El cine del griego de Yorgos Lanthimos siempre ha sido un cine de la crueldad. El director suele plantear en sus películas una suerte de parodia de nuestra sociedad a través de la relación entre dos, o más, personajes. Se trata de una relación de poder, en la que uno de los personajes establece unas reglas cuya lógica se nos escapa y cuya desobediencia conlleva castigos terribles. Desde Kinetta (2005) y Canino (2009), Lanthimos es cruel también con el espectador: nos suele someter a argumentos herméticos, una puesta en escena fría y distante, y a momentos de violencia y sexo incómodos. Esa crueldad comenzó a suavizarse en Langosta (2015) donde el humor surrealista ayudaba a suavizar lo terrible de lo contado. Comenzaba así un proceso de ‘domesticación’ del griego, que le permitió llegar a públicos más amplios. Una evolución que culminó con La favorita (2018) y Pobres criaturas (2024), que contaron, además, con una potencia visual que envuelve en caramelo para la vista las corrosivas ideas del director. Alcanzado el reconocimiento mayoritario, Lanthimos estrena Kinds of Kindness (2024), con la que nos vuelve a azotar volviendo a sus orígenes. La película se compone de tres historias en las que, como siempre, la mencionada crueldad rige las relaciones entre los personajes principales. En el primer relato, el jefe que encarna Willem Dafoe le pide las cosas más extrañas al empleado al que da vida Jesse Plemons. Nunca llegamos a saber o entender qué lleva al protagonista a rendirle una obediencia extrema a su jefe, en una historia que incluye el catálogo habitual de Lanthimos: autolesiones, referentes culturales enigmáticos como Ana Karenina o la raqueta destrozada de John McEnroe, humor absurdo e interpretaciones distanciadas. Este primer segmento mantiene ese tono divertido de las películas más recientes de Lanthimos y es para mí el más divertido y gracioso del conjunto. En la siguiente historia, un policía, de nuevo Jesse Plemons, sufre por la extraña desaparición de su mujer, Emma Stone. El tono sigue siendo surrealista, pero la comedia se va tornando más y más negra, con momentos gore muy explícitos. De nuevo, un personaje se comporta cruelmente con otro: en este caso, el agente de policía parece paranoico y somete a su pareja a torturas indecibles al sospechar que se trata de una impostora. Por último, el episodio más hermético de todos coloca a Stone y a Plemons en la búsqueda de una joven que debe reunir determinadas condiciones, no sabemos muy bien por qué. Los dos personajes forman parte de una especie de secta liderada por un extraño gurú bisexual interpretado por Dafoe. Esta última historia es la más extraña y la más cruel, y contiene una escena difícil de digerir. Es importante destacar que en las tres historias de la película encontramos siempre a los mismos actores, Stone, Plemons, Dafoe, Margaret Qualley, Hong Chau y Mamoudou Athie, lo que añade una sensación de extrañamiento al conjunto, hecho reflejado en la promoción del film que presenta a los actores portando máscaras de sus propios rostros. Con Kinds of Kindness, Lanthimos nos arrastra de la carcajada al cine más chocante y depresivo de sus inicios griegos -apuntemos el cameo de Yorgos Stefanakos, amigo del director, en un papel mudo pero clave- aunque ahora los rostros de sus cuentos perversos sean los de estrellas de Hollywood. Pobre del espectador no avisado que vaya a ver Kinds of Kindness esperando una nueva Pobres criaturas.
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