Parece claro que Luca, la nueva película de Pixar que se estrena directamente en Disney Plus, es una metáfora sobre la discriminación de la comunidad LGTBI: el protagonista (Jacob Tremblay) es una criatura marina que descubre el mundo de la superficie y que puede camuflarse entre los humanos para mezclarse entre ellos. Luca experimentará el descubrimiento de un nuevo mundo junto a su amigo Alberto (Jack Dylan Grazer), aparentemente conocedor de la cultura de los humanos y vivirá, más o menos, todas las fases que probablemente experimenta un gay o una lesbiana: el tener que ocultar su realidad a sus padres, los momentos de euforia al irse atreviendo a explorar su verdadera naturaleza, la necesidad de llevar una doble vida y hasta la inevitable salida del armario. Pero no nos engañemos: Luca no es un Call me by your name (2017) infantil. La lectura queer puede venirle muy bien a Pixar/Disney como herramienta de marketing, para cimentar una imagen progresista y para obtener titulares de la crítica, pero lo cierto es que Luca es un monstruo -una criatura anfibia, pensemos, por ejemplo, en La forma del agua (2017)- y en el cine fantástico el monstruo casi siempre es sinónimo del diferente y del marginado. Ahí está, por ejemplo, la filmografía entera de Tim Burton. El mensaje de la película se puede aplicar a cualquiera que se haya sentido rechazado, que haya sufrido acoso o que no haya encontrado su sitio en la sociedad. En este sentido, Luca no es diferente de la mayoría de las producciones animadas, dirigidas a un público familiar, que suelen transmitir un mensaje o una moraleja. Aquí se cargan las tintas sobre todo contra la intolerancia, representada en el personaje abusón de Ercole (Saverio Raimondo). Y ese mensaje es necesario. Dicho esto, Luca es una delicia, sobre todo visualmente. La ambientación mediterránea; el mundo submarino -creo que deudor de Ghibli y de Ponyo en el acantilado (2008)-; los mínimos guiños a Lovecraft y sus criaturas anfibias; el homenaje a la Italia de los años 50 -la de Vacaciones en Roma (1953)- (aunque lleno de clichés y eso que dirige un italiano, Enrico Casarosa); la banda sonora de canciones italianas; todo esto da lugar a una película luminosa, ligera, divertida, con un estupendo sabor refrescante a verano y a sal marina. Sin la ambición de Soul (2020), pero también sin la emoción de Coco (2017), Luca puede ser considerada una película menor en el catálogo de Pixar, pero resulta complicado hacer una afirmación así dada la apabullante calidad de su animación, el ingenio de sus infinitos recursos visuales y el cariño que despiertan sus entrañables personajes.
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