¿Merece Jeanne Dielman ser considerada, al menos durante esta década, como la mejor de todos los tiempos? La pregunta debería ser ¿Por qué no? La sola idea de comparar películas es absurda. La idea de una lista es, por tanto, también absurda. Lo que tiene de bueno una lista como esta es que la gente que sabe de cine, que se dedica a ello, nos descubre cintas que, los que sabemos mucho menos, no conocíamos de nada. Lo importante de una lista como la de Sight and Sound es que nos haya hecho buscar -y rebuscar- esa 'nueva' mejor película de todos los tiempos, que sigue estando olvidada, sin editar e inaccesible. No nos engañemos: las mujeres han tenido históricamente menos acceso a la profesión de cineasta, un agravio histórico irreparable que las colocará siempre por detrás de pioneros como Griffith, Murnau, Ford o Hitchcock. Pero eso no quiere decir que las directoras que han venido después, abriéndose camino contra todo tipo de dificultades y prejuicios, no tengan algo interesante que decir. Nadie ha dicho que Chantal Akerman sea mejor que Kubrick, pero ¿Por qué no puede haber hecho una obra, aunque sea una sola, a la altura de las obras maestras del autor de 2001: Una odisea del espacio -mi favorita de todos los tiempos, por cierto-? Me he tomado la molestia de buscar la película Jeanne Dielman -no me ha quedado más remedio que recurrir a la descarga ilegal, lo siento- y he descubierto una obra prácticamente perfecta. Akerman, influida por la estética pop y el espíritu contestatario y anticonsumista de Jean-Luc Godard, por la voluntad experimental de Andy Warhol y por la pintura de Edward Hopper, nos muestra la vida cotidiana de una mujer, de una madre (Delphine Seyrig), en una película de mirada fría y quirúrgica, despojada casi completamente de los típicos giros dramáticos de la ficción. Jeanne Dielman se parece más a una videoinstalación de museo que a Casablanca -que también está en la lista de Sight and Sound-. Y aunque parece que no nos están contando nada cuando vemos a Jeanne empanar unos filetes para su hijo, si sabemos mirar, si queremos y hacemos un pequeño esfuerzo, descubriremos un retrato magistral de la situación de una mujer, de sus relaciones con los hombres, de los roles que le impone la sociedad -en este caso belga, pero extensible a todo occidente- de aquella época. La película, forjada en pequeñas acciones sin importancia se convierte, por acumulación, en una reflexión existencial y en una rabiosa denuncia de la represión social hacia las mujeres que, lamentablemente, sigue vigente. Y todo esto convierte, quizás, a esta película en la mejor de todos los tiempos en reflejar las preocupaciones actuales, las de nuestro tiempo.
QUÉ GRANDE ERA EL CINE
¿Puede una mujer haber dirigido la mejor película de todos los tiempos? Si no sois cinéfilos probablemente no os hayáis enterado de la polémica tras la reciente publicación de una lista de los 100 mejores films de la historia del cine, según una encuesta de la prestigiosa revista británica Sight and Sound. Dicha publicación edita, cada 10 años, una relación de las mejores obras del séptimo arte consultando para ello a críticos, cineastas y profesionales internacionales -en esta ocasión, nada menos que a 1600 de ellos-. Desde 1952, el primer puesto del ranking ha estado ocupado por tres clásicos: Ladrón de bicicletas, Ciudadano Kane y Vértigo. La gran sorpresa ha llegado en 2022 cuando ese lugar de honor lo ha alcanzado una película dirigida por Chantal Akerman, titulada Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles. Si no os suena de nada, no os asustéis. La película es más bien poco conocida por el gran público y seguramente parte de la culpa es que no se pueda encontrar en ninguna plataforma en nuestro país, ni esté editada en formato físico, como ocurre, de hecho, con buena parte de la obra de su directora. Este desconocimiento ha ayudado, quizás, a un rechazo patente en las redes a que la película de Akerman -de 1975- se codee con las más grandes. Desde un director que conoce y dice admirar la película, como Paul Schrader, hasta el cinéfilo tuitero de a pie, muchos han coincidido en despreciar Jeanne Dielman -y a su autora- como no merecedoras de estar en el más alto puesto de la historia del cine. Un desprecio desprovisto de argumentos -los caracteres que permite Twitter tampoco dan para mucho- que niega, como si fuera algo obvio, que Chantal Akerman pueda estar allí arriba con Orson Welles o Alfred Hitchcock; o, todavía peor, argumentan que dicho primer lugar en la lista se debe a una concesión al feminismo. ¿Es eso cierto? Yo creo que no. Primero, porque estamos ante una lista realizada a través de una encuesta, como ya he dicho, de 1600 personas. ¿Se pusieron todas de acuerdo según una siniestra agenda woke? ¿Ha sido manipulada la lista para conseguir el titular de que por primera vez una película dirigida por una mujer se hace con el primer puesto? En principio no hay ninguna razón -más allá del machismo- para pensarlo. Quizás sería más razonable pensar que la lista de la revista Sight and Sound refleja los tiempos que corren y cómo cambian los gustos cinematográficos de década en década. Probablemente, en las listas del pasado nadie se escandalizó porque no hubiera ninguna película dirigida por una mujer entre las 10 mejores de la historia del cine, o por la ausencia de obras de Akerman, o Agnès Vardá o Kathryn Bigelow. ¿Ha salido de la nada Jeanne Dielman? En absoluto. En la encuesta de 2012 ocupaba el número 36 y en la lista de 2022, de la misma revista Sight and Sound, pero confeccionada únicamente por directores -y directoras- de cine, está en el cuarto lugar.
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