Dan Gilroy debutó con la interesante y mordiente Nightcrawler (2014) y fue nominado por ello a los Oscar como guionista. Tras firmar Roman J. Israel, Esq. (2017) -por la que el nominado fue Denzel Washington- Gilroy vuelve al tono de su ópera prima con Velvet Buzzsaw, que se estrena directamente en Netflix. Si en aquella se satirizaba el sensacionalismo de los informativos televisivos, hasta extremos sangrientos, aquí la diana de Gilroy es el arte contemporáneo, y sobre todo, el negocio que genera. Jake Gyllenhaal y Rene Russo dan vida respectivamente a un crítico de arte y a una galerista. Si en Nightcrawler estos actores interpretaban a un reportero y a una productora de televisión, aquí hacen gala de una similar ausencia de escrúpulos. Se presentan además en la historia artistas plásticos -John Malkovich es uno de ellos-; una experta en arte que asesora millonarios -Toni Collette- o jóvenes ambiciosos, como la interpretada por Zawe Ashton, prácticamente la protagonista del relato. Un reparto coral que en los primeros compases del film parece presagiar una sátira al estilo del cine de Robert Altman -El juego de Hollywood (1992)-. Pero el interesante hallazgo de la obra de un misterioso artista fallecido, da un golpe de timón al argumento hacia derroteros más abstractos, que giran alrededor del poder de sugestión, casi vampírico, del arte y sobre la naturaleza atormentada del artista. Lamentablemente, esta trama es otro espejismo, porque el guión plantea a continuación elementos fantásticos y macabros que llevan al film al terreno del cine de terror. Lamentablemente, este desarrollo no me parece convincente, ni nada que no haya visto ya en algún episodio de Expediente X. A pesar de tener elementos e intenciones similares a los de la estupenda Nightcrawler, esta Velvet Buzzsaw me parece francamente fallida.
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