Sweat ataca frontalmente la idea de esa doble vida que casi todos llevamos debido a las redes sociales. Nuestra imagen pública se ha expandido y multiplicado gracias a los numerosos perfiles que tenemos en Internet, en los que volcamos nuestras experiencias, pensamientos y aficiones a través de vídeos, fotos y textos. ¿Es un reflejo real de lo que somos esa imagen que construimos -creo que sin darnos cuenta- en las redes? Obviamente no. Como un moderno álbum de fotos, subimos a las redes nuestros momentos más afortunados, nuestras alegrías, todo aquello de lo que podamos estar orgullosos. Por contra, pocas veces expondremos nuestras debilidades. Nuestras miserias y ruindades -todos las tenemos- solo aparecerán en los momentos más bajos -como peticiones de auxilio o para llamar la atención- o quizás por error. En esta película escrita y dirigida por el sueco Magnus Von Horn, Sylwia (Magdalena Kolesnik) es una instagramer dedicada al fitness cuyo principal logro -lo escucharemos varias veces durante la película- es tener más de 600.000 seguidores, nuevo índice del éxito personal en los tiempos que corren. Von Horn sigue de forma casi documental el día a día de Sylwia mostrándonos su relación con sus fans, con su representante, con su familia y sobre todo con su smartphone, del que no se separa ni un momento y con el que registra casi cada minuto de su vida. El supuesto éxito profesional de Sylwia, la admiración que parecen sentir por ella 600.000 personas y la felicidad y el optimismo que transmite, contrastan radicalmente con una soledad tremenda, que se refleja claramente en una reunión familiar que muestra los conflictos internos de la protagonista y la falta de comprensión que adolece. Hábilmente, la película presenta otro personaje que está del otro lado de la experiencia de las redes con respecto a Sylwia: un hombre que representa al seguidor -al follower-, ese espectador que no utiliza las redes para generar contenido, sino para consumirlo, ese que vive de ver lo que hacen los demás, que llena el vacío de su vida con la ficción construida por los influencers. Sweat nos muestra las dos caras de las redes sociales y lo peor de cada una de ellas.
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