BIG LITTLE LIES -TEMPORADA 2 -EL PESO DEL PASADO


Sin poner en duda los méritos de la exitosa y premiada primera temporada de Big Little Lies, en mi opinión, la trama de intriga sobre el supuesto asesinato me pareció lo menos interesante de esta ficción. La fortaleza de la serie era, para mí, sus personajes, sobre todo las protagonistas femeninas: complejas, contradictorias, muchas veces antipáticas, con defectos, traumas, remordimientos y, por supuesto, interpretadas por estupendas actrices como Nicole Kidman, Reese Whiterspoon, Laura Dern y Shaile Woodley. Estos magníficos personajes parecían algo limitados por una trama en clave de whodounit que llevaba a un desenlace decididamente forzado. La serie estaba pensada para acabar tras dicha primera temporada, pero los buenos resultados llevaron, al show runner David E. Kelley a plantear una segunda entrega. Según he podido leer, la autora de la novela original, Liane Moriarty puso una condición para embarcarse en la continuación de su historia: contar con Meryl Streep, para la que escribiría un personaje a su medida. Vaya si lo hizo. La segunda temporada de Big Little Lies resuelve la queja que acabo de esgrimir, y de una serie con un argumento cerrado pasa a ser una historia de personajes. No hay una trama demasiado marcada, sino que se exploran las consecuencias de los hechos ocurridos en la primera entrega. Una idea que encuentro fantástica, ya que profundiza y hace muy reales los elementos más melodramáticos de la primera entrega. ¿Cuáles son las consecuencias de la muerte de Perry Wright (Alexander Skarsgard)? ¿Cuál es el peso del secreto sobre su fallecimiento que tienen que soportar las protagonistas? La serie afronta de forma valiente las revelaciones de la primera parte: el trauma de Jane por haber sido violada, la viudez incómoda de Celeste, las fricciones en el matrimonio de Madeline por la infidelidad cometida. Resulta sobre todo dura la exploración de los conflictos  que deben sufrir los hijos de Perry, tanto los reconocidos -los gemelos- como Ziggy, tras desvelarse su verdadera paternidad. Son conflictos complejos, sin solución, que aportan mucho más drama que la intriga sobre quién mató a quién que sirvió de motor argumental a la primera temporada. En esta entrega se desarrollan ideas antes desperdiciadas, como el de la proyección de los conflictos de los adultos en el mundo de los niños, en su microcosmos escolar: aquí se habla mejor de acoso, de educación, de verdades y mentiras. Fantástico el momento en el que los padres se quejan al colegio de que sus hijos están estresados porque se les ha hablado del cambio climático. 

Y por supuesto, hay que hablar de la creación de ese personaje fantástico que interpreta Meryl Streep. Mary Louise es sorprendente, tan retorcidamente divertida como borde; auténtica cizañera que va generando fricciones con todos los personajes a su alrededor. Los guionistas y la propia actriz tienen la sabiduría necesaria para no convertirla nunca en una completa villana, dotándola siempre de motivaciones que no dejan de ser comprensibles. Mary Louise funciona, además, como la sombra del personaje de Perry, ausente pero con una presencia demoledora, que sigue siendo violenta incluso tras su muerte. Si en la primera temporada la gran duda es quién mató a quién, ahora nos preguntamos cuál de estas mujeres sucumbirá a la presión, a la culpa, a sus debilidades, que Mary Louise hace relucir.

El episodio final, I Want To Know, cede a lo espectacular apartándose del costumbrismo y el drama íntimo para proponer un juicio que resuelva el conflicto principal de la temporada. Esta concesión sirve, sin embargo para desarrollar uno de los temas principales de la serie, el de la oposición entre la esfera pública, lo que aparentamos de cara a los demás, y la privada, que suele ocultar secretos, pecados y oscuridad. Se trata de un buen clímax, que lleva a un epílogo abierto que hace pensar en una tercera temporada... o no. 
En el apartado visual, se mantiene -no sin polémica- la impronta del director Jean-Marc Vallée -Heridas abiertas- sustituido por Andrea Arnold, que ha hecho un buen trabajo. Aunque, según se cuenta, no podemos apreciar completamente su labor por varios cambios introducidos por los productores. Algunos de estos, me parecen fantásticos, como esos flashbacks mudos de la primera temporada que expresan el peso psicológico del pasado en las protagonistas.

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