ANNABELLE

Uno de los terrores más carismáticos de Expediente Warren: The conjuring era la muñeca Annabelle, introducida en el prólogo de la película de James Wan, para reaparecer en el tramo final de aquella. Un rápido spin of confirmó el olfato comercial de los productores -algo habitual en el cine de terror- y la intención de expandir el llamado James Wan-verso. Aquella primera entrega, era, francamente, olvidable -tampoco esperábamos mucho más- y apenas tenía el apunte interesante de inspirarse en los macabros asesinatos de la familia Manson en los años 60. Annabelle: Creation, como su nombre indica, continúa la historia retrocediendo todavía más hacia el pasado, para contar directamente el origen de la muñeca. Aunque, la verdad, la historia no me parece demasiado clara -a pesar de que se esmera por conectar en el epílogo con la película cronológicamente posterior- pero también es cierto que eso es lo de menos.
No era difícil que esta secuela/precuela fuera superior al film que la precede. Lo consigue por la vía conservadora. Creation reitera, de forma lógica, por otro lado, en el terror que James Wan ha cultivado con tanto éxito. Así, estamos ante una película de sustos, en la que la cámara y el espacio juegan un papel importante. El objetivo se mueve alrededor de los personajes, sin que nunca sepamos por dónde va a aparecer el espectro, casi siempre encarnado por un actor de carne y huesos -algo siempre de agradecer antes que los efectos digitales-. 

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