Dentro de la corriente nostálgica que parece imperante se sitúa Yo soy Dolemite, un biopic ubicado en los años 70, que como Érase una vez en Hollywood, intenta recrear una época de la industria del entretenimiento, en este caso, un fenómeno específico de la cultura afroamericana, como es el éxito del show man Rudy Ray Moore, comediante, precursor del rap y estrella de cine de serie B, cuando triunfaban las llamadas películas blaxploitation. Los films de este señor eran burdas producciones cinematográficas, que, sin embargo, entendían bien a su público, al que ofrecían lo que este esperaba: acción, persecuciones, peleas de kung fu, humor zafio, algo de picante y sobre todo, una sana actitud de no tomarse nada demasiado en serio. Eddie Murphy interpreta al protagonista, al que conocemos a través de sus esfuerzos para conseguir el éxito, sin demasiado talento, pero con una perseverancia digna de elogio. Acompañan a Murphy actores como Da´Vine Joy Randolph, Keegan-Michael Key, Craig Robinson, Tituss Burgess y sobre todo, un pasadísimo Wesley Snipes, además de cameos de Chris Rock y Snoop Dog -que contó con el verdadero Rudy Ray Moore para uno de sus videoclips-. Esta troupe de artistas chapuceros pero bienintencionados puede recordar a los frikis de Ed Wood (1994), y no por casualidad: firman el guión Scott Alexander y Larry Karaszewski, responsables también del texto del film de Tim Burton. El guión, sin embargo, no profundiza en sus personajes, que apenas presentan conflictos y a los que, francamente, todo les sale demasiado bien. La película plantea la subjetividad el arte y si en realidad juzgamos la calidad de una obra desde una supuesta altura intelectual que no es más que pretenciosidad. De hecho, esta cinta disponible en Netflix, tiene algunos puntos en común con The Disaster Artist (2017). "¿Es una comedia?" preguntan a Rudy Ray Moore sobre su película durante el estreno, a lo que este responde: "claro que lo es, la gente se está riendo". No demasiado lejos de lo que diría el inclasificable Tommy Wiseau. Dirigida por Craig Brewer -Black Snake Moan (2006)- hay que decir que la personalidad de Murphy marca el tono de la cinta y que si no te gusta su humor, no te gustará Yo soy Dolemite. Pero está claro que Murphy se identifica con su personaje: véase el monólogo sobre la crítica cinematográfica a la que acusa de no entender lo que quiere el espectador. Un claro ajuste de cuentas de Murphy, muy taquillero en sus mejores tiempos, pero siempre despreciado por la prensa especializada.
YO SOY DOLEMITE -ÉRASE UNA VEZ EN EL GHETTO
Dentro de la corriente nostálgica que parece imperante se sitúa Yo soy Dolemite, un biopic ubicado en los años 70, que como Érase una vez en Hollywood, intenta recrear una época de la industria del entretenimiento, en este caso, un fenómeno específico de la cultura afroamericana, como es el éxito del show man Rudy Ray Moore, comediante, precursor del rap y estrella de cine de serie B, cuando triunfaban las llamadas películas blaxploitation. Los films de este señor eran burdas producciones cinematográficas, que, sin embargo, entendían bien a su público, al que ofrecían lo que este esperaba: acción, persecuciones, peleas de kung fu, humor zafio, algo de picante y sobre todo, una sana actitud de no tomarse nada demasiado en serio. Eddie Murphy interpreta al protagonista, al que conocemos a través de sus esfuerzos para conseguir el éxito, sin demasiado talento, pero con una perseverancia digna de elogio. Acompañan a Murphy actores como Da´Vine Joy Randolph, Keegan-Michael Key, Craig Robinson, Tituss Burgess y sobre todo, un pasadísimo Wesley Snipes, además de cameos de Chris Rock y Snoop Dog -que contó con el verdadero Rudy Ray Moore para uno de sus videoclips-. Esta troupe de artistas chapuceros pero bienintencionados puede recordar a los frikis de Ed Wood (1994), y no por casualidad: firman el guión Scott Alexander y Larry Karaszewski, responsables también del texto del film de Tim Burton. El guión, sin embargo, no profundiza en sus personajes, que apenas presentan conflictos y a los que, francamente, todo les sale demasiado bien. La película plantea la subjetividad el arte y si en realidad juzgamos la calidad de una obra desde una supuesta altura intelectual que no es más que pretenciosidad. De hecho, esta cinta disponible en Netflix, tiene algunos puntos en común con The Disaster Artist (2017). "¿Es una comedia?" preguntan a Rudy Ray Moore sobre su película durante el estreno, a lo que este responde: "claro que lo es, la gente se está riendo". No demasiado lejos de lo que diría el inclasificable Tommy Wiseau. Dirigida por Craig Brewer -Black Snake Moan (2006)- hay que decir que la personalidad de Murphy marca el tono de la cinta y que si no te gusta su humor, no te gustará Yo soy Dolemite. Pero está claro que Murphy se identifica con su personaje: véase el monólogo sobre la crítica cinematográfica a la que acusa de no entender lo que quiere el espectador. Un claro ajuste de cuentas de Murphy, muy taquillero en sus mejores tiempos, pero siempre despreciado por la prensa especializada.
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