho humor, los protagonistas hablarán de sus películas, visitarán algunas localizaciones de las mismas, así como un museo dedicado al director o, incluso, su tumba. Atención al divertido grupo de turistas-fans que participan en el 'safari' de Bergman, entre los que se incluye al gran crítico catalán, Jordi Costa. La figura ausente de Bergman está muy presente en todo el metraje, como un dios terrible que responde a sus creyentes con el silencio, mientras los protagonistas intentan crear sus propias obras bajo la sombra de un genio indiscutible. Hansen-Love celebra la figura del Bergman creador, admite que sus películas nos obligan a enfrentarnos a nuestros peores miedos, pero reconoce su amor por ellas. Sin embargo, la directora también cuestiona al director sueco como persona -no busquéis aquí un chiste- sacando a relucir su convulsa vida privada, sus múltiples parejas sentimentales, esos 9 hijos de los que el autor de Secretos de un matrimonio (1973) apenas se ocupó. A partir de esta idea, Hansen-Love da un salto y juega a la ficción dentro de la ficción para expresar las dudas vitales de su protagonista femenina, el eterno conflicto entre el amor -verdadero- y los imperativos morales, sociales y culturales. ¿Se puede dejar todo para perseguir eso tan inaprensible que llamamos amor? ¿Qué pensamos de un hombre que se dedica por completo a su obra artística y que pasa de una mujer a otra, abandonando a sus hijos? Que es un genio. ¿Qué pensaríamos de una mujer que actuase así? Que es la peor persona del mundo. En su película, Mia Hansen-Love crea momentos íntimos, emocionantes y hermosos para expresar este problema irresoluble y para decirnos que la ficción es, quizás, la única forma de exorcizar esos fantasmas -que sí que existen- para los que somos incapaces de creer en Dios. El arte como tabla de salvación, como vía de escape de la vida, ya sea creando o viendo películas como las de Ingmar Bergman.

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