Vergüenza es hardcore. Una propuesta humorística radical que produce, a partes iguales, carcajadas nerviosas y una sensación de incomodidad casi insoportable. La serie producida por Movistar y creada por Juan Cavestany -Gente en sitios (2013)- y Álvaro Fernández Armero -Las ovejas no pierden el tren (2104)- es un nuevo ejemplo del llamado posthumor o lo que debe ser lo mismo, la comicidad de la vergüenza ajena, llevada a su extremo. El protagonista es un fotógrafo de la BBC -bodas, bautizos y comuniones- Jesús "Paquete" Gutiérrez, que un genio como Javier Gutiérrez compone como un auténtico imbécil. Jesús es moderadamente salido, machista, racista, prejuicioso, infantil y envidioso, lo peor del ser humano y encima bocazas. Es muy complicado sentir simpatía alguna por él. Jesús es una versión depurada del asqueroso David Brent (Ricky Gervais) de The Office; mucho menos entrañable que el Michael Scott (Steve Carell) de la versión estadounidense; menos inteligente que el Larry David de Curb Your Enthusiasm; con similares éxitos amorosos que Suart Pritchard (Stephen Merchant) de Hello Ladies; rácano, mentiroso y obsesivo como el grandísimo George Costanza (Jason Alexander) de Seinfeld. Solo un actor de la talla de Gutiérrez podía haber salido airoso de la interpretación de un personaje tan absolutamente desagradable. Justo por eso, para que esta serie funcione, era imprescindible una actriz de la talla de Malena Alterio dándole la réplica. Ella interpreta a la mujer de Jesús, Nuria. Comparte con su marido la capacidad innata para meterse en situaciones incómodas, pero con ella la vergüenza que sentimos no es ajena: sufrimos con Nuria sus meteduras de pata. A diferencia de Jesús, ella lo pasa mal, pide disculpas a todos, es humana y un personaje adorable. Con estos dos protagonistas principales, arropados por unos secundarios más que afortunados, Cavestany y Fernández Armero demuestran un ingenio sádico para crear situaciones de pesadilla social que nos harán chirriar los dientes: la aparición de unos calzoncillos cagados; el mirar fijo las tetas de la suegra; una discapacitada tratando de bajar unas escaleras; masturbarse con una foto de Mariló Montero en la revista Lecturas; hablar inglés en público sin tener ni idea; enamorarse unilateralmente de una novia tocona recién casada. A la pareja protagonista le pasan todas estas cosas, que en el fondo les van uniendo poco a poco. Un compartir situaciones bochornosas, que acaba haciendo entrañables a Jesús y a Nuria, sobre todo cuando cobran consciencia de que son unos auténticos perdedores. Vergüenza es una propuesta soberbia y necesaria en la comedia española. Esperamos impacientes la segunda temporada.
VERGÜENZA- CUANDO LA RISA DUELE
Vergüenza es hardcore. Una propuesta humorística radical que produce, a partes iguales, carcajadas nerviosas y una sensación de incomodidad casi insoportable. La serie producida por Movistar y creada por Juan Cavestany -Gente en sitios (2013)- y Álvaro Fernández Armero -Las ovejas no pierden el tren (2104)- es un nuevo ejemplo del llamado posthumor o lo que debe ser lo mismo, la comicidad de la vergüenza ajena, llevada a su extremo. El protagonista es un fotógrafo de la BBC -bodas, bautizos y comuniones- Jesús "Paquete" Gutiérrez, que un genio como Javier Gutiérrez compone como un auténtico imbécil. Jesús es moderadamente salido, machista, racista, prejuicioso, infantil y envidioso, lo peor del ser humano y encima bocazas. Es muy complicado sentir simpatía alguna por él. Jesús es una versión depurada del asqueroso David Brent (Ricky Gervais) de The Office; mucho menos entrañable que el Michael Scott (Steve Carell) de la versión estadounidense; menos inteligente que el Larry David de Curb Your Enthusiasm; con similares éxitos amorosos que Suart Pritchard (Stephen Merchant) de Hello Ladies; rácano, mentiroso y obsesivo como el grandísimo George Costanza (Jason Alexander) de Seinfeld. Solo un actor de la talla de Gutiérrez podía haber salido airoso de la interpretación de un personaje tan absolutamente desagradable. Justo por eso, para que esta serie funcione, era imprescindible una actriz de la talla de Malena Alterio dándole la réplica. Ella interpreta a la mujer de Jesús, Nuria. Comparte con su marido la capacidad innata para meterse en situaciones incómodas, pero con ella la vergüenza que sentimos no es ajena: sufrimos con Nuria sus meteduras de pata. A diferencia de Jesús, ella lo pasa mal, pide disculpas a todos, es humana y un personaje adorable. Con estos dos protagonistas principales, arropados por unos secundarios más que afortunados, Cavestany y Fernández Armero demuestran un ingenio sádico para crear situaciones de pesadilla social que nos harán chirriar los dientes: la aparición de unos calzoncillos cagados; el mirar fijo las tetas de la suegra; una discapacitada tratando de bajar unas escaleras; masturbarse con una foto de Mariló Montero en la revista Lecturas; hablar inglés en público sin tener ni idea; enamorarse unilateralmente de una novia tocona recién casada. A la pareja protagonista le pasan todas estas cosas, que en el fondo les van uniendo poco a poco. Un compartir situaciones bochornosas, que acaba haciendo entrañables a Jesús y a Nuria, sobre todo cuando cobran consciencia de que son unos auténticos perdedores. Vergüenza es una propuesta soberbia y necesaria en la comedia española. Esperamos impacientes la segunda temporada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario