Rodrigo Cortés -Buried (2010)- dirige, escribe -adaptando la obra de Jerzy Jurandot-, edita y hasta participa en la creación de las canciones de El amor en su lugar, estupenda película sobre quiénes somos en los peores momentos de crisis. La historia de la película ocurre en el gueto judío de Varsovia en 1940, durante la ocupación nazi. Los protagonistas son una pequeña compañía teatral que, a pesar de la situación de opresión y pobreza extrema en la que viven, se empeña en montar una comedia musical cada día, esperando un aplauso del público que nunca llega porque los espectadores tienen tanto frío que no se atreven a sacar sus manos de los bolsillos. Con gran habilidad, Cortés va saltando de la vida real -en condiciones durísimas- a la ficción representada sobre el escenario, una deliciosa comedia musical con mucho humor (negro). La protagonista del relato es Stefcia, una actriz y cantante judía, valiente y luchadora, que se debate entre el amor, el arte, ayudar a los demás y la pura supervivencia. La interpreta una convincente Clara Rugaard, que me parece todo un descubrimiento. La película combina el drama romántico en un escenario histórico con la comedia y el musical, en una mezcla muy estimulante. El constante ir y venir entre la vida real de seres desesperados por (sobre)vivir y la ficción de sus personajes funciona como un juego de espejos muy interesante. Y por encima de todo tengo que alabar la puesta en escena: cómo se mueve la cámara detrás de los personajes, rozando siempre el plano secuencia -el que abre la película es muy efectivo para meternos en situación- utilizando el telón, los decorados y las puertas para hacer la mencionada transición entre la obra teatral y el despiadado mundo real. La edición, que también firma Cortés, acompaña esta planificación imprimiendo un ritmo narrativo que entusiasma. Y cuando la terrible realidad del odio -del nazismo- interrumpe la representación sobre el escenario, Cortés consigue hacernos vivir momentos de gran tensión. En mi opinión, El amor en su lugar, ignorada en los premios Goya -solo ha sido nominada a mejor dirección de producción y diseño de vestuario- será en poco tiempo una de esas joyas del cine español que, por alguna razón, nos empeñamos en ignorar. Dadle una oportunidad.
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