¿Ha muerto Tony Soprano? ¿Qué significa el capítulo final de Perdidos? Cuando un autor decide no contar algo, nos invita a utilizar la imaginación para completar un puzzle mental que se establece entre la obra y el espectador. Esa pieza que falta en el rompecabezas tenemos que buscarla -inventarla- nosotros mismos. Y encaja cualquiera que decidamos que encaja. Ese es precisamente el valor de lo "no contado": que las posibilidades son infinitas. Pero hay un grupo de espectadores que quieren saber. Esos que prefieren Interstellar (Christopher Nolan, 2014) a 2001: una odisea espacial (Stanley Kubrick, 1968). Esos que odiaron el final de Perdidos (2004-2010) y que obligaron a Damon Lindelof a abandonar Twitter. Creo que a esos espectadores no les va a gustar Magical Girl. Espero equivocarme, porque se estarán perdiendo una de las películas más sugerentes que he visto.
Yo no soy de esos que quieren saberlo todo. Yo habría preferido imaginarme esas Guerras Clon de las que hablaba Obi-Wan Kenobi (Alec Guinness) en Star Wars (George Lucas, 1977) a tener que verlas en El ataque de los clones (George Lucas, 2002). Nos hemos pasado los años ochenta diciendo que las "segundas partes nunca fueron buenas" -y era mentira- pero creo que esas precuelas -que son la norma desde hace unos 15 años- son mucho peores. Porque indagan en un pasado que, en realidad, no quería conocer. Un pasado que prefiero fantasear libremente. Pero me desvío.
¿Se puede hacer un espoiler de una película que decide mantener en el misterio sus secretos? Magical Girl se compone de tres historias que se van abriendo una dentro de otra. Pero mientras más profundizamos, menos sabemos. La primera historia es la más clara -la de Luis (Luis Bermejo) y su hija Alicia (Lucía Pollán)- pero es en su relación con las otras dos tramas -la de Bárbara (Bárbara Lennie) y la de Damián (José Sacristán)- que la película nos invita a imaginar las respuestas a sus incógnitas. No sabemos el significado del truco de magia que comparten Bárbara y Damián; ni qué ocurrió entre ellos para que el profesor acabase en la cárcel. Tampoco sabemos lo que se esconde detrás de esas puertas de las que Bárbara sale cada vez más marcadas. Lo que nos pide Magical Girl es que completemos la obra y que imaginemos las respuestas a todo eso. Que imaginemos dónde está la pieza que falta en ese puzzle que no consigue completar Damián.
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