¿Qué hace Jim Jarmusch haciendo una película de zombies? El monstruo cinematográfico que mejor parece representar nuestros miedos actuales -por encima de vampiros y hombres lobo- ha contaminado películas de todo tipo más allá de su hábitat natural del cine de terror de bajo presupuesto: hemos visto comedias -incluso románticas-, superproducciones, cine de autor y películas de todos los países, por no hablar de series de éxito masivo internacional. No debe extrañarnos por tanto que un director de la importancia de Jarmusch en el cine independiente se atreva con un experimento como este. La película es claramente una comedia, con el humor esquinado de Jarmusch, con su ritmo pausado de contemplación zen, al que nos tiene acostumbrados. El argumento no difiere demasiado del de cualquier película del subgénero y sigue las reglas del padre fundador George A. Romero. Un pequeño pueblo es atacado por una horda de muertos vivientes. Jarmusch toma prestada la carga social de Romero en películas como Zombi (1978) en la que los protagonistas se refugiaban en un centro comercial al que acudían los cadáveres revividos en una repetición mecánica de lo que fueron sus rutinas en vida y en un claro comentario sobre la sociedad consumista. Jarmusch hace aquí este mensaje evidente, con escenas tan divertidas y pertinentes como la de los zombis con teléfonos móvil buscando dónde engancharse al wifi. Jarmusch, además, atribuye el Apocalipsis zombie al desastre ecológico y hace que la raza humana y su voracidad destructora del planeta sea equivalente al zombie canibal cuya hambre de carne humana es insaciable. Para interpretar esta historia, Jarmusch reúne al cast más cool posible con sus habituales: Bill Murray -Flores Rotas (2005)-, Adam Driver -Paterson (2016)-, Tilda Swinton -Jarmusch ya hizo una de vampiros con ella, Only Lovers Left Alive (2013)- y también Chlöe Sevigny, Steve Buscemi -como un radical de ultraderecha-, Danny Glover y nada menos que RZA, Iggy Pop y Tom Waits, este último bordando una narración en off que puede ser lo mejor del film. Jarmusch se permite ser 'meta' y referencial: habla directamente de Romero, pero también de sí mismo, aprovecha su interés por la filosofía oriental para emular a la Michonne de The Walking Dead, y acaba fijándose en otro tipo de zombies, en otro tipo de cine, también independiente, el de Ed Wood.
LOS MUERTOS NO MUEREN -PLANETA ZOMBIE
¿Qué hace Jim Jarmusch haciendo una película de zombies? El monstruo cinematográfico que mejor parece representar nuestros miedos actuales -por encima de vampiros y hombres lobo- ha contaminado películas de todo tipo más allá de su hábitat natural del cine de terror de bajo presupuesto: hemos visto comedias -incluso románticas-, superproducciones, cine de autor y películas de todos los países, por no hablar de series de éxito masivo internacional. No debe extrañarnos por tanto que un director de la importancia de Jarmusch en el cine independiente se atreva con un experimento como este. La película es claramente una comedia, con el humor esquinado de Jarmusch, con su ritmo pausado de contemplación zen, al que nos tiene acostumbrados. El argumento no difiere demasiado del de cualquier película del subgénero y sigue las reglas del padre fundador George A. Romero. Un pequeño pueblo es atacado por una horda de muertos vivientes. Jarmusch toma prestada la carga social de Romero en películas como Zombi (1978) en la que los protagonistas se refugiaban en un centro comercial al que acudían los cadáveres revividos en una repetición mecánica de lo que fueron sus rutinas en vida y en un claro comentario sobre la sociedad consumista. Jarmusch hace aquí este mensaje evidente, con escenas tan divertidas y pertinentes como la de los zombis con teléfonos móvil buscando dónde engancharse al wifi. Jarmusch, además, atribuye el Apocalipsis zombie al desastre ecológico y hace que la raza humana y su voracidad destructora del planeta sea equivalente al zombie canibal cuya hambre de carne humana es insaciable. Para interpretar esta historia, Jarmusch reúne al cast más cool posible con sus habituales: Bill Murray -Flores Rotas (2005)-, Adam Driver -Paterson (2016)-, Tilda Swinton -Jarmusch ya hizo una de vampiros con ella, Only Lovers Left Alive (2013)- y también Chlöe Sevigny, Steve Buscemi -como un radical de ultraderecha-, Danny Glover y nada menos que RZA, Iggy Pop y Tom Waits, este último bordando una narración en off que puede ser lo mejor del film. Jarmusch se permite ser 'meta' y referencial: habla directamente de Romero, pero también de sí mismo, aprovecha su interés por la filosofía oriental para emular a la Michonne de The Walking Dead, y acaba fijándose en otro tipo de zombies, en otro tipo de cine, también independiente, el de Ed Wood.
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