DEADPOOL Y LOBEZNO -TODO A LA VEZ EN TODAS PARTES


Seguramente no sabéis de qué lugar vengo, pero eso es importante para entender por qué me ha gustado tanto Deadpool y Lobezno (2024). Vengo de un lugar, o de un tiempo, en el que las películas de superhéroes -personajes entonces minoritarios, casi contraculturales, que solo existían en los tebeos- eran absolutamente imposibles. Solo existía la espléndida Superman (1979) y Superman II (1980) -que me gustaba incluso más, porque había peleas-. Pero no había nada más. Hubo que esperar 20 años para poder ver Batman (1989) y Batman vuelve (1992) -que me gustó incluso más- que convertían al mejor detective del mundo en un personaje popular, en un rompetaquillas. En aquel momento se podía soñar con las películas de superhéroes -al menos, con las de los personajes de DC- aunque el sueño siempre duraba poco. Porque después de Superman, venían Superman 3 (1983) y Superman IV (1987); y después de Batman vendrían Batman Forever (1995) y Batman y Robin (1997), todas capaces de acabar con cualquier ilusión. Algo después llegó Marvel -o más bien, Fox- con Blade (1998) y Blade 2 (2002); con X-Men (2000) y X-Men 2 (2003). Y entonces pareció que se podía hacer una buena película con los superhéroes. Aunque quedaba esa cuenta pendiente de las máscaras. Estos superhéroes llevaban trajes de cuero negro que no son realmente disfraces, en un intento de que todo fuera muy serio y muy grave, para no caer en el ridículo. La cosa mejoró con Spider-Man (2002) y Spider-Man 2 (2004) de Sam Raimi, pero todo se derrumbó nuevamente con Daredevil (2003), Blade: Trinity (2004) -también Catwoman (2004)- X-Men 3 (2006), Los 4 Fantásticos (2005), Spider-Man 3 (2007) y varias más. Eran películas fallidas, frustrantes, pero oye, habíamos pasado de pensar que era imposible ver una película de superhéroes a tener algo, aunque fuera decepcionante. Y a eso nos agarrábamos. Es imposible que me entendáis si habéis nacido en un mundo en el que existen películas de Iron Man, Thor, Hulk y el Capitán América ¡Y de los Vengadores! Habéis vivido una edad de oro que, probablemente también se ha terminado. Pues Deadpool y Lobezno es una película dedicada a los que tuvimos que ver todas esas malas películas de tipos disfrazados, todas esas fallidas franquicias que empezaron con promesas y acabaron fatal, todas esas cintas de superhéroes que tenían vergüenza de ser de superhéroes. Esta tercera entrega de las aventuras del personaje interpretado por Ryan Reynolds es todavía más meta que todas las anteriores. Se permite hacer parte integral de la trama cosas como que Disney -dueña de Marvel- haya comprado Fox -a la que pertenecían los derechos de los X-Men- y hacer de ello el sentido mismo de la historia. Porque la película que dirige Shawn Levy está dedicada a los proyectos fallidos, a los personajes olvidados de películas malísimas y a los que de forma idiota -pero con buen corazón- invertimos horas y horas de nuestro tiempo en verlas. Porque era todo lo que había. Hugh Jackman como Lobezno es el perfecto tipo serio y gruñón en la extraña pareja que forma con Reynolds, cuya incontinencia verbal roza lo abrumador. Deadpool es una metralleta de chistes que se burla de Marvel, de Disney, de Fox, de Hollywood y hasta de la vida privada del propio Reynolds. Nada es sagrado, excepto esa línea temporal -robada de la serie de Loki- que los personajes intentarán salvar. Las secuencias de acción son espectaculares, obviamente, y muy divertidas, y sobre todo, muy sangrientas. Y, a pesar de que la película no se toma absolutamente nada en serio, hay secuencias aisladas que consiguen emociones bastante genuinas, sobre todo gracias a las interpretaciones de los actores. Matthew Macfadyen está perfecto como siempre y Emma Corrin es una villana muy atractiva, que fabrica a su personaje prácticamente de la nada. Y como ocurre en Marvel, si no tienes ni idea de nada, Deadpool y Lobezno se te va a quedar en una comedia de acción muy bien hecha, para pasar dos horas estupendas (y olvidar). Pero si vienes del lugar del que yo vengo, si has pasado décadas viendo películas buenas, regulares y pésimas de supertipos, verás que todo eso de repente cobra sentido al ritmo de una canción de Madonna. Deadpool y Lobezno no va a salvar el Universo Cinemático de Marvel -aunque juega con esa idea de forma muy cachonda- porque no construye nada. Tampoco es la mejor película desde Vengadores: Endgame (2019). ¿O sí? Pero sobre todo no es una película nostálgica porque el pasado que recuerda no tuvo nada de bueno, sino que opta por reivindicar, precisamente, todo lo fallido de las películas de superhéroes. Deadpool y Lobezno es la gran parodia de las películas de cameos de Marvel y DC. Es la Abbott y Costello contra los fantasmas (1948) de los superhéroes. Y se burla de todo eso con un humor hiriente, pero, también, con mucho cariño.


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