SALA DE PROFESORES -SOLA ANTE EL PELIGRO


La irresoluble tensión entre lo legal y la justicia marca el interesante ejercicio de tensión que es Sala de profesores (2024), película dirigida por el alemán Iker Çatak. Vivimos en una sociedad reglada por unas normas con las que, en principio, estamos de acuerdo pero ante cuya ejecución protestaremos a la primera de cambio, sobre todo cuando el castigo nos afecta directamente. La película utiliza un colegio como microsociedad para exponer las fricciones que dificultan la convivencia: los defectos de la democracia, la falta de credibilidad de nuestros líderes, los enfrentamientos personales, el racismo, la envidia y, sobre todo, la imposibilidad de establecer una verdad absoluta, en un tiempo en el que todo es puesto en duda, todo puede ser manipulado o falseado. Lo que dispara la acción argumental es, precisamente, la acusación de robo por parte de una bienintencionada profesora, Carla (Leonie Benesch). Una acusación que, aunque parezca estar apoyada en pruebas claras, permite la sombra de la duda, por lo que es posible rebatirla. Esto desencadena una intriga que llevará al caos social dentro del colegio. Çatak imprime un ritmo tremendo en las acciones y es muy capaz de generar tensión a través de los sucesivos obstáculos a los que se enfrenta la protagonista, cuya perspectiva paranoica contamina todo el relato. El formato cuadrado ayuda a cerrar el espacio para aumentar la sensación claustrofóbica de que la profesora se encuentra acorralada y la música de Marvin Miller imprime una sensación de amenaza constante. Lo más divertido de la propuesta es que Çatak no intenta ser realista y se permite todo tipo de licencias para aumentar la presión sobre los personajes y para desesperación de los espectadores. El resultado es un film entretenido, inteligente, provocador, que habla de las relaciones entre los seres humanos y de hasta qué punto las normas, pensadas para protegernos y evitar abusos, pueden volverse en nuestra contra.

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