Es difícil no encontrar simpáticos a unos personajes como estos Teen Titans, Go! versión aniñada del grupo de superhéroes nacido en los años sesenta que reunía a todos los compañeros juveniles -sidekicks- de los héroes principales y adultos de DC Comics -Batman, Green Arrow, The Flash, Wonder Woman y Aquaman-. Aquellos personajes vivían a la sombra de la Liga de la Justicia, pero eso cambiaría cuando fueron remozados, en los años ochenta, por Marv Wolfman y George Pérez, quienes completaron el equipo con personajes de nuevo cuño, o que no dependían de un héroe mayor. A Robin, Wonder Girl y Kid Flash se unían así Beast Boy, Raven, Cyborg y Starfire. El nuevo grupo fue todo un éxito, algo así como los X-Men de DC. Parte de esta formación es la que refleja la serie animada de Cartoon Network que, en 2013, sustituyó a otra serie animada sobre los mismos personajes, cancelada en 2006, de corte mucho más serio. La serie Teen Titans, Go! que ahora se convierte en largometraje debe su éxito a haber apostado por el humor, la parodia y las fugas surrealistas que claramente son un guiño al público adulto. La película es sin duda ambiciosa: no es fácil alargar a 90 minutos el argumento mínimo de sketches de los episodios de 11, ni la sencilla animación bidimensional de trazo cartoon se presta demasiado a la gran pantalla. Hay que alabar el esfuerzo de mezclar estéticas y estilos en la película, que aplica efectos de ordenador, momentos de manga, una parodia de El Rey León y hasta títeres de fieltro -siguiendo los pasos de otros productos recientes como Capitán Calzoncillos: su primer peliculón o El bebé jefazo- y varios números musicales. El argumento no puede ser más provocador: convierte a las películas de superhéroes en el principal conflicto y en el villano principal. A partir de ahí, Teen Titans, Go! no se muerde la lengua y se ríe de lo serias que son las películas de Batman, confunde a Deathstroke con Deadpool, reconoce lo mala que era Green Lantern, lo que se ha tardado en hacer un film sobre Wonder Woman y Stan Lee hace su acostumbrado cameo aunque esto no sea una película de Marvel Studios. Por no mencionar la referencia a Regreso al futuro (1985) y el uso de las reconocibles músicas de Superman y Batman. Para el fan de DC Comics, aparecen entrañables referencias a los tebeos originales y una inmensa cantidad de superhéroes, que nunca habían estado en una pantalla grande, ni lo estarán probablemente, a pesar de la inabarcable cantidad de series y películas de la que se burla esta misma cinta. Pero los mejores momentos funcionan por acumulación: cuando todos los Titans deciden hacer caca en un baño falso de un plató de cine, o los vehículos que va sacando Batman a medida que se los destruyen; o los momentos de humor incorrecto que se permite la película -que no serán percibidos por los niños- como la rave pastillera que montan los héroes en Krypton; o cuando celebran el haber conseguido restituir el pasado de Batman, es decir, que asesinen a sus padres según el origen que todos conocemos.
TEEN TITANS GO! LA PELÍCULA -NO ES OTRA DE SUPERHÉROES
Es difícil no encontrar simpáticos a unos personajes como estos Teen Titans, Go! versión aniñada del grupo de superhéroes nacido en los años sesenta que reunía a todos los compañeros juveniles -sidekicks- de los héroes principales y adultos de DC Comics -Batman, Green Arrow, The Flash, Wonder Woman y Aquaman-. Aquellos personajes vivían a la sombra de la Liga de la Justicia, pero eso cambiaría cuando fueron remozados, en los años ochenta, por Marv Wolfman y George Pérez, quienes completaron el equipo con personajes de nuevo cuño, o que no dependían de un héroe mayor. A Robin, Wonder Girl y Kid Flash se unían así Beast Boy, Raven, Cyborg y Starfire. El nuevo grupo fue todo un éxito, algo así como los X-Men de DC. Parte de esta formación es la que refleja la serie animada de Cartoon Network que, en 2013, sustituyó a otra serie animada sobre los mismos personajes, cancelada en 2006, de corte mucho más serio. La serie Teen Titans, Go! que ahora se convierte en largometraje debe su éxito a haber apostado por el humor, la parodia y las fugas surrealistas que claramente son un guiño al público adulto. La película es sin duda ambiciosa: no es fácil alargar a 90 minutos el argumento mínimo de sketches de los episodios de 11, ni la sencilla animación bidimensional de trazo cartoon se presta demasiado a la gran pantalla. Hay que alabar el esfuerzo de mezclar estéticas y estilos en la película, que aplica efectos de ordenador, momentos de manga, una parodia de El Rey León y hasta títeres de fieltro -siguiendo los pasos de otros productos recientes como Capitán Calzoncillos: su primer peliculón o El bebé jefazo- y varios números musicales. El argumento no puede ser más provocador: convierte a las películas de superhéroes en el principal conflicto y en el villano principal. A partir de ahí, Teen Titans, Go! no se muerde la lengua y se ríe de lo serias que son las películas de Batman, confunde a Deathstroke con Deadpool, reconoce lo mala que era Green Lantern, lo que se ha tardado en hacer un film sobre Wonder Woman y Stan Lee hace su acostumbrado cameo aunque esto no sea una película de Marvel Studios. Por no mencionar la referencia a Regreso al futuro (1985) y el uso de las reconocibles músicas de Superman y Batman. Para el fan de DC Comics, aparecen entrañables referencias a los tebeos originales y una inmensa cantidad de superhéroes, que nunca habían estado en una pantalla grande, ni lo estarán probablemente, a pesar de la inabarcable cantidad de series y películas de la que se burla esta misma cinta. Pero los mejores momentos funcionan por acumulación: cuando todos los Titans deciden hacer caca en un baño falso de un plató de cine, o los vehículos que va sacando Batman a medida que se los destruyen; o los momentos de humor incorrecto que se permite la película -que no serán percibidos por los niños- como la rave pastillera que montan los héroes en Krypton; o cuando celebran el haber conseguido restituir el pasado de Batman, es decir, que asesinen a sus padres según el origen que todos conocemos.
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