La quinta temporada de Better Call Saul de Peter Gould y Vince Gilligan confirma sus dos constantes más importantes: su calidad y su capacidad para pasar desapercibida. No sé si las dos cosas estarán relacionadas, pero el seriéfilo medio parece interesado en descubrir la nueva serie de Netflix o HBO antes que seguir invirtiendo su tiempo en una ficción contrastada. Una de las cosas que aprecio de esta serie es su narrativa, eminentemente visual, cinematográfica, que exige la atención del espectador. El ritmo pausado de Better Call Saul tiene su razón de ser: es de las pocas series que nos da la oportunidad de pensar en lo que estamos viendo, una participación necesaria ya que los guionistas rara vez nos dan la información 'masticada'. ¿Cuántos espectadores están dispuestos a hacer ese esfuerzo? Esta temporada tiene varias metáforas visuales brillantes: el helado de Jimmy que cae al suelo en el episodio 50% Off cuando se lo llevan los narcos del clan Salamanca y cómo las hormigas dan buena cuenta del mismo en The Guy for This, expresando el posible futuro inmediato del abogado en manos de los criminales. Que no nos expliquen demasiado las cosas sirve para picarnos y mantener nuestro interés. En el inicio de Namaste vemos a Jimmy cogiéndole el peso a diversos objetos de una casa de antigüedades. Sabemos que algo planea ¿Pero qué? Mencionemos también secuencias estupendas y originales, como la idea de intercalar una persecución policial, con la limpieza a fondo de una freidora de Los pollos hermanos, consiguiendo una tensión tremenda, también en Namaste. Hablemos además del episodio Bagman, puramente visual, prácticamente un western, casi sin diálogos, para contarnos una travesía por el desierto, literal, que une a Jimmy y a Mike. Por último, resaltemos el rigor con el que se han mantenido a través de toda la serie los elementos visuales que marcan el desarrollo de la relación entre Kim y Jimmy, por ejemplo, en Bad Choice Road, en el que se recupera la pantalla partida que relacionaba a los dos personajes en el capítulo Something Stupid de la cuarta temporada -solo que ahora Jimmy está muy lejos- o el vaso que regala Kim a Jimmy -"El mejor abogado del mundo"- en la segunda entrega y que durante toda la serie ha servido de metáfora para la situación vital del protagonista, desde ese vaso que no encajaba en un coche de lujo, que significaba una traición personal, hasta el vaso agujereado por las balas que revela la mentira que ha contado a Kim en Bad Choice Road.
¿Qué otra serie se apoya casi exclusivamente en los conflictos morales de sus personajes? Como los de Kim para echar de su propiedad a un anciano que, legalmente, se tiene que ir, pero que moralmente, merece quedarse porque lleva allí toda la vida. La relación de Kim con Saul es el tronco argumental principal en esta quinta temporada, en la que dan un paso importante, que no comentaré, en el episodio JMM. Ambos personajes se van acercando poco a poco: él intenta estar a la altura de ella, pero atención, porque Kim va flexibilizando sus valores al darse cuenta de que los métodos de Jimmy, funcionan. Better Call Saúl esconde la idea de que el sistema está tan jodido que para hacer lo correcto hay que saltarse las reglas. ¿Es Saúl Goodman un sinvergüenza que saca de prisión a delincuentes de poca monta o un defensor de los marginados por el sistema? La respuesta puede decirnos mucho de nosotros mismos.
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